Vinos con Ritmo es el slogan que engloba a la serie de degustaciones, exhibiciones de tango, competencias en los medios de comunicación y promociones de todo tipo con los que Argentina apuesta fuerte para introducir su producción vitivinícola al mercado de británico. Sí, setiembre ha sido declarado este año en el Reino Unido el mes de los vinos argentinos.
El país ha entrado al Reino con buena estrella. La mayoría de los supermercados y licorerías han adornado sus locales con una temática de vinos argentinos. Y los CEO de las grandes bodegas, como Michael Halstrick, de Norton; o José Zuccardi, de Familia Zuccardi, despliegan sus comentarios en diarios y revistas inglesas, los que también han incluido a Chandon, Terrazas, Peñaflor, Finca las Moras, Michel Torino, Trapiche y Santa Ana.
La campaña es inmensa. De hecho, representantes del sector lanzaron una fuerte operación de prensa. Durante todo setiembre, radios como Capital Gold, GWR Bristol y Clyde FM, de Glasgow, organizaron concursos —con degustaciones en vivo y en directo—, cuyo premio puede ser desde un viaje a Buenos Aires a una gran noche al estilo argentino. Por si ello fuera poco, varios festivales en varias provincias británicas han sido auspiciados por los productos argentinos.
Desde Londres, la manager de la campaña, Jo Mason, comentó a través del sitio en Internet que informa sobre el evento que el objetivo este año es "maximizar el apoyo a la Argentina y convencer a los compradores de que Argentina es seria respecto al mercado británico". Así, los organizadores del evento esperan que las ventas de los vinos criollos en el Reino Unido aumenten este año un 13% respecto a 2002.
No será fácil, comentaba esta semana con cierta ironía —y poca simpatía— el diario británico The Observer. En primer lugar, los argentinos no cuentan con un mercado masivo de marcas y sí, paradójicamente, con un "exceso de estilos de vino que básicamente confunde a los consumidores".
En tercer lugar, opinó The Observer, el país tiene mala fama, lo que lo convierte en blanco del oprobio de los medios. Esto se debe en parte —comentó el periódico— a la ocupación argentina de las islas Malvinas que, en 1982, desató la guerra con Gran Bretaña. Y también, insólitamente, a rivalidades futboleras.
Pero todo es una cuestión de tiempo. Una de las ventajas argentinas, explicó The Observer, es que son vinos que pueden seducir al paladar inglés, acostumbrado a la uva australiana. Provienen de climas fríos, de viñedos ubicados en la altitud andina, lo que da por resultado cada vez más refinados tintos como blancos. Son vinos frutales y con mucho cuerpo. Además, otra cosa que los británicos tienen muy en cuenta al hacer negocios es que, tras la devaluación, el mercado vitivinícola argentino goza hoy de una gran flexibilidad, a precios competitivos.
Fuente Diario Clarín