Cada vez se fabrican más programas de software en la Argentina. La aparición de nuevas firmas comenzó a notarse en vísperas del año 2000.
Antes de la devaluación, se estimaba que la producción ascendía a 4.000 millones de dólares al año (se incluían, también, el hardware, los servicios y los insumos), pero posteriormente se redujo a un tercio. Llegó a ocupar a 25.000 personas (más que la industria automotriz).
Poco se menciona el programa de apoyo a la tecnología informática “Argentec”, lanzado por Duhalde en noviembre del 2002, ante la certeza de que era “un nicho productivo no tradicional y de alto valor agregado” que convenía impulsar con gran fuerza, mediante empresarios con vocación innovadora y emprendedora y miles de profesionales con alto nivel científico y tecnológico.
Hasta se previeron recursos y condiciones mínimas para incentivar las inversiones privadas y la sinergia necesaria con el sector público.
“Argentec” desencadenó cuestionamientos empresarios y dudas respecto de dónde saldrían los fondos, más cuando se aguardaban los tratamientos parlamentarios de dos proyectos de ley, aún pendientes:
* El de promoción de software. Si el Senado de la Nación declarara la actividad como una industria, permitiría a las empresas sectoriales desgravar el impuesto a los ingresos brutos.
* Otro, emparentado, en la Cámara de Diputados de la Nación, destinado a promover tecnologías de información, que reduciría las alícuotas del impuesto a las ganancias y el IVA, autorizaría la contratación eventual de profesionales en forma independiente -para que la Administración Federal de Ingresos Públicos no los considere en una relación de dependencia encubierta-, desgravaría las inversiones en investigación y desarrollo y concedería estabilidad fiscal por 10 años.
La entonces Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y la Cancillería, detectaron 78 firmas de base tecnológica en condiciones de exportar, pertenecientes a los sectores de la informática y la química fina, biotecnología, equipamientos tecnológicos y electrónicos, nuclear y nuevos materiales. La estimación fue superada.
No obstante, la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos calculó, a fines del año pasado, que había 255 empresas software, “call centers” y otros servicios tecnológicos, que exportaron por 200 millones de dólares. Duplicaron así los niveles del 2000 y treparían a 300 millones en el 2004.
Las dificultades para cuantificar las exportaciones fueron advertidas por el consultor Enrique Carrier. “No se trata de productos como vacas o muebles -comentó-. Muchas veces los programas viajan dentro de una caja o de una solución específica, que se vende como un paquete”.
La Fundación Export.Ar, a su vez, destacó que las soluciones tecnológicas demostraron ser un medio dinámico capaz de adaptarse a diferentes ámbitos y situaciones. Desde esa perspectiva, el cambio de contexto interno y el alto valor agregado en horas-hombre y capacitación, hacen que el sector sea uno de los que tienen mayores perspectivas de crecimiento.
La Secretaría de Desarrollo Económico del gobierno porteño promovió la creación de los grupos de producción y exportación (GPE) y surgieron polos que nuclean a firmas en Córdoba, Rosario y, últimamente, Tandil.
Pese a lo expuesto, ciertas empresas advirtieron acerca de las dificultades para detectar o conquistar mercados externos, financiamiento, escala, cultura vendedora y aseguramiento de la calidad para productos y servicios.
En la actualidad se contarían más de 70 productos tecnológicos argentinos exportables, según la CESSI, entre los que se destacan los software de base y las aplicaciones (contables, de gestión empresaria y de salud) para los sectores bancario, financiero, comercial, agroindustrial y supermercadista, entre otros.
Si bien existen recomendaciones para trabajar de acuerdo con normas de calidad imprescindibles para registrar los nuevos software y exportar, se reconoció que tras la devaluación del peso se encarecieron las importaciones de insumos y productos y disminuyeron las ventas internas. Surgieron oportunidades, sí, para intensificar las ventas al exterior, por los costos más bajos y las ventajas competitivas del país (lenguaje, creatividad y “know how”). Hubo quienes pensaron en que podrían hacer negocios como los de la India (en 1991 exportó software por 150 millones de dólares y estaría llegando a 10.000 millones), Irlanda, Israel e Islandia.
En términos generales, los sistemas de mantenimiento de web, software a pedido y los servicios son los rubros que más se ubican afuera. Ocupan a más de 3.000 programadores, muchos con formación universitaria, cuyos salarios en dólares son inferiores a los pagados en los Estados Unidos (la hora-hombre oscila aquí entre 7 y 10 dólares y supera allá los 50).
