La Argentina necesita cuatro años de dólar alto y estable, y de prudencia y solvencia macroeconómica, para que comiencen a verse claramente los efectos de los cambios de precios relativos en el comercio exterior, explica un experto de la Cancillería. Renunciar al Mercosur sería una locura. Hernán Lacunza es un erudito en comercio exterior. Dirige el Centro de Economía Internacional, dependiente de la Cancillería, que se encarga del diseño y estudio de estrategias para la inserción internacional y el desarrollo de mercados para nuestras manufacturas. Desde esa atalaya, Lacunza conjetura que "tener solamente un tipo de cambio alto no garantiza absolutamente nada. Para construir un modelo exportador hay que tener un dólar alto pero estable, acompañado de un orden macroeconómico con políticas fiscales y monetarias consistentes por cuatro años por lo menos".
- Realmente, ¿la devaluación sirvió para exportar más?
- Cuando se devalúa la moneda, y si se mantienen todas las demás variables constantes, los bienes de ese país son más baratos en términos internacionales y los bienes extranjeros son más caros, de modo que el resultado microeconómico natural sería que las exportaciones aumenten. Pero ese impacto no es inmediato. En el 2002 la Argentina tuvo una experiencia devaluatoria traumática, porque se devaluó casi un 200% en forma repentina y en apenas tres o cuatro meses; además se anunció el default, se interrumpió la cadena de pagos y no se devolvieron los depósitos. Eso tiene un efecto macroeconómico de corto plazo, que es quedarse sin crédito. No se puede producir sin crédito, de modo que el impacto inmediato de la devaluación -pero no por la devaluación en sí misma sino por la crisis- es que se exporte menos. Esto sucedió en la Argentina en el 2002, ocurrió en Rusia en el 98 después que devaluó y también en Brasil en el 99. Después de la depreciación de la moneda, las exportaciones describen una curva con forma de jota, es decir que al principio bajan, un comportamiento que puede durar un año y medio o dos años, y luego se recuperan una vez que se restablece el orden macroeconómico. Entonces vuelve el crédito y con los nuevos precios relativos.
- En concreto, ¿cómo estamos?
- Hoy las exportaciones crecen un 15% respecto del año pasado, con lo cual la Argentina está atravesando el camino natural posdevaluación, que es que las exportaciones caigan al principio y después suban en forma sostenida.
- ¿Cuándo pueden crecer las exportaciones?
- Este año están creciendo un 15%, de modo que estaríamos dejando atrás esa panza inferior de la jota. Esto se debe al efecto de los precios y porque hemos exportado más en volúmenes físicos.
- ¿Qué importancia tiene el tipo de cambio cuando se quiere exportar?
- El tipo de cambio es importante, pero no es lo único que pesa. Desconocer el grado de relevancia de ese elemento es como decir que la demanda de naranjas no depende del precio. Cuanto más baratas sean las naranjas más se van a demandar.
- ¿Qué otro factor es clave para vender productos al exterior?
- También hay que tener en cuenta que la naranja sea de buena calidad, que tenga determinadas características que atraigan al consumidor. Para exportar, un país tiene que tener orden macroeconómico, acceso al crédito, una tasa de interés baja y una estructura impositiva razonable.
- ¿Qué sucede con las retenciones?
- Indudablemente, si tenemos retenciones altas a las exportaciones vamos a exportar menos. Hoy las retenciones funcionan como un mecanismo transitorio para restablecer el orden fiscal, pero en el largo plazo si queremos aspirar a un desarrollo exportador deberán ir reduciéndose. En otras palabras, para construir un modelo exportador hay que tener un orden macroeconómico y un tipo de cambio alto pero estable.
- ¿Lo tenemos?
- Esto implica políticas monetarias y fiscales consistentes y prudentes, que es lo que la Argentina ha venido haciendo últimamente, de modo que después de cuatro años de políticas macroeconómicas sensatas vamos a estar en condiciones de poder aspirar a un modelo exportador o a un modelo de crecimiento sustentable, que es lo que nos pide el mundo y lo que los argentinos queremos.
Dólar
- Entonces, ¿a cuánto debería cotizar el dólar para que podamos exportar con éxito?
- Lo más importante es que el dólar se mantenga estable y cerca de su valor de equilibrio. El economista que dice que el valor requerido del dólar debe estar en 2,75 está inventando. Cuando tenemos un régimen flexible, como el de la Argentina, seguramente no vamos a estar muy lejos del valor de equilibrio del dólar porque el mercado te va a llevar allí. En la década del ochenta tuvimos un tipo de cambio alto que era completamente inestable y las exportaciones de esos años fueron desastrosas, como la economía en general, de modo que tener solamente un tipo de cambio alto no garantiza absolutamente nada.
Esto es lógico porque si no el mundo correría un maratón devaluacionista, y todos los países estarían depreciando su moneda todo el tiempo para exportar más, tener bajo desempleo y alta producción. Pero la realidad no es así porque el tipo de cambio es un elemento más de la performance exportadora.
