Lamborghini, Ferrari y Maserati eligieron la Argentina como país proveedor de cueros para tapizados de sus autos de lujo. Con este objetivo, un enviado de las terminales más lujosas del mundo viajó la semana pasada a Buenos Aires y mantuvo reuniones con varios empresarios locales.
El pedido fue claro: 800 mil cueros anuales, completos y curtidos, por los que pagarán u$s250 por unidad, cifra escalofriante, teniendo en cuenta que un novillo cotiza en promedio u$s 300.
La oferta dejó a los curtidores locales en stand by. Es que el grueso de las curtiembres que operan en el mercado marcan a fuego los animales en el lomo para identificarlos, depreciando de modo irreversible el valor del cuero. A esto hay que sumarle las marcas por maltratos del animal entre el campo y el frigorífico, y por efecto de garrapatas y heridas de púas. Otro revés que deberán sortear los itali
anos es la escasez de cueros en la Argentina, consecuencia directa de la caída del volumen de faena, que alcanzó 11,4 millones de cabezas en el 2002 contra casi 17 millones a fines de la década del ’70.
La propuesta de negocio se hizo escuchar en el Frigorífico Pilar, perteneciente al Instituto Rosenbusch, líder en trazabilidad individual en el mundo. Pero la compañía, que tiene sólo 57 mil animales para faena, no está en condiciones de responder en volumen, aunque sí en calidad, ya que incentivan a los peones para que marquen a los animales en la quijada, sin afectar la calidad del cuero. El incentivo es económico, ya que una vez comercializado ese cuero le pagan un porcentaje a todos los actores de la cadena que intervinieron en el cuidado del animal.
Negocio en duda
“La presión de la demanda no genera más oferta, porque en Argentina no se mata la vaca por el cuero sino por la carne”, dijo a Infobae el presidente de la Cámara de Industrias Curtidoras Argentinas, Eduardo Wydler.
“Es muy raro que puedan cerrar ese negocio en la Argentina, porque nuestros cueros tienen muchas marcas, estamos acostumbrados a recortarlos para hacer manufacturas, desechando las partes afectadas”, admitió un empresario de una de las curtiembres más importantes del país.
La Argentina exporta u$s900 M anuales en cueros, de los cuales u$s600 M corresponden a cueros terminados y el resto a manufacturas, que son las que generan más divisas y mano de obra.
En este sentido, Widler destacó que la única manera de responder a ese pedido sería entregando la manufactura terminada, no el cuero entero. “Podemos ofrecer tapizados terminados, con lo que se generará mano de obra y más rentabilidad del negocio”, señaló el representante de los curtidores. De hecho, Argentina es un jugador relevante a nivel mundial en exportaciones de tapicerías. Sólo en el 2002 se exportaron u$s200 M en este rubro.
En el sector el temor es que por esta falta de política de cuidados de cueros las empresas desvíen sus inversiones a Brasil o países asiáticos, en donde se trabaja fuerte para abastecer este tipo de demanda.
Fuente Diario InfoBae