Sin duda que para proyectar el desarrollo exportador de algunas empresas cordobesas hubo un denominador común que alentó al proceso: la salida de la convertibilidad económica. Uno de los ejemplos más evidentes es el del Laboratorio de Hemoderivados de la Universidad Nacional de Córdoba, que durante el año en curso cuadruplicó el volumen de las exportaciones de inmunoglobulina endovenosa, su producto de mayor valor agregado. Además, sumó a Guatemala y Ecuador a la lista de mercados internacionales con los que ya operaba, como son: Uruguay, Chile, Paraguay, Bolivia, Perú, República Dominicana y Venezuela.
Para María José Manfredi, gerente de Marketing de la empresa, «desde hace unos años comenzamos a ampliar nuestra política exportadora pero, fue a partir de la crisis de Argentina del 2001, que empezamos a plantearnos la necesidad de vender afuera para tener una garantía de pago». La referente de Hemoderivados consignó que «mientras que acá se habían cortado las cadenas de pagos o los plazos eran cada vez más largos, nosotros comenzamos a vender afuera y, de esa manera, lográbamos mantener en funcionamiento la planta».
No obstante, indicó que «el fin perseguido no es sólo generar recursos sino definir una línea de trabajo y un ajuste de costos. Manfredi hizo referencia a que «la posibilidad de exportar trae aparejado el cumplimiento de normas internacionales muy estrictas de producción y calidad, que nos obligan permanentemente a ajustar nuestro proceso de competitividad».
Para el Laboratorio de Hemoderivados «el techo de producción está dado por el abastecimiento de la materia prima». Cabe destacar que acceden al plasma a través de la sangre donada voluntariamente y ello resulta una limitación para poder seguir creciendo.
De hecho, la mercadería enviada a Uruguay y Chile es el resultado de una retribución por el intercambio de plasma. Incluso, actualmente el Laboratorio está explorando los mercados de Brasil y México, aunque la Gerente de Marketing sostuvo que «son mercados muy grandes a los que nos resultaría muy difícil poder abastecer completamente y, por ello, estamos tratando de abarcar regiones determinadas».
En agosto, el Laboratorio de la UNC inauguró la primer planta procesadora de tejidos, que tiene mucho potencial para exportar. Abocados al reemplazo óseo, trabajan juntamente con los profesionales del Hospital Córdoba para poner a punto el proceso productivo y ya tienen demandas concretas en Argentina y del exterior.
Fuentre Diario La Mañana de Córdoba