El presidente Néstor Kirchner y su par brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva ratificaron la decisión política de trabajar mancomunadamente para fortalecer un Mercosur que pueda actuar como un bloque consolidado ante los organismos multilaterales e instancias como el ALCA y la OMC.
El denominado “Consenso de Buenos Aires”, que fue presentado por algunas fuentes oficiales como la contracara del Consenso de Washington, destacó además que “la administración de la deuda pública debe tener como horizonte la creación de riqueza y de puestos de trabajo” en ambos países.
A diferencia del acuerdo logrado en Washington, que impulsó la privatización y el libre mercado, Kirchner y Lula coincidieron en que “el flagelo de la pobreza no se resuelve con planes asistenciales” y se comprometieron a “impulsar todas las acciones necesarias para disminuir las elevadas tasas de desocupación”.
“Hemos avanzando en el concepto y la visión que tenemos que tener desde el Mercosur con el trato de todos los organismos multilaterales”, sostuvo Kirchner tras la firma del acuerdo, realizada en el Salón Blanco de la Casa Rosada.
El jefe de Estado precisó que el bloque económico sudamericano debe moverse en el mundo “con equilibrio y rumbo” y destacó la necesidad estratégica que implica la construcción de “un bloque de poder latinoamericano”..
Apuesta
“Apostamos fuertemente al Mercosur y con mucha fuerza a la relación interbloque con el resto del mundo”, enfatizó Kirchner, y en el misma sintonía Lula ponderó las ventajas de trabajar en forma “conjunta en todos los foros internacionales”.
Lula fue tajante al explicar la trascendencia del Consenso de Buenos Aires y aseguró que el compromiso para desarrollar acciones conjuntas “no es más una promesa”.
“Argentina y Brasil juegan un papel de tamaña responsabilidad en el sustento del Mercosur, en la integración de América del Sur y en las conquistas que podamos hacer en los organismos multilaterales, sobre todo en el ALCA y la OMC”, afirmó el brasileño.
En el documento, integrado por 22 puntos, se observó la necesidad de abordar la problemática del desempleo y la crisis alimentaria que afecta seriamenta a ambos países.
“El flagelo de la pobreza no se resuelve con planes asistenciales”, enfatizó Kirchner, y dijo que a su Gobierno y al de Lula les toca “dar el combate para impedir la profundización de la pobreza, el crecimiento de la desnutrición, el desempleo y la desigualdad social”.
Los presidentes y los responsables de las distintas áreas firmaron además un memorandum de “Entendimiento para la creación de la Comisión Permanente de Monitoreo del Comercio entre Argentina y Brasil”.
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También suscribieron una declaración sobre el agua y la pobreza y modificaron el Acuerdo de facilitación de actividades empresariales.
Los compromisos bilaterales incluyeron la firma de acuerdos sobre simplificación de Legalización de Documentos públicos; de cooperación entre las autoridades de Defensa de la Competencia en la Aplicación de las Leyes de competencia y un tercero referido a los sistemas de control sanitario y fitosanitario.
Antes de la ceremonia pública y la firma de los documentos, Kirchner y Lula se reunieron en forma privada, mientras que los funcionarios de ambos gobiernos hicieron lo propio en el Salón Sur.
La comitiva de Lula estuvo integrada por los ministros de Relaciones Exteriores, Celso Amorim; de Hacienda, Antonio Palocci; de Justicia, Márcico Bastos; de Transportes, Andersson Adauto; de Agicultura, Roberto Rodríguez; y de Minas y Energía, Dilma Rousseff.
Por el lado argentino estuvieron todos los funcionarios del Gabinete salvo los ministros de Justicia, Gustavo Beliz, y de Salud, Ginés González García.
Lula inició su actividad oficial de la jornada en la residencia del embajador brasileño, donde recibió a seis alumnos de tercer grado de escuelas plurilingües con especialización en portugués, con quienes el mandatario habló en su idioma.
Luego se trasladó hasta la Plaza San Martín, donde le rindió homenaje al Padre de la Patria colocando una ofrenda floral en el monumento situado en la zona de Retiro.