Artistas y analistas subrayan la importancia del tango como producto de exportación.
Considerado un fenómeno sociológico de características irrepetibles, el tango mueve cada año unos 3.000 millones de dólares en todo el mundo. El ausencia de incentivos oficiales y de nuevas ideas atentan contra lo que podría ser un negocio brillante.
Amantes o no de la música que los identifica en todo el mundo, los porteños (y por qué no también los argentinos todos) deberíamos entender algún día que detrás de la queja melancólica de un bandoneón o de la figura de dos cuerpos que se entrelazan en el baile, existe un negocio millonario, muchas veces desaprovechado.
El tango mueve anualmente unos 3.000 millones de dólares a lo largo de los cinco continentes, según cifras de 2002 aportadas por el investigador y ex ministro chileno Fernando Flores. Sin embargo, de ese total apenas un 1% (30 millones) se concentra en la Argentina.
En un buscador de Internet como Google existen 1,71 millón de referencias vinculadas a la palabra "tango", lo que muestra claramente la llegada que tienen en los cuatro puntos cardinales la música, la danza, el arte y la poesía que aquí se cultivan.
Atentos a esta realidad, la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (Eseade) y la consultora Tikal Ideas organizaron recientemente un seminario denominado "El marketing del tango", como parte del lanzamiento de su Programa Ejecutivo en Management de Emprendimientos Artísticos y Culturales.
Durante el encuentro, cuatro figuras vinculadas al tema desde distintas áreas protagonizaron un diálogo en el que subrayaron las amplias posibilidades de desarrollo económico que ofrece la movida tanguera a nivel internacional, y la escaso habilidad del Estado para identificar y respaldar emprendimientos comerciales relacionados con esta materia.
Legimitación
Para la antropóloga María Susana Azzi, master en Economía y Administración de Empresas y autora de varios libros referidos al tema, el tango es "un producto cultural que no hemos sido hábiles en defender frente al resto del mundo". Según la especialista, el hecho de que la música que identifica a Buenos Aires toque las fibras emocionales más íntimas del ser humano sirve para "llegar al corazón de cualquier ser humano, hombre o mujer, esté en Alaska o en Madagascar", con todas las posibilidades de desarrollo cultural y comercial que ello implica.
La primera exportación de tango, cuenta Azzi, tuvo lugar en 1907, cuando las partituras de Angel Villoldo (autor de "El choclo", entre otros temas) llegaron a París, y junto a ellas los primeros bailarines uruguayos y argentinos. Allí cautivaron a la aristocracia y desde París viajaron luego a Roma, Berlín y el resto de las capitales europeas. Esto generó un enorme interés por todo lo que tuviera que ver con nuestro país, ya sean noticias, productos, etc.
Esa misma legitimación del tango como fenómeno sociológico y cultural se dió muchos años después, en 1983, nuevamente en París, con el musical "Tango Argentino". La compañía creada por Claudio Segovia y Héctor Orezzoli arrancó con presupuesto cero y llegó a girar diez años seguidos alrededor del mundo.
En torno a esta movida que abarcó todas las ramas del arte se crearon escuelas de danza, se filmaron películas ("Tango", de Carlos Saura; "La lección de tango", de Sally Potter), se abrieron cátedras de bandoneón en París, Holanda y otros sitios. La imagen argentina se hizo popular en cada lugar donde el bandoneón hizo oír su lamento, y con ella se abrieron las puertas a nuevos negocios.
Las complicaciones
La editorial Oxford University Press, que en 1991 había rechazado un libro de Azzi sobre la historia del tango, le pidió ocho años después una biografía de Astor Piazzolla y varios artículos sobre la génesis de este fenómeno.
Como en este caso, "cada paso que damos para ampliar nuestros mercados tiene múltiples complicaciones y de eso se ocupa el marketing, precisamente", sostuvo Gerardo Neugovsen, pedagogo especializado en la formación profesional en el campo de la gestión social y cultural.
También el músico Gustavo Margulies, director artístico de la compañía disquera Epsa Music, y la cantante María Volonté se mostraron convencidos de que abrir las fronteras del tango ayudaría a difundir un modo de vida y generar nuevos negocios.
"La pasión argentina es única, -se entusiasmó Volonté-. El Estado es importante en todo esto, pero no gravitante. Deberíamos tomar el ejemplo de Piazzolla, que se impuso a sí mismo como marca contra viento y marea. Esto prueba que la audacia y la perseverancia son esenciales".
Por Daniel E. Sousa
Fuente: Diario La Capital de Mar del Plata