Muchas veces, las estadísticas son solo fríos números sin significado, otras tantas y puestas en contraste, sirven como disparadores de interrogantes y reflexiones constructivas. Tal es así en lo que respecta a nuestro país y la producción de alimentos orgánicos, ecológicos o biológicos. Argentina tiene la segunda mayor superficie dedicada a la producción agrícola ecológica, lo que la transforma además en una de las 10 mayores productoras orgánicas del mundo.
En todo el globo, el mercado de estos productos mueve alrededor de 20.000 millones de dólares, existiendo estimaciones para el 2008 de Usd. 100.000 millones.
De esta gran torta, Argentina participó en el 2001 con 40 millones. Si , algo como el 0.2%. ¿Por que esto es así? ¿Porqué un porcentaje tan bajo dada la cantidad de hectáreas producidas?.
Para contestar tendríamos que entrar a considerar que demandan los consumidores del exterior cuando de alimentos premiun se trata. Un breve análisis nos indica que básicamente buscan dos cosas:
- Punto uno, y talvez el más importante, es que el alimento debe ser inocuo (que no sea dañino para la salud humana).
- Punto dos, existe una tendencia mundial orientada al consumo de alimentos de “calidad” (entendiendo a la calidad como el cumplimiento de las expectativas del consumidor en lo que hace a valores esperados y percibidos. Estos valores pueden vincularse con atributos organolépticos, nutricionales, funcionales comerciales y como mencionamos anteriormente de inocuidad).
En definitiva para vender alimentos orgánicos debemos tener en cuenta dos características:
- Apuntan a un mercado diferenciado con consumidores que buscan atributos que exceden al producto físico y que aumentan el valor percibido del mismo.
- Existe un instrumento muy reconocido y utilizado para identificar estos producto y generar la diferenciación pretendida, esto es la certificación.
En pocas palabras, la certificación es un proceso por el cual se verifica que un proceso o producto se realiza de acuerdo a las normas.
Cabe recordar que, en lo que respecta a la producción orgánica, lo que se certifica es el proceso o no el producto siendo este ultimo el resultado de seguir un proceso de fabricación de acuerdo a lo establecido.
La Argentina posee normativas particulares que regulan la producción y comercialización de alimentos orgánicos (Ley N° 25.127) que en muchos aspectos se considera de avanzada en América Latina y que deriva en parte de la normativa Europea de la materia.
El órgano de aplicación y contralor es la SAGPyA (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación), la cual debe autorizar a las certificadoras privadas.
El proceso de certificación puede dividirse en tres etapas: una primera de admisión o ingreso al programa, en la que las empresas certificadoras recopilan toda la información necesaria para estudiar la viabilidad de acceso, esto es, el grado de acatamiento de las normas que ya posee el productor.
Una segunda etapa denominada período de transición, de carácter obligatorio, que tiene una duración aproximada de dos años (salvo casos puntuales).
Y una tercera, superado ese período de transición, en la cual el postulante está en condiciones de comercializar con certificación orgánica.
Cabe recordar que, si bien la legislación orgánica Argentina tiene carácter de equivalente con la regulación de la UE y que muchas certificadoras locales están habilitadas para certificar productos orgánicos con destinos a mercados como la UE y EEUU, estas legislaciones cambian y se adaptan constantemente, a la vez que existen normas particulares de los principales compradores (como son el caso del protocolo EUREP-GAP de los supermercados de la UE) que es menester conocer ya que se pueden transformar en barreras para-arancelarias para nuestros productos.
En estos casos, como es ley en el Comercio Internacional la información correcta en el tiempo adecuado hace la diferencia.
Lic. Agustín C. López