Casos de pequeños empresarios que combinan la creatividad con programas de ayuda para expandirse y exportar. Aunque son poco conocidos, los pequeños y medianos empresarios tienen unos cuantos programas gratuitos a su disposición. La Sepyme (Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa del Ministerio de la Producción), el Ministerio de Educación y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires son algunas de las entidades que los otorgan. El pasillo es largo, descolorido y no promete demasiado. Pero cuando se abre la puerta del fondo la sorpresa es agradable. Un patio con baldositas de arabescos que remite a un Buenos Aires de otros tiempos, menos apurado, es la entrada al PH-vivienda-taller de Magdalena Boggiano (31), en Palermo Soho.
Sobre el piso, las mesas, las sillas y cualquier superficie que se preste, se apilan cientos de lámparas para armar y embalajes de cartón con la marca Objetos Luminosos. De este lugar salen las lámparas que Boggiano diseña y que cuelgan del techo en algunas casas en Venezuela y Bolivia y que alumbran las tertulias japonesas desde mesas ratonas posmodernas. Sin ir tan lejos, los objetos luminosos se pueden ver en las vidrieras de Vivendi, Onic, Della Casa, Grupo Nacional y Agüero Iluminaciones, en el Buenos Aires Design.
Desde que se inscribió como monotributista, en 2000, hasta que mandó a imprimir sus facturas de exportadora, Boggiano recorrió un camino más largo y tortuoso que el pasillo que todos los días la lleva derechito hasta su casa. Más bien se metió en un laberinto que la llevó a recorrer oficinas, llenar formularios, responder preguntas y aceptar controles. Pero aprendió a moverse y les sacó el jugo a unos cuantos planes de la Secretaría de Desarrollo Económico de la Ciudad de Buenos Aires para apoyar a los emprendedores y las PyMEs.
Paso a paso
No hace falta ser el padre Brown para descubrir que Boggiano viene del mundo del arte. Una escultura inmensa es la presencia más destacada en su living-oficina. Convive con unas cuantas pinturas sin enmarcar. Durante diez años, Boggiano se dedicó a la plástica. Y para vivir, hacía ambientaciones lumínicas en discotecas y restaurantes. "Pero era algo escultórico, que no se podía hacer en serie", cuenta. Después de investigar distintos materiales dio con el polipropileno y supo que eso era lo que había estado buscando.
Con esas láminas empezó a diseñar lámparas para armar en una casa prestada. Todo fue artesanal al principio, hasta el método de distribución: ella y su hermana recorrían los negocios en bicicleta y dejaban el catálogo de sus productos. En uno de esos viajes pedalearon hasta el Buenos Aires Design y, como en un cuento, esa misma tarde la llamaron.
Hoy, además de las exportaciones, Boggiano les vende a los mayoristasunas 400 lámparas por mes que llegan al público a un precio que varía entre los $ 37 y los $65.
Confiesa que hasta ahora se guió por su intuición pero llegó el momento de contratar un asesor comercial. Es el que está buscando la forma de responder a la demanda insistente de un supermercado que quiere tener sus lámparas en las góndolas. "Estamos viendo la idea de desarrollar una línea diferente para ellos", dice.
También fue su intuición la que la llevó a recurrir a los programas del Gobierno de la Ciudad. El primero de ellos fue PyMEs tutoras, un plan que ahora se llama Nuevos Roles Laborales. "Conectan gente sin trabajo con los emprendimientos. Me dieron 2 empleados totalmente gratis durante 6 meses. Fue genial porque la empresa era muy chica, sin dinero disponible". Al cabo del semestre, Boggiano contrató a una de las empleadas, que hoy es parte del elenco estable de Objetos Luminosos.
Después participó en el Proampro (Programa de Apoyo a la Modernización Productiva) que otorga subsidios de hasta el 50 % de la inversión necesaria para mejorar los procesos productivos. "Presentamos un proyecto para hacer matrices que nos permitieran fabricar más rápido". El trámite "fue muy complejo porque nos pedían mucha información contable. A veces no sabíamos qué datos teníamos que poner así que llamamos mil veces por teléfono. Pero siempre nos atendieron muy bien".
Al final, "nos presentamos y nos seleccionaron". Boggiano recibió la mitad de los 8.500 dólares que costaba el proyecto y ella debió poner el resto y una garantía. Luego recibió varias supervisiones para comprobar el cumplimiento del proyecto.
Hace pocos días, Magdalena bajó del avión que la trajo de vuelta de Chile. Fue allí con una misión comercial que organizó el Gobierno de la Ciudad. Esta vez, el trámite fue sencillo: sólo llenar una o dos planillas. Ella y todos los emprendedores seleccionados pagaron el costo del viaje de sus bolsillos. La Secretaría de Desarrollo junto con la Embajada Argentina en Chile les organizaron una agenda de entrevistas con los encargados de compras de empresas que podrían tener interés en los productos. Boggiano ahora está a la espera de una respuesta que debe llegar del otro lado de los Andes. Y dice que de concretarse el acuerdo, sería un paso tan importante para su empresa que prefiere callarse y no entrar en detalles.
