Una diseñadora de ropa, fabricantes de software y un publicista explican cómo exportan. No es fácil abrirse camino en el exterior. Mucho menos con industrias en las que los argentinos no solían destacarse , como el diseño de indumentaria, la fabricación de software o la filmación de comerciales. Pero, afortunadamentre, hay personas dispuestas a derribar barreras y llevar sus producciones por el mundo. Es el caso de Jessica Sarfatti, que ingresó al imperio de la moda, en los Estados Unidos. O el de ArConsortium, consorcio de exportación integrado por compañías competidoras entre sí en el mercado local, que aunaron fuerzas para ofrecer software criollo en el exterior. Y el de la agencia de publicidad McCann-Erickson, que convirtió a su sede de la Argentina en el centro creativo de la región y ahora exporta ingenio a los cinco continentes.
Mundo fashion
Con sólo 27 años, el currículum de Jessica incluye una experiencia laboral en diversas casas de ropa y un puesto como docente en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). Pero lo más llamativo es haber conquistado el mercado norteamericano. "Desde que empecé la carrera de Diseño de Indumentaria en la UBA trabajé de lo mío", dice como para aclarar que pese a sus pocos años no es una novata en esto de hacer ropa. Después de pasear su talento por varias marcas, decidió probar suerte con una propia.
"En un viaje que hice con mi marido a Los Angeles empezamos a tocar puertas en las principales tiendas y a mostrar mis diseños -recuerda-. Y aunque al principio no fue nada fácil, decidimos quedarnos hasta lograr una entrevista y conseguir que nos hicieran un pedido."
A partir de ese momento, las exigencias se multiplicaron. Hubo que crear una marca. Así nació Vida Mía. "Nos decidimos por ese nombre porque tiene mucho que ver conmigo -explica-. En cada prenda pongo algo muy personal", confiesa enfundada en un tejido tipo red de su colección.
Ese toque único también lo traslada a los negocios. "Conozco muchas personas que empiezan poniendo una boutique en Palermo y después analizan la posibilidad de exportar. Yo decidí recorrer el camino inverso, aunque sea más riesgoso." A Jessica la seduce la idea de seguir derribando muros en el exterior. O tejiendo imposibles, según su punto de vista.
Mundo informático
Aunque en apariencia el trabajo no parece tan artístico como el de hacer ropa, crear software también puede ser tarea para un artesano. Sobre todo cuando los involucrados son cinco empresas distintas, que se unieron con el único propósito de hacer y exportar programas de computación.
"En la Argentina somos competidoras, cada una tiene sus clientes y su forma de trabajo. Pero hacia afuera nos movemos como si fueramos una sola", aclara Rubén Minond, director de la consultora Leviminond y uno de los integrantes de ArConsortium. Cuando pocos apostaban por la recuperación del área de la tecnología, decidieron sacar provecho de la crisis, no solo del país, sino también del sector, y empezar a generar oportunidades.
"Lo que nos decidió a empezar este emprendimiento fue, además del cambio monetario a favor, la existencia de recursos humanos altamente calificados, que manejan varias tecnologías. Y todos estos ta-lentos están disponibles en el mercado", cuenta Maximiliano Carbajal, del Grupo Enigmatic, otra de las compañías que in-tegran el consorcio junto con TGV, Scar-pa y Asociados y Tesis OYS.
América latina se perfila como su principal comprador. "Somos conscientes de que no podemos desplazar a potencias como la India o Irlanda -reconoce Minond-. Pero sí queremos ser una opción competitiva en el futuro." Confianza no les falta. Ellos saben mejor que nadie que las barreras informáticas son virtuales, no reales.
Mundo creativo
Desde hace un año, la oficina de Buenos Aires de la agencia de publicidad McCann-Erickson se convirtió en exportadora de creatividad, sobre todo a partir de uncomercial de Coca-Cola que se exhibió en más de 50 países. "Lo bueno de la publicidad es que si lo que hacés gusta, enseguida empiezan a llamarte de varios lugares", afirma Dylan Williams, gerente general de la agencia en la Argentina.
Para Williams, el hecho de que vendan un intangible es una ventaja. "Lo fantástico de la creatividad es que con sólo algo de información del cliente se puede pensar un spot. No necesitamos grandes estructuras. Sólo cabezas y una dirección de mail", destaca el ejecutivo.
El costo de producción de un comercial en la Argentina es un factor determinante para filmar sus spots acá. "En los últimos meses se dio una combinación ideal, que fue sumar a la calidad, buen precio. Eso, más la capacidad de adaptación del argentino, invita al extranjero a volver."
Para Williams, las barreras son producto de la imaginación. Derribarlas, tarea para un creativo.
Cuestión de estructuras
Jessica Sarfatti logró exportar sin una gran estructura. Posee una representante de su marca en los Estados Unidos, un galpón en Miami y un pequeño estudio en Buenos Aires donde proyecta sus creaciones. "La confección la tercerizamos con varios talleres y así evitamos tener gastos fijos, como sueldos."
ArConsortium no tuvo que hacer grandes modificaciones en su estructura para exportar software. Cada empresa utiliza sus recursos, tanto humanos como materiales. "Lo único que procuramos es uniformar los métodos de producción y tener reuniones una vez por semana", dice Carbajal.
McCann-Erickson, en cambio, tiene la ventaja de ser reconocido en todo el mundo. "Pero cuidamos mucho las productoras con las que trabajamos. Como filmar se volvió barato, surgieron muchas que no trabajan bien y pueden perjudicarnos", advierte Williams.
Fuente Diario Clarin