- A partir de la devaluación, ¿qué rubros o sectores son los que más se beneficiaron?
- Después de la devaluación de 200% hubo un traslado de precios acotado. La inflación combinada fue de un 70%, en el sector minorista del 40% y en el mayorista del 100%, los salarios subieron muy poco y hoy el dólar está alrededor de 2,80 pesos, con lo cual los rubros más beneficiados son aquellos que tienen mano de obra intensiva, es decir, los que usan mucho el factor trabajo, por ejemplo los sectores industriales y textiles, y los menos favorecidos son aquellos que tienen mayor proporción de insumos importados.
- ¿Qué productos novedosos está exportando la Argentina?
- La Argentina es exitosa en la exportación de contenidos para programas de televisión, para Internet y software. Allí tenemos una ventaja comparativa importante en nuestro capital humano, estamos en condiciones de exportar tanto arte como materia gris a todo el mundo. Esto sucede a partir de los nuevos precios relativos y el tipo de cambio, porque obviamente la mano de obra argentina es más barata en dólares.
El PBI
- ¿Cuál es la relación que tienen las exportaciones argentinas sobre el Producto Bruto Interno?
- La respuesta a esta pregunta depende mucho del tipo de cambio. Cuando regía la convertibilidad las exportaciones representaban casi el 10% del Producto Bruto Interno (PBI) y hoy son casi el 18% del PBI, pero esto no es lo ideal. Tenemos que exportar más, pero no tanto porque la relación exportaciones-producto sea baja.
- ¿Por qué?
- La relación exportaciones sobre PBI depende de la capacidad de un país de autoabastecerse en alimentos y energía, que la Argentina la tiene, con lo cual no debe comerciar tanto. También depende del tamaño de una nación, es decir, un país más grande va a comerciar menos porque produce más dentro de la frontera y eso no está mal. Estados Unidos tiene una relación de exportaciones sobre producto del 10% y no es una economía cerrada. La relación exportaciones sobre PBI también depende de la distancia que tiene un país de los centros de distribución y consumo; si uno está más lejos va a comerciar menos, porque hay una barrera natural que es el costo del transporte.
Un país comparable con la Argentina es Australia, que tiene una relación exportaciones sobre producto aproximadamente del 20%, con lo cual no estamos demasiado lejos.
Asia
- ¿Qué mercados son más propicios para vender los productos argentinos? ¿Es cierto que Asia va a ser el mercado más importante para la Argentina en este siglo?
- Asia es un mercado muy importante para los productos argentinos, pero en realidad esa afirmación es una verdad incompleta. La necesidad de exportación que tiene la Argentina no puede darse el lujo de elegir ningún mercado en particular. Tenemos que ofrecer nuestros productos agresivamente a todo el mundo y aprovechar el potencial exportador que hoy tiene.
- ¿Y en el Mercosur?
- Es el mercado en que tenemos más presencia; en un año normal -en términos económicos- el bloque absorbe cerca de la tercera parte de nuestras exportaciones. Es difícil que pueda absorber más y tampoco sería sano porque depender demasiado de un mercado nos hace muy vulnerables a lo que pase allí. La Argentina tiene para ganar espacio sobre todo en lo que es el mercado norteamericano y en la Unión Europea, porque son sectores de alto poder adquisitivo. Ahí podemos ofrecer a nivel competitivo productos semielaborados o manufacturas de origen industrial o de todo tipo.
La ventaja de estos mercados es que son grandes, con cerca de 300 millones de consumidores y con alto poder adquisitivo. Asia también es interesante porque es un mercado enorme, demandante de alimentos y también con alto niveles de ingresos. En América latina la Argentina también tiene mucho para ofrecer en materia automotriz, especialmente en México y la comunidad andina.
- ¿Le conviene a la Argentina seguir apostando al Mercosur?
- El Mercosur es nuestra plataforma de inserción internacional por una serie de razones. Primero por todo lo que hoy nos aporta el bloque aduanero. Por ejemplo, la mitad de nuestras ventas industriales al mundo estén concentradas en Brasil y eso no lo podemos reemplazar con ningún otro mercado. Desde el Mercosur tenemos mayor poder de negociación, sabemos que 35 millones de habitantes pueden presionar menos que 200 millones en una mesa de negociación.
Disolver el Mercosur sería dar un paso atrás y significaría un costo importante para nuestra reputación, nadie querría asociarse con nosotros porque habríamos fracasado con nuestros socios. Si recuperamos soberanía arancelaría y volvemos a una zona de libre comercio, el arancel externo sería mucho más alto y más volátil. De modo que el Mercosur es nuestra plataforma de inserción internacional para poder negociar y aprovechar los beneficios ya conseguidos. Pero no debemos restringirnos sólo al Mercosur porque es un mercado acotado.
Por Valeria Salomón
Fuente Diario La Capital de Mar del Plata