En un principio ella se enteró de estos planes de casualidad, por el comentario de un tío. Ahora, en cambio, está al tanto de las novedades a través de un boletín electrónico que llega a su casilla de e-mail.
Asegura que va a seguir presentándose en todos los programas que pueda. "El problema es que ahora tenemos tanto trabajo que me falta tiempo".
Langosta con lechuga y vino
Las langostas descansan sobre el hielo. Muy pronto estarán encerradas en bandejas de telgopor en las góndolas de Jumbo a la espera de algún gourmet dispuesto a pagar 135 pesos el kilo.
Después de quedar sin su puesto de gerente en una privatizada, Marcelo Imondi (42) y tres socios fundaron Acrux, un emprendimiento en City Bell dedicado a la cría de langostas. La compañía firmó un convenio con el frigorífico Puerto Plata Sea Food hasta donde llegan las langostas vivas. Allí las cocinan y las distribuyen.
El contacto entre Acrux, el frigorífico y el hipermercado fue obra de la Sepyme. "Nos vinieron a buscar y nos acercaron a esas empresas". Lo hicieron a través del Plan de Negocios, un programa que vincula la demanda de las grandes compañías con la oferta de las PyMEs. "No nos cobraron un peso y nos dieron un gran apoyo", asegura Imondi.
A unos cuantos kilómetros de City Bell, en Verónica, una ciudad de la provincia de Buenos Aires, las lechugas se multiplican en hileras paralelas que parecen infinitas. Son lechugas hidropónicas pues en vez de crecer en tierra lo hacen en agua.
Con una inversión de $220.000, Martín Cortés (34) y Ricardo Voarino (55) armaron una explotación de 5.000 metros cuadrados que produce 34.000 plantas por mes. Ellas van a parar a las góndolas de Coto, Jumbo, Finca Pilar, Huerta Verde y Quinta Fresca gracias al Plan de Negocios.
"La gente de la Secretaría puso mucho empeño en darnos una mano. Yo me acerqué y tuve una respuesta inmediata. Nos sorprendió gratamente", dice Cortés.
"A través de este programa ya se concretaron 905 demandas en distintos rubros y se vincularon a más de 400 PyMEs", asegura Julio Massara, a cargo de la Sepyme.
Alejandro Roca es el director de las bodegas que llevan su apellido. Desde Mendoza cuenta que participó en CERPyME, un programa de cooperación europea para las PyMEs argentinas. El objetivo del plan es mejorar la competitividad de las empresas e impulsar las economías regionales.
"Nos dieron asesoramiento técnico, gerencial y de marketing. Y aunque obtuvimos cosas positivas, creo que le faltó fuerza. No tuvo la intensidad que nos vendieron", explica Roca desde el otro lado de la línea en San Rafael.
La bodega, que factura 1.300.000 pesos y que vende sus vinos en el Reino Unido, España, los Estados Unidos, México, el Caribe, Brasil y Canadá, también participó en Pymexporta. Se trata de un programa de la fundación Promendoza que subsidia actividades que apunten a la exportación. "Una vez que aprobaron el plan, nosotros pagamos todo y luego nos reintegraron la mitad. Lo usamos para viajes, envío de muestras, diseño de etiquetas y del sitio web", cuenta Roca. También asegura que no debió lidiar con la burocracia pues "todo se encaminó bastante rápido".
La lista de planes de apoyo a las PyMes y emprendedores sigue y es muy larga. Con el cambio de gobierno y las elecciones porteñas a un paso, surge la duda acerca de su continuidad. "Nosotros buscamos construir instituciones para que las políticas permanezcan más allá de los cambios de gobierno", afirma Eduardo Hecker, a cargo de la Secretaría de Desarrollo Económico de la ciudad.
Muy pronto el PH de Magdalena Boggiano va a recobrar el aspecto de un hogar. En pocos días inaugura un galpón de 130 metros cuadrados, justo a la vuelta de su casa. Desaparecerá entonces la tabla sostenida por tres caballetes sobre la que descansan dos computadoras y volarán los papelitos de colores pegados por todas partes para no olvidar citas ni pedidos. Rodarán hacia lugares más apropiados las sillas negras de oficina. Y el espejo le devolverá su imagen a Magui, como le dicen sus amigos. Una imagen que estuvo meses sin poder reflejar porque entre él y ella se interponían pilas y pilas de lámparas.
Por Cecilia de Castro
Fuente Diario Clarín