En 1993, Jessica Trosman se adentró en el mundo del diseño de indumentaria, y desde entonces trabajó para varias marcas hasta consolidar Trosman, una empresa que en la actualidad factura 2.000.000 de pesos y exporta el 50% de su producción. Su apellido se hizo conocido en el mundo de la moda cuando, junto a Martín Churba, creó la marca Trosman-Churba, que lideró la movida del diseño argentino de ropa con valor agregado que hoy se expone en constantes ferias y muestras que se realizan en Palermo y Recoleta, entre otros barrios.
La empresaria se separó de su colega a principios de 2002 y lanzó Trosman, una firma de indumentaria para hombres y mujeres "modernos". Jessica conservó los locales que mantenía junto a Martín y compró su parte del negocio.
"Arranqué hace diez años haciendo algunas prendas para la marca Ona Sáez. Y como siempre supe que la movida del diseño estaba en Nueva York, me las ingenié para establecer contactos y mandar ropa allá. Había vivido 10 años en Estados Unidos y tenía idea de cómo ir avanzando. Después nos juntamos con Martín, y ahora volví a estar sola, pero sigo buscando mercados en el exterior", destacó la emprendedora, que estudió diseño en Miami.
Estilo unificado
"Estar sola -continuó- me permitió unificar el estilo de las líneas. Estamos haciendo ropa bien moderna. También armé un equipo de gente espectacular, hay más plata y menos problemas. Yo sé delegar y pongo mucho énfasis en contar con un buen equipo que pueda mantener la empresa mientras yo recorro países en busca de compradores. Es un equipo que le da valor agregado a la empresa."
La firma cuenta con tres locales propios, comercializa las prendas en el exterior por medio de grandes tiendas y se prepara para abrir franquicias en Japón. "Teníamos con Martín una franquicia en España, pero no funcionó porque el mercado español no se adecuaba a las tendencias modernas y los franquiciados nos debían plata. Así que cuando nos separamos decidí hacer a un lado ese mercado", recordó.
"Ahora miramos a Japón, que es un mercado que creció muchísimo. Hoy nuestros envíos a ese destino equiparan a los que realizamos a Estados Unidos", destacó Trosman, que forma parte de la red de emprendedores Endeavor, la fundación que promueve el entrepreneurship en el mundo.
Si bien parte de los clientes extranjeros los obtuvo junto a Martín, la emprendedora consiguió ir más allá y con el nombre de Trosman consiguió volver a los mercados de Hong Kong y Londres. Sus colecciones también se pueden encontrar en Arabia Saudita, Kuwait, Italia, Francia, Bélgica, Alemania, Suiza y Austria.
Expansión
En octubre, la marca presentó en el consulado argentino en Nueva York la colección verano, que fue comprada por tiendas de la talla de Saks Fith Avenue (New York), Villa Moda (Kuwait), Mercury (Moscú), Bus Stop (Tokio), Kakiuchi (Osaka) y Barneys (Nueva York).
La estrategia fue presentar una única gran colección con varias líneas que se adecuan a determinados mercados. "Los países son diferentes. Hay cosas que se venden muchísimo en Japón, pero no hay forma de venderlas en Estados Unidos, y viceversa. Hay estilos y costumbres que respetamos", señaló.
A la hora de evaluar el crecimiento de la firma, destacó: "No es fácil exportar y tampoco posicionar una marca. Hay que invertir mucho y a veces el capital no está disponible. La gente del consulado argentino en Nueva York se portó bárbaro y nos ayudó a mostrar la colección; ésas son las cosas que deben destacarse". Trosman está en conversaciones con inversores, "y probablemente de acá a tres años tenga locales propios en el exterior", pronostica la diseñadora. "Mientras tanto, prefiero el tema de las franquicias en Japón, porque éste es un negocio en el que no te podés quemar; no podés andar abriendo y cerrando locales todo el tiempo porque perdés", concluyó.
Por Mercedes García Bartelt
Fuente Diario La Nación