La biotecnología rosarina aplicada al desarrollo de semillas tiene un lugar en el mundo. La firma Relmó, dedicada al mejoramiento genético de los granos, colocó cultivares de soja modificados genéticamente en el mercado de Estados Unidos, tras un proceso de estudio y análisis del suelo de la zona este del país del Norte. La empresa es pionera en los procesos de mejoramiento genético en la Argentina (el actual presidente de la firma Julio Ferraroti recibió un reconocimiento de la Asociación de Productores de Siembra Directa, Aapresid, por este mérito), y está embarcada en un programa de internacionalización que incluye el otorgamiento de licencias en diversos países.
El proyecto de vender cultivares en el exterior comenzó a principios de los 80, en Sudáfrica, tras la firma de un acuerdo con una firma local cuando ese país liberó, en esos años, la comercialización de las variedades RR.
De esta forma desarrolló una especie del ciclo VI que posteriormente se amplió a otros países del sur de Africa.
"Los procesos de investigación de los nuevos productos llevan entre 8 y 10 años. Una vez que logramos los prototipos comienza la etapa de evaluación de las semillas en el terreno, se firman convenios y nosotros cobramos las regalías por las áreas sembradas", explicó el actualmente vicepresidente de Relmó, Julio Ferraroti (h.).
En efecto, el departamento de desarrollo, instalado en la localidad de Maciel, lleva adelante un programa de evaluación que incluye el comportamiento sanitario, potencial, estabilidad, rendimiento y calidad industrial, adaptadas a diversas zonas agrícolas.
Adaptación
El proceso de ganar nuevos mercados tuvo su punto más interesante el año pasado cuando variedades locales fueron sembradas en la zona este de Estados Unidos. El proceso comenzó en el año 1995 con la conducción de ensayos que derivó en el hallazgo de materiales de soja que se adapten al terreno norteamericano.
"Ellos tienen un gran desarrollo de grupos I al IV de madurez y casi no hay desarrollo ni público, ni privado para los ciclos más largos. Este fue nuestro nicho de trabajo que, hasta el momento, dio resultados más que satisfactorios", comentó Ferraroti.
Las semillas rosarinas comenzaron a ser utilizadas en la campaña del pasado año y fueron comercializadas por una empresa estadounidense.
"Llegar a EE.UU. con nuestras variedades constituye un paso importante, debido a que históricamente la Argentina es tomadora de tecnología de ese país", subrayó.
El proceso de internacionalización se está ampliando a Canadá (la empresa trabaja en el desarrollo de variedades de trigo), así como también en algunos países limítrofes como Brasil, Paraguay y Uruguay, en cuyos suelos la empresa también realiza experiencias de adaptación de semillas. Algunos de los programas de trigo son desarrollados en forma asociada con otras firmas del exterior. En soja, producen variedades convencionales y resistentes al glifosato.
Para los titulares de la empresa, las variedades que se colocan en el mercado "son fruto del mejoramiento de la productividad".
Asimismo, introdujo en el mercado local el concepto grupo de madurez para calificar cultivares de soja que perteneciendo al grupo IV, largo, en tanto que avances en trabajos vinculados con la termofotoperiódica permitió la creación de una estación completa de crecimiento.
Por Walter Gasparetti
Fuente Diario La Nación