La industria más que cuadruplicaría su crecimiento hacia el 2006, siempre que disminuya la tasa de productos ilegales o casos de piratería, que trepa al 62%. El estudio de la consultora IDC, presentado por Software Legal (asociación sin fines de lucro dedicada a la defensa de los derechos de la propiedad intelectual), pronosticó, además, que para ese año la facturación ascendería a 3.600 millones de dólares y daría lugar a 4.400 nuevos puestos directos.
PorMiguel Angel Fuks
Cómo se encara la búsqueda de mercados extranjeros
Exportadores de software coinciden acerca de la siguiente clasificación en 3 grupos: una docena son subsidiarias de multinacionales, que producen desde la Argentina para las casas matrices (IBM, Motorola, Oracle, NEC, Ericsson, Indra y Siemens); una treintena pertenece a capitales argentinos o extranjeros aquí radicados, y entre 120 y 150 efectúan operaciones más o menos esporádicas. Un relevamiento incompleto de “Río Negro” permitió trazar el siguiente cuadro de situación.
* ARConsortium (Engimatic, Leviminod, Scarpa, Tesys- Oys y TGV). Se asociaron para formar una fábrica de software para la región y el mundo.
* Autológica. Desde Rosario (Santa Fe) se especializó en software de gestión administrativa y contable, como los destinados a concesionarias de automotores y de maquinaria agrícola. A fin de año iniciaría operaciones con los Estados Unidos y Sudáfrica.
* Cesvi Argentina. Centro de experimentación e investigación que vincula el negocio automotor con el de seguros; exporta su software de gestión de siniestros a Uruguay, Paraguay, Perú y El Salvador.
* Codes (Consultoría y Desarrollo de Sistemas). Está insertándose en el exterior con “Audicall” (solución para el manejo de clientes que funciona directamente sobre Internet) y “NetFollower” (evalúa la atención en “call centers”).
* Digicard Sistemas (ex Longoni). Organiza la distribución en América Latina para proveer a empresas de sistemas integrales de controles de acceso y de horario y asistencia, que establecen una interfase directa con las liquidaciones de haberes.
* EDS. Capítulo local de la norteamericana Electronic Data Systems -factura anualmente 21.500 millones de dólares-, exporta el 20% de sus soluciones a compañías mundiales y evalúa instalarse en Córdoba, La Plata y Mendoza, en principio con 150 personas.
* Grupo Exportador de Tecnologías de Información. Despliega desde Rosario acciones que antes acometían individualmente sus 10 integrantes (Asist, Tesis, Consultar, NeuralSoft, Openware, Suasor, SPcom, Los Graneros, COA y K Soft). Apunta a las naciones limítrofes, España y Japón.
* IBM Argentina. Exporta el 25% del software preparado en Martínez (Bs.As.), donde invirtió 50 millones de dólares. Lo hace a sus filiales en México, Uruguay, Chile, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Colombia y Paraguay y a destinos menos previsibles: Estados Unidos, España, Italia, Turquía, Grecia y Hungría.
* Idea Factory (del grupo BGH). Con la Universidad Nacional del Centro acordaron realizar un nuevo polo de desarrollo en Tandil (Buenos Aires).
* Microsoft Argentina. Cabecera de la región sur (abarca también Uruguay, Paraguay, Chile y Bolivia), aplicará programas de soporte técnico, capacitación y desarrollo de personal.
* Motorola. Tras firmar un convenio con la universidad nacional de Córdoba, instaló un centro de producción en la provincia.
* NEC. La subsidiaria de la trasnacional del Japón impulsa el “gobierno electrónico”, o sea, redes para distintas funciones (como salud y seguridad). Con Comsat y Microsoft ganó en San Luis la licitación de la “autopista de la información” (68,9 millones de dólares).
* Progress. La filial local creó un centro para exportar desde la base de datos hasta el servidor de aplicaciones y las herramientas de integración con otro software. Vendió al exterior con sus empresas asociadas y clientes.
* Prominente. Abrió una sucursal en Houston (Estados Unidos), con la denominación Pectra Technology, que opera a través del distribuidor Productivity Center, para colocar, inicialmente, un software para la administración de procesos de negocios.
* Sisat. Acordó con Cisco para crear software destinados a las centrales telefónicas IP.
* Siemens Itron. La alemana Siemens compró el 40% que tenía el grupo Macri. Colocará soluciones informáticas en la Argentina y Brasil.
* Synapsis (consultora en tecnología del grupo Endesa). Desde aquí atiende negocios en Paraguay y Uruguay. Invirtió 8 millones de pesos en dos fábricas, una de programas y aplicaciones para empresas y soporte técnico para las operaciones del grupo en América latina y otra, de un sistema de gestión de red eléctrica.
Fuente Diario Rio Negro