El comercio exterior crece muy despacio en la Argentina y mucho menos que el comercio mundial, lo que lleva a que el país pierda inserción en los mercados internacionales. Es que solamente devaluando no es posible reconstruir la rentabilidad del sector exportador, en particular en la medida en que se conjuguen las retenciones, la caída del tipo de cambio y la falta de financiamiento.
Y las estadísticas están demostrando esta realidad. Según un estudio del Centro de Economía Internacional (CEI) la balanza comercial del primer trimestre del año registró un superávit de u$s3.922 M, producto de ventas al exterior por u$s6.420 M e importaciones por u$s3.6G3 M, equivalentes a subas de 11,9 y 20,6%, respectivamente. Sin embargo, como sería la el estudio, este crecimiento se sustenta en que durante el 2002 las exportaciones habían encontrado su piso, por la inexistente oferta de crédito, tanto externo como interno.
Desde la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), se ha dicho en muchas oportunidades que la falta de financiamiento que se produjo como consecuencia del colapso bancario congeló al sector, y que las escasas políticas proactivas hicieron que, con el tiempo, se abortaran las posibilidades de las Pyme argentinas a tener una mayor participación en los mercados internacionales.
Es más: desde la salida de la convertibilidad a la escasez de crédito se le sumó el "descalce" que se producía dentro del sistema financiero, por el cual el poco financiamiento existente era de no más de noventa días, cuando el plazo promedio de las operaciones de comercio exterior, como consecuencia de la volatilidad del mercado argentino, no bajaba de los ciento veinte días.
El sector perdedor
Más allá de la tendencia positiva mencionada que vienen exhibiendo las exportaciones locales desde mediados del año pasado, está claro que los beneficios que se derivan de la nueva estructura de precios relativos (producto de la devaluación) para con el sector productor de bienes transables con destino a la exportación y sustitución de importaciones no han podido ser plenamente explotados hasta el momento.
De acuerdo con un estudio realizado por Fundes entre Pyme exportadoras de la zona pampeana argentina, se resalta la falta y/o pérdida de financiamiento como uno de los factores más importantes que imposibilitaron un mejor aprovechamiento de las oportunidades de negocio que se abrían a las empresas para incrementar las ventas al exterior durante el año pasado.
Más de 80% de las Pyme exportadoras vio cancelado o reducido a la mitad el crédito del que disponían antes de la crisis bancaria y la devaluación y, dentro de este lote, las firmas más perjudicadas fueron las de menor dimensión, aquellas donde las ventas por exportación no superaban 10% del total facturado.
Adicionalmente, y como contrapartida de esta situación, las 2/3 partes de estas empresas no financia sus ventas más allá de los noventa días (casi 20% directamente vende al contado), lo cual también obra como factor limitante para la expansión exportadora.
Expansión conjunta
A pesar de esto, las exportaciones nominales son un nuevo récord trimestral, y es la primera vez en mucho tiempo que la mejora de la balanza comercial se logra con expansión conjunta de exportaciones e importaciones. Las cantidades físicas importadas suben en términos anualizados recién luego de diez trimestres y acumulan desde el piso alcanzado en el segundo trimestre del 2002 una suba de 35 por ciento.
Si bien este crecimiento de las ventas externas se explica fundamentalmente por la buena coyuntura de los precios internacionales, debe tenerse en cuenta que la tendencia del comercio exterior –tanto importaciones como exportaciones-, es a crecer. Más aún, el aumento de estas últimas se alcanzó sobre la base de una ausencia casi total del crédito financiero.
Aunque muy fuertemente beneficiadas por el aumento de los precios internacionales, las exportaciones nominales en estos tres primeros meses del año han dejado algunas buenas noticias para comentar. En primer lugar, los poco más de u$s 6.400 millones comercializados no sólo constituyen un nuevo récord para el trimestre, sino que además es la primera vez desde el segundo trimestre del 2000 que la mejora anual del saldo comercial se logra sobre la base de la expansión conjunta de las exportaciones e importaciones nominales.