Rusia siente ahora predilección por las frutas argentinas. Este mercado se transformó en lo que va del año en el principal comprador de peras y manzanas frescas argentinas con una participación del 33% sobre el total exportado que, en nueve meses, fue de 513.893 toneladas por 222 millones de dólares. De esta manera, la industria frutícola local, con base en las provincias de Río Negro y Neuquén, que concentran el 85% de la producción, desplazó a Chile y Nueva Zelanda como esenciales abastecedores de Rusia en contraestación.
En los últimos cinco años, la Argentina ganó terreno entre sus competidores al privilegiar los esfuerzos en ese mercado, cuando los otros países desconfiaban de la capacidad de pago de Rusia después de la crisis financiera de 1998.
"Nosotros confiamos y la verdad es que no nos han defraudado", expresó el presidente de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI), Roberto Isaac Garrido, respecto del comportamiento de los importadores rusos.
"Ahora debemos tener mucho cuidado porque ese mercado está en franco crecimiento y Chile lo sabe", advirtió el dirigente empresarial, aunque señaló que las ventajas competitivas de las frutas argentinas en cuanto a valores de los fletes y de los precios aún se mantienen.
En este contexto, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) indicó que los embarques de manzanas registraron el mayor crecimiento del sector frutícola en los ocho meses del año y se ubicaron un 25% por sobre las ventas del año pasado.
Un mercado en expansión
Al parecer, las frutas de pepitas -peras y manzanas- cuentan con un espacio cada vez más destacado dentro de la dieta de las poblaciones rusas cercanas al continente europeo. De modo que las empresas argentinas encontraron allí un nicho importante de ventas para reemplazar a Brasil, uno de los tradicionales compradores de estos productos argentinos. "Los brasileños se transformaron en fuertes productores de manzanas y, poco a poco, fueron perdiendo importancia para nuestro comercio", explicó Garrido y agregó que en los últimos años el principal socio en el Mercosur "aplicó barreras arancelarias para frenar el ingreso de frutas argentinas". Por eso las ventas de peras y manzanas a Brasil registraron este año una caída de casi un 50% respecto de 2002, según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos.
La fruticultura es uno de los sectores agroexportadores de mayor nivel de integración entre la producción y la industria. Sucede que buena parte de la cosecha se transforma en jugos frescos y concentrados, que se exportan primordialmente a los Estados Unidos.
La CAFI calcula que actualmente hasta un 50 por ciento de los fruticultores está asociado con alguna empresa de empaque o de producción de jugos. "En tanto y en cuanto el negocio funcione, será redituable para todos", concluyó Garrido.
Fuente Diario La Nación