Si observamos los números de la balanza comercial argentina, veremos que nuestras exportaciones siguen teniendo en su composición una fuerte presencia de productos básicos así como una pobre participación de productos semielaborados, en tanto que los productos con valor agregado solo alcanzan el 9 % del total.
Por otra parte, al analizar la cadena de sobreprecios de los productos de consumo en el rubro alimenticio, donde Argentina tendría ciertas ventajas comparativas, veremos que del valor que el consumidor paga por un producto, el productor recibía, a finales de la década del 80 un 32 %, en tanto que hoy recibe apenas un 21 %, es decir que en 10 años ha sacrificado un 10 % a favor de los que agregan valor y arman los precios comerciales.
Asimismo, si miramos las cifras del comercio mundial, veremos que la tendencia es a la declinación de los productos primarios frente a los de valor agregado. Así como bajan los productos en relación con el crecimiento del rubro servicios, y los alimentos genéricos retroceden respecto de los productos diferenciados por calidad, envase, marca, origen, y otros atributos que no disponemos o no queremos incorporar.
Hay una gran diferencia en la comercialización de productos básicos o primarios, a los que se denomina commodity, y de los que Argentina sigue siendo exportador, y la de los productos terminados o de valor agregado, pero la principal diferencia es quien queda con el mayor margen comercial y la inseguridad por el no poder manejar factores de producción además de la falta de lealtad de los compradores.
La Producción de básicos, principalmente se basa en la disponibilidad abundante de materia prima, generalmente estacional, lo que genera altos costos fijos, materia prima de calidad, para disponer de un buen producto final, mano de obra calificada aunque estacional, es decir que competitivamente al producir estos bienes no estamos en condiciones competitivas frente a productores seriados que de ninguna manera dependen de la estacionalidad.
En consecuencia, la competitividad exportadora argentina estaría dada por una decisión de quebrar la conducta de producción de productos sin valor agregado y comenzar pensar a en la provisión de bienes finales, comprometiéndose con procesos productivos industriales.
En caso de no aceptar el reto las exportaciones continuaran perdiendo valor relativo frente a los bienes industriales que compramos al exterior.
Por Carlos Ledesma
Fuente Diario La Razón