Definitivamente se ha convertido en un "boom". La cría de chinchillas para la producción de piel encuentra un panorama más que alentador en los mercados del exterior y, hoy por hoy, los criadores no dudan en bautizarla como la "niña bonita" en el mundo de las pieles.
El interés por este pequeño roedor oriundo de la zona andina parece haberse intensificado en el último tiempo y las proyecciones en torno de la producción que se espera obtener este año son auspiciosas, ya que se estima un crecimiento del orden del 35%.
Sólo en el último año el país vendió al mundo más de 220.000 pieles y en el 2003 se estima poder exportar más de 300.000, según señaló un integrante del Consorcio Argentino de la Industria de la Chinchilla, que agrupa a unos trescientos criadores.
Si bien en el actual esquema económico argentino los valores en moneda extranjera que se llegan a pagar por cada una de estas pieles, de las más cotizadas del mercado, son muy tentadores, la actividad posee además otros aspectos que la convierten en más interesante aún. Uno de ellos es el bajo costo, superada la inversión inicial, que significa llevar adelante el emprendimiento.
En el tema de los precios, algunos criadores han obtenido -durante el primer semestre de esta temporada- hasta un promedio de 32 dólares por cada una de sus pieles sin curtir en el mercado de Dinamarca, por caso. Los valores son similares en otros destinos europeos, hacia donde se dirige este producto en forma mayoritaria.
En todo el país, se estima que son alrededor de 800 a 1.000 los productores y empresas que actualmente se dedican a la cría de chinchillas en cautiverio, y los expertos en el tema coinciden en que existe un amplio potencial por desarrollar, ya que la demanda anual rondaría el millón de "pieles de calidad", se apuntó.
Los criadores que deciden apostar por esta actividad deben asumir una inversión inicial, aunque luego el mantenimiento es relativamente bajo en relación con los beneficios que otorga la comercialización del producto final. Cada animal, en un período de once meses, puede originar un gasto que no supera los 20 pesos, incluido el costo de la curtiembre, comentó Jorge Guy, uno de los empresarios de esta industria, asentado en el Alto Valle.
En la región, durante los últimos años diversos emprendimientos se han puesto en marcha y este productor, oriundo de Entre Ríos, recientemente se instaló en una chacra ubicada en Fernández Oro. Allí cría, actualmente, una población que supera los 1.300 ejemplares y que lo convierte en uno de los mayores exponentes de la actividad en la zona. Cabe mencionar que también existen hoy diversos criaderos en otros puntos como Zapala, Cutral Co, San Martín de los Andes y Roca.
Esta actividad implica un manejo que no presenta una extrema complejidad, pero sí debe ser especializado para obtener rindes de excelente calidad, explicó Guy, quien comenzó la tarea como un "hobby" y luego fue capacitándose hasta llegar a la empresa actual. La cría abarca un período de once meses, tras el cual el animal es sacrificado para realizar el proceso de peleteo.
El cuero obtenido se comercializa de dos modos, curtido y sin curtir, cuyos precios varían en los distintos mercados. La piel mejor paga es aquella que alcanza mayor oscuridad, densidad y tamaño.
"El peleteo se hace cuando cumple los once meses, que es cuando ocurre la segunda maduración. Llamamos maduración cuando el velo del animal está en su plenitud, es decir, la pigmentación de la piel llega a una oscuridad total", se indicó.
La genética de los animales reproductores y su conservación en las descendencias es uno de los aspectos esenciales que deben tener en cuenta quienes deciden adoptar esta actividad, a fin de poder satisfacer las exigentes demandas del mercado.
Los entendidos en el tema recomiendan el inicio en la actividad con pocas familias de chinchillas, "alrededor de 3 ó 4". Cada unidad familiar para la cría está integrada por un macho y cinco hembras, y su costo ronda los 1.650 pesos. Además, se deben adquirir jaulas individuales a un valor aproximado de 35 pesos cada una.
Pero el achique del costo se traduce luego, en el período de cría de la chinchilla: "desde que nace hasta que se peletea, el gasto que se invierte en cada una es de unos 17 pesos", manifestó Guy.
No obstante, no todo lo que brilla es oro, advirtió el criador, quien destacó que fundamentalmente debe tenerse en cuenta que ésta es una actividad en donde los frutos recién comienzan a verse a mediano plazo. "Es un emprendimiento donde los beneficios recién se empiezan a cosechar, si uno trabaja seria y responsablemente, a partir de los dos años y medio a tres, nunca antes".
Destino: exportación
El destino de las pieles de chinchilla es la exportación. Italia, España, Estados Unidos y Alemania son algunos de los principales compradores de la producción local.
Pero además, esta actividad encuentra una plaza importante para la colocación de cueros sin curtir en Dinamarca, se indicó, donde suelen obtenerse buenos precios.
El criador local Jorge Guy realiza la comercialización de su producción junto a otros 300 chinchilleros a través del Consejo Argentino de la Industria de la Chinchilla. Este consorcio, tras una pre-evaluación suele enviar sus materiales a Italia y Dinamarca. Sin embargo, la venta de las pieles hacia otros países suele hacerse, tal como en el caso de España, por medio de subastas públicas.
La liquidación de las pieles se hace por cotización individual, dado que cada una lleva un código de identificación de cada criador.
Cabe mencionar que el mayor productor a nivel mundial es Estados Unidos.
Entre los mercados potenciales, que se están abriendo paso frente a los tradicionales, se encuentran Rusia y Japón, se mencionó.
"Rusia vino el año pasado a comprar al país y Japón nos pidió una cotización y requirió de 300 a 500 pieles mensuales, pero esto no se puede cumplir porque realmente hay muy pocos productores, pocas pieles en el país. En la Argentina se subastaron 220.000 pieles el año pasado entre todos los chinchilleros, cuando la demanda en el país es de aproximadamente un millón. Esto da una idea de que queda un margen bastante importante para empezar", manifestó el empresario. "Hoy la piel de la chinchilla es la "niña bonita", porque los precios que se están pagando en el exterior son tentadores y realmente convienen", agregó.
El empresario indicó que este año logró un precio promedio por piel sin curtir de 32 dólares en el mercado danés. Y en torno de la piel curtida, "a Italia por ejemplo, mandamos un remanente de pieles chicas y se logró un promedio de 24 dólares".
Por Silvana Salinas
Fuente Diario Rio Negro