La Argentina podría explotar nichos vacantes, especialmente con los alimentos. El espacio dejado por la suspensión de ventas asiáticas a Corea del Sur y a Japón hace competitivos nuestros productos.
La aparición del síndrome agudo respiratorio severo -SARS, por sus siglas en inglés- en China hizo que el mundo entero mirase distinto a este gigante.
Cómo aprovecharlo. ¿Cómo comportarse, entonces, con un país de unos 1300 millones de habitantes que viene creciendo a un imbatible ritmo y se perfila como el gran mercado si, al mismo tiempo, pareciera contener la neumonía atípica que mantiene en vilo a todo el globo?
El escenario económico y comercial, indudablemente, cambia. Cambia para China, para el Asia en general y para todos nosotros. Y para la Argentina se abren nuevas posibilidades de explotar nichos vacantes. En el corto plazo, por ejemplo, nuestros productos podrían ocupar parte del espacio dejado por las ventas chinas a Corea del Sur y a Japón y así, los pescados, moluscos, la miel, los porotos, maníes, duraznos en conserva, confituras y harinas proteicas de algodón originarias de estas tierras registrarían un gran despegue comercial. En esos dos mercados, las ventas chinas de estos productos suman unos 530 millones de dólares.
La Argentina es el tercer socio comercial del gigante asiático en América latina, luego de Brasil y de Chile. Durante el primer trimestre del año, nuestro país aumentó y diversificó sus ventas a ese destino. Según informaciones publicadas por la aduana china (China´s Customs Statistics), en marzo la Argentina le exportó por 116,174 millones de dólares; mucho más de lo vendido en el mismo mes del año anterior, cuando alcanzó los 29,200 millones de la misma moneda.
Así las cosas, nuestro país le vendió a China más de lo que lo hizo España, que exportó por 112,475 millones de dólares en marzo último. Y si comparamos ambos trimestres (2002-2003), el incremento también es notable: de 83,915 millones a 243,052 millones de dólares. Se enviaron grasas y aceites animales y vegetales, productos de su desdoblamiento, grasas alimenticias elaboradas, ceras de origen animal y vegetal, fundiciones de hierro y acero y sus manufacturas, combustibles minerales, aceites minerales y productos de su destilación, materias bituminosas, ceras minerales, pieles y cueros.
Por eso, hay quienes consideran que hoy más que nunca, con un nuevo Gobierno en la Argentina, el momento es el indicado para emitir una señal inequívoca a las autoridades chinas de nuestra vocación asociativa, como países con peso específico en materia alimentaria, con miras a efectuar emprendimientos conjuntos frente a un esquema global. Es el caso del cónsul argentino en Shanghai, Miguel Velloso, que desde hace varios años se encarga de promocionar nuestra oferta, tendiendo una mano a los empresarios con interés de explorar ese fascinante destino comercial.
"Es la mejor oportunidad que se nos presenta como país amigo para invitar a China a asociarse con la Argentina en la producción de alimentos, junto con el Mercosur, y demostrarle nuestra real vocación de constituirnos en un aliado confiable en la expansión de sus inversiones hacia América latina", aseguró.
Vocación asiática
"Hay que procurar mantener lo adquirido y seguir buscando nuevos nichos con el apoyo de un equipo dinámico que monitoree constantemente la situación y asesore al empresariado, en consulta constante con las misiones que estamos en la zona afectada, señaló Velloso, consciente de la situación delicada por la que atraviesa el intercambio pero también seguro de que el futuro será por un buen tiempo el e-commerce "y hay que desarrollarlo con todas las herramientas que disponemos".
"Trabajando en equipo, podemos sortear los escollos que plantea el SARS e, incluso, encontrar nuevas bases para ofrecer nuestra cooperación con alianzas estratégicas interempresarias; debemos evitar englobar al país en un paquete vedado y, por el contrario, buscar las variantes que existen para continuar desarrollando operaciones comerciales, que es lo que están haciendo todos los países con decidida vocación asiática", explicó el cónsul argentino.
Por Ana Miura
De la Redacción de LA NACION
Cómo afecta al país
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Según un estudio elaborado en mayo último por el Centro de Economía Internacional (CEI) respecto del SARS, se diferenciarían cuatro tipos de impacto sobre nuestro comercio exterior:
Reducción de las importaciones argentinas desde los países afectados (China junto con Hong Kong, Singapur, Taiwan y Vietnam), donde los productos más comprometidos serían las maquinarias, piezas de bienes de capital, aparatos eléctricos y productos químicos (orgánicos y plásticos).
Disminución de las exportaciones a estos países por el menor crecimiento de las economías, donde el mayor impacto sería en el rubro de cueros.
Limitación a la posible expansión de las ventas a Asia oriental, por la cancelación de las ferias comerciales y viajes de negocios.
Aumento de las exportaciones a países que reducen las compras desde la región afectada, donde es probable que ocurra una sustitución de proveedores, en particular en los rubros alimenticios.
Para más información, los interesados pueden contactarse con el consulado argentino en Shanghai: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.