Los movimientos en el tipo de cambio, han generado una gran incógnita en el comercio exterior. Pero la pregunta del millón es, ¿cuánto afecta la baja del dólar experimentada en los últimos meses a los exportadores?
En primer lugar, para el sector exportador es fundamental contar con variables predecibles. Toda operación de comercio exterior implica por lo general tiempos ‘largos’ desde que se inician los primeros contactos hasta que se cobra una operación. En el medio: envío de muestras, órdenes de compra, preparación de entregas, tiempos de transporte, financiación en la venta, etc.
Por ello, las variaciones en el tipo de cambio que no hayan podido preverse son siempre perjudiciales, sean éstas en el sentido que sean. Si un exportador no conoce el valor de la divisa a la que va a cobrar una operación, puede tender a retraerse y no realizar un negocio ante la incertidumbre sobre si la operación en cuestión va a dar pérdida o ganancia, además de dudar de la magnitud de ésta. No olvidemos que en mercados muy competitivos como los actuales, los márgenes de utilidad son, en promedio, cada vez menores y no se puede arriesgar demasiado.
Tipo de cambio
En un análisis más específico para algunos sectores, podemos concluir que el sector exportador de frutas frescas ha comprado todos sus insumos de empaque en el período setiembre/noviembre del año pasado, con un dólar de $3,30 en promedio y hoy está terminando de cobrar las operaciones de venta con un dólar inferior a $ 2,90 (-13,7 %), debiendo absorver la diferencia. En el sector, aseguran tener entre un 35% y un 40% de insumos a valor dólar por lo que el valor actual de la divisa les permite mantener buen nivel de competitividad, siempre y cuando el dólar no baje más y que por otro lado no aumenten el resto de sus insumos. No olvidemos que en muchos casos se ven obligados a competir con países que tienen mejores condiciones arancelarias de ingreso en los países de destino.
Si analizamos el sector de frutas y hortalizas industrializadas, el caso es parecido: hojalata, papel y cajas dolarizadas. Algunos de los más importantes industriales del sector comentan que así como en momentos de suba del dólar los productores exigían precios a valor dólar para sus productos, hoy se ven ellos en la necesidad de solicitar también valor dólar para las compras que realicen, esto es un valor en pesos inferior al que pagaban en noviembre.
Ahora, todos sabemos que en la Argentina esto es difícil. Cuando el dólar sube, suben los precios, pero cuando el dólar baja, los precios no lo siguen. Y bien dice el dicho que ‘para muestra basta un botón’: comparto aquí una experiencia personal. Hace algunos meses fui a consultar el precio de una computadora personal. Como era esperable me dan la cotización en dólares. Como no concreté la compra en ese momento, el otro día volví para confirmar los precios y decidido a comprar. ¡Sorpresa! Me encontré con la lista de precios en pesos y cuando saqué el valor en dólares a la cotización actual había inflación en dólares!!!
El sector vitivinícola
En el sector vitivinícola, por su parte, comentan que el último estudio realizado (hacia fines del año pasado, es decir antes de la presente vendimia) refleja que en promedio, incluyendo vinos de mesa y finos, han tenido un aumento de costos superior al 40%, que no ha sido trasladado proporcionalmente al consumidor en el mercado interno, sumándose además una baja del valor FOB de exportación algo superior al 10%.
En conclusión, ¿qué podemos pedir en un futuro próximo? Un dólar previsible y sin saltos bruscos. Un estudio reciente del Ieral sobre el futuro del dólar advierte que no se puede tener como único recurso, para mantener el valor de esa moneda, el hecho de que el Banco Central emita pesos para comprar los dólares que el mercado ofrezca. Pone además atención en el hecho de que el flujo de divisas por inversión ha sido negativo en el último año (los argentinos sacamos más dólares al exterior de los que ingresaron propios y extranjeros).
Esto podría revertirse con un proceso electoral limpio y con la asunción de un nuevo presidente con aval de las urnas y una buena renegociación de nuestra deuda. Un flujo de ingreso de divisas, aumentará la oferta y presionará a la baja. Será imprescindible combinar, dice el Ieral, política monetaria con instrumentos fiscales y de apertura de la economía. Recordemos que ningún país del mundo logra en forma permanente abrir sus puertas para la salida de productos manteniéndolas cerradas para el ingreso de las mismas.
Sería deseable que gane quien gane las elecciones podamos tener un tipo de cambio real alto y que además acompañe los índices inflacionarios de manera de mantener la competitividad por un período más prolongado. Ya hemos tenido experiencia de tipo de cambio anclado con los resultados por todos conocidos.
Por Héctor Smud.
Gerente de ProMendoza.
Fuente Diario Los Andes