Por Martín Redrado. China se convirtió, en los meses que van de 2003, en el cuarto cliente de la Argentina. Y la reciente visita del canciller Rafael Bielsa a esa nación podría abrir un nuevo —e insospechado— horizonte de crecimiento para las exportaciones. Para consolidar la relación se requiere un cambio de cultura empresaria: pensar en el largo plazo y en el equilibrio.
La Argentina avanza hacia un esquema de inserción económica internacional a partir del concepto de integración productiva con el mundo, en particular, con aquellos países que presentan un perfil de complementación comercial con el nuestro, es decir, que son importadores netos de nuestra oferta exportable. En este marco, la administración Kirchner posiciona hoy a nuestro país como una nación pluritemática, que presenta una amplia variedad de intereses en materia agrícola, industrial, de servicios e inversiones. Y que aplica un modelo de gestión publico—privado para salir al mundo en busca de acuerdos que, basados en la reciprocidad comercial, nos permitan diversificar las exportaciones y derramar sus beneficios sobre un sector cada vez mayor de nuestra economía. La reciente misión comercial a China, encabezada por el canciller Rafael Bielsa, con una nutrida presencia empresarial, constituye una muestra de este nuevo modelo exportador "en acción".
China ocupa hoy el cuarto lugar como destino de las ventas argentinas, detrás de Brasil, Chile y Estados Unidos. Durante los primeros diez meses del año, nuestras exportaciones hacia ese destino totalizaron 2.212 millones de dólares, mostrando un incremento del 105% respecto del mismo período del año anterior, mientras que las importaciones desde ese país alcanzaron los 448 millones —con un alza del 99%—, dejando un saldo positivo de 1.535 millones de dólares. En los últimos meses, como parte de una política de desarrollo de nuevos mercados, nuestra Cancillería cerró acuerdos comerciales con el país asiático en el rubro de lanas, tabaco y carne aviar.
La reciente visita contribuyó a consolidar el vínculo comercial con China, tanto en el orden sectorial como estratégico. En Beijing y en Shanghai, la delegación argentina trabajó en forma coordinada para lograr acuerdos que fortalecieran el concepto de una Argentina de intereses múltiples, con propuestas comerciales no sólo en materia agrícola sino también industrial —específicamente en los sectores de plásticos, aceros, vehículos utilitarios, biotecnología— y de servicios, como informática y turismo.
Como resultados inmediatos de este enfoque, se destaca el compromiso por parte de la Cancillería china de levantar las barreras que frenan el ingreso de cítricos, peras y manzanas (una medida que puede generar exportaciones argentinas por 100 millones de dólares) y el acuerdo respecto de la apertura de una consejería agrícola en Pekín desde donde la Argentina brindará asesoramiento a nuestros nuevos socios para mejorar su desarrollo y rendimiento agropecuario y podrá resolver, al mismo tiempo, eventuales problemas relacionados con los embarques locales de productos transgénicos.
Equilibrio y largo plazo
Desde el punto de vista estratégico, se han sentado las bases para construir una sociedad comercial de "largo aliento" con ese país, que constituye en la actualidad uno de nuestros socios más valiosos en términos comerciales. De allí que la principal apuesta de la Argentina se concentre hoy en consolidar un vínculo de características permanentes, orientado hacia el equilibrio, la reciprocidad y la convergencia de intereses, tal vez inspirado en el singular valor que la milenaria China le ha otorgado al concepto de "balance" a través de su historia y su filosofía, donde suele ser asimilado a la idea de "perfección". Este "equilibrio de fuerzas", opuestas y a la vez complementarias entre sí —al que debe tender toda acción humana de acuerdo con la tradición oriental— constituye un excelente objetivo estratégico en función del cual comenzar a construir una alianza comercial signada por la reciprocidad y la integración productiva en el largo plazo. Tanto las exportaciones a China como las de ese país hacia la Argentina crecieron en torno 130% en estos meses de 2003, lo que marca una tendencia que busca consolidarse durante los próximos años.
A los acuerdos entre los gobiernos se suman además los acuerdos establecidos por empresarios locales que integraron la misión y empresas chinas de primer nivel: el convenio de intercambio automotor, que permitirá a productores argentinos exportar 1.500 unidades de vehículos utilitarios; y la sociedad comercial entre laboratorios de ambos países para iniciar la producción coordinada de medicamentos para el tratamiento del cáncer, la hepatitis y las deficiencias en el crecimiento. Estas alianzas interempresariales se insertan en un esquema de integración productiva que comenzó a delinearse con los convenios ya suscriptos para montar una planta de termina ción de tubos de acero en el país e iniciar los primeros vuelos directos entre Buenos Aires y Shangai con escala en Pekín, cuya inauguración está prevista para fines de mayo o principios de junio de 2004, coincidiendo con la visita del presidente Néstor Kirchner a la tierra de Confucio.
Otros grandes rubros en los cuales se ha avanzado en las negociaciones son la informática —se estudian 25 proyectos de asociación entre empresas argentinas y sus pares en ese gran mercado de 1.250 millones de habitantes— y el turismo: la Argentina será incorporada en el selecto listado de países autorizados como destinos turísticos para los 22 millones de chinos que vacacionan hoy fuera de su país, una cifra que se estima rondará los 100 millones en 2010.
A través de un sector público que, como nunca antes, trabaja junto a los sectores privados para abrir y diversificar mercados, la administración Kirchner lanzó una nueva dinámica fundacional: el establecimiento de un país lanzado al mundo desde sus perfiles productivos, que gana espacios con agresividad comercial, para asegurarle a nuestra nación su definitiva inserción en la senda del crecimiento basado en los valores del esfuerzo y del trabajo.
Por Martín Redrado
Secretario de Relaciones Económicas Internacionales
Fuente Informe Mensual de Fundación Export•Ar