Rio Negro. La producción de hongos comestibles puede parecer para muchos una actividad poco común o escasamente conocida, sin embargo en esta región patagónica se realiza desde hace más de diez años y hoy muestra un costado novedoso dentro de la canasta de productos alternativos para exportar.
Si bien para el paladar argentino los hongos distan de ser uno de los platos preferidos, su comercialización encuentra un interesante nicho en el mercado interno -pese a que aún cuesta afianzar su inserción- y, por otra parte, son muy requeridos en el resto del mundo.
Dentro de la experiencia regional, aún las escasas cantidades de producción no permiten ir hacia la conquista de mercados internacionales, pero los volúmenes obtenidos crecen año a año.
Según datos brindados por la Cámara Patagónica de Productores de Hongos, en el 2001 se logró -entre más de una veintena de emprendedores- una cosecha que rondó los 20.000 kilos de este producto en fresco y este año la producción va camino a duplicarse.
En materia de hongos, la “vedette” en la región es la variedad “pleurotus”, cultivada sobre madera, y también se están realizando experiencias con otras especies, como el “shii-take”.
“El de pleurotus es un cultivo extensivo y semiprotegido. Es bastante diferente a lo que se hace en el resto del mundo, porque en general se realizan cultivos intensivos en invernaderos y sobre compuestos. Pero nuestro sistema es particular porque lo hacemos sobre madera y al aire libre, lo que nos permite obtener calidades diferenciales”, explicó Miguel Ramos, productor de Vista Alegre y titular de la cámara, que nuclea a más de 25 productores en Río Negro y Neuquén.
Este producto puede ser comercializado en fresco o deshidratado (a su vez, entero, fraccionado, molido o en polvo).
Si bien hasta el momento la mayoría de quienes estaban en el negocio realizaba el proceso de secado al sol, la cámara ya cuenta con un horno industrial, que inaugurará esta temporada, y que tiene un capacidad de secado de más de 600 kilos por día.
“En el país hay poca costumbre de consumir hongos y, a pesar de que está evolucionando favorablemente, llegar a los niveles europeos nos va a llevar mucho tiempo”, opinó Ramos, quien junto con su esposa Mercedes Rozas fueron pioneros en la zona.
En Europa se calcula un consumo promedio de ocho kilos por persona por año. Aquí ni siquiera hay estimaciones.
El cultivo del pleurotus -cuyo principal productor mundial es Italia- puede realizarse sobre sustrato o madera.
La producción sobre troncos es de calidad óptima, se comentó, pero es estacional, esto significa que sólo se cuenta con hongos frescos en el otoño y en la primavera. El resto del año se comercializan deshidratados o en conservas.
La principal diferencia entre ambos métodos radica en que la producción sobre sustrato es continua a lo largo del año, pero requiere inversiones iniciales mucho más onerosas.
“Buscamos diversificar variedades para extender las épocas de producción, estamos trabajando con cepas autóctonas y cepas de clima de transición que fructifican en diferentes climas. Esperamos poder extender este ciclo”, confió Ramos.
El manejo de esta actividad no es sencillo, contempla diversas fases que van desde la siembra y la incubación hasta la fructificación, advirtió el productor.
Además, siempre hay que tener en cuenta que el cultivo debe ser planificado en cada temporada, porque éste sólo dura entre tres y cuatro años.
Escala productiva
Ante la consulta sobre qué se necesita para comenzar a producir, desde el ente patagónico se recomendó, para el desarrollo de una actividad económica viable, el cultivo sobre madera en una escala mínima de entre 4.000 y 5.000 troncos, sobre los cuales realizar la primera siembra. Esto otorgaría un rendimiento de 5.000 kilos por año.
Tal proporción “permite vivir, vender, poder contratar mano de obra, pagar los gastos y queda una rentabilidad interesante”, sostuvo Ramos.
Según se indicó la inversión inicial ronda los 30.000 pesos.
Pero para mantener el negocio, se dejó sentado que la idea que se debe tener en mente, sí o sí, es “planificar” el cultivo a fin de asegurar la evolución.
Si bien los valores obtenidos en la comercialización -en la región se venden en supermercados locales y cadenas regionales- no varían demasiado respecto de fresco o seco, la ventaja es que el hongo deshidratado puede alcanzar otras proyecciones de destino porque el fresco dura muy poco. “Puede durar apenas unos 15 días en frío”, se apuntó. El kilo de fresco ronda los 12 pesos más IVA.
En el plano de las exportaciones, desde la región todavía no se han realizado envíos al exterior “porque no hay cantidad”, aunque esta meta ronda la cabeza de los emprendedores.
Para el 2004, con la infraestructura montada, se espera cuatriplicar la producción actual. “Tenemos una problemática inversa a la del resto de los productores, no tenemos productos para la gran demanda que hay (en el mundo), a pesar de que acá vender es una cosa laboriosa porque no es un producto de consumo masivo y no está preparado para una franja de clientes de bajo nivel adquisitivo”.
Ocurre que, tanto en esta actividad como en otras, hay una realidad, opinó el productor: “los hongos nunca van a ser baratos porque producirlos cuesta mucho dinero”. (AA)
Detalles que no se pueden dejar de lado
* El manejo del cultivo posee un importante grado de complejidad: se requiere capacitación desde el inicio.
* El comienzo no es barato: una inversión mínima gira en torno de los 30.000 pesos.
* Es un producto que cuesta insertar en el mercado interno: está dirigido a consumidores con cierto poder adquisitivo. Además, “es dificultoso vender a nivel interno por la iliquidez que hay y el problema por los cobros”.
* El cultivo de hongos presenta en el primer año la mayor producción, pero luego decae. Dura entre tres y cuatro años, por eso “es indispensable planificar un crecimiento con reinversión de fondos del primero hasta el tercer o cuarto año para mantener la máxima capacidad instalada”, se apuntó.
* En una hectárea pueden entrar hasta 35.000 troncos para realizar la siembra, los cuales en producción permiten lograr un rendimiento de alrededor de 35.000 kilos durante el primer año.
* Los procesos deben ser muy cuidadosos para evitar la aparición de plagas: los hongos no se pueden fumigar y si están enfermos la pérdida es total.
* Los hongos son de veloz crecimiento: “uno de los beneficios que tenemos es que crecen muy rápido, a lo mejor de botón que tiene dos milímetros a un hongo grande de 15 centímetros crecen en 48 horas”.
* En la región se pueden adquirir las semillas a un costo relativamente bajo (unos 6 pesos por kilo) y también la madera de álamo es accesible.
* Es una actividad con posibilidades de inserción en los mercados internacionales.
* Posee una rápida entrada en producción, pero los beneficios comienzan a verse recién a mediano plazo.
Fuente Diario Rio Negro