Las exportaciones del 2002 compensaron significativamente la drástica caída del consumo interno, evitando que miles de toneladas se pierdan o acumulen en cámaras frigoríficas a costos muy elevados.
Con este record exportador, Argentina comienza a jugar un rol más importante en un mercado mundial dominado por sólo 13 países. La frutilla es uno de los productos del campo argentino que se favoreció con la reforma cambiaria del 2002. Afortunadamente, la exportación permitió canalizar la mayor parte del exceso de producción que tuvo lugar debido a la caída del consumo interno ocasionado por el empobrecimiento de los argentinos.
Desde el punto de vista de las economías regionales, una reactivación de este tenor no sólo tiene obvias connotaciones económicas sino también importatísimas consecuencias sociales, ya que la actividad frutillera es altamente intensiva en ocupación de mano de obra, fundamental en una Argentina sumida en grave crisis de desempleo.
En el 2002 la aplicación de la ley de conservación de la energía tuvo un resultado feliz para el sector frutillero argentino, ya que si bien parte de la producción se perdió en el campo por inclemencias climáticas (como todos los años) y la demanda interna cayó, esta vez las condiciones favorables para exportar permitieron compensar significativamente el desequilibrio.
De no haber sido por la variante exportadora, la retracción del consumo interno hubiese dejado en estado crítico a este segmento frutícola que es de vital importancia para el interior de las provincias de Santa Fe, Tucumán y Buenos Aires, principalmente.
El achicamiento de la demanda interna se vió reflejada en los volúmenes comercializados a través del Mercado Central de Buenos Aires (MCBA), que es el punto de referencia en oferta y demanda frutihortícola.
Por su parte, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) es la base de datos suprema para consultar exportaciones agrícolas. Cruzando información de ambas fuentes, se puede obtener una mejor imagen de lo que pasó con la frutilla entre el 2001 y el 2002, dos años de mercados completamente diferentes .
En materia de frutilla fresca, cabe señalar que el MCBA sólo comercializa una parte de la producción nacional y que el resto se canaliza por los mercados concentradores del interior, o bien, por ventas directas de productores a supermercados.
Con respecto a la frutilla para industria (congelada), que obviamente no se comercializa a través de los mercados citados, un volumen significativo es absorbido por la industria alimenticia local y constituye casi el 100% de las exportaciones de frutillas argentinas.
Los países que más compran frutillas argentinas y en forma sostenida son EE.UU. y Brasil.
El primero incrementó en mas de 600% los volúmenes de compras en el 2002 con respecto al 2001, por un valor de casi US$ 800,000, mientras que el país carioca mantuvo fija su demanda.
Sumando todas las exportaciones, la frutilla generó el año pasado un ingreso de al menos 3,4 millones de dólares. Los envíos a Canadá y China fueron muy significativos ya que los antecedentes de exportación de frutilla a esos países eran practicamente nulos.
Canadá está implementando un período de prueba para las importaciones de frutillas frescas argentinas basado en un trato arancelario transitorio especial. Esto es fundamental ya que los grandes proveedores de frutilla de Canadá son México y EE.UU., los cuales, además de la ventaja de estar cerca, tienen preferencias arancelarias por formar parte del NAFTA.
Como el consumo canadiense es estable, las frutillas argentinas le estan quitando parte del mercado a EE.UU. y a países latinoamericanos (entre ellos Chile, con quien Canadá tiene un tratado de libre comercio). China compra fundamentalmente frutillas congeladas pero se está transformando en un fuerte exportador, por lo cual no es un mercado sostenible para las frutillas argentinas.
- El mercado que se viene
Para la frutilla fresca, según las estadísticas del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), España es el primer exportador mundial (300.000 ton) y si bien hubo una caída notable de la producción en el 2002, se espera que en el 2003 se recupere parcialmente.
Luego le siguen en importancia EE.UU., Bélgica, Italia, México y Polonia, de los cuales los dos países norteamericanos pronostican incrementar levemente la producción, y los dos europeos mantenerla o reducirla.
Respecto del mercado de la frutilla congelada, que está liderado por los envíos al exterior desde Polonia no se prevén aumentos de la producción en el 2003.
En segundo lugar están EE.UU. y México con casi idénticos volúmenes exportados y anuncios de leves aumentos de la producción. China y España cierran la lista de los cinco países top exportadores de frutilla congelada, ambos con perspectivas de incrementar la producción con relación al año pasado.
¿Quiénes se comen las frutillas?
Alemania, Francia, EE.UU., Canadá, Reino Unido y Japón son los seis países top importadores de frutilla fresca y congelada. Japón no compra frutillas frescas argentinas porque nuestro país tiene mosca de los frutos y la frutilla está citada como hospedero de esa plaga. En realidad, estudios realizados en la Argentina jamás detectaron mosca de los frutos en frutilla y esto debería servir de base para iniciar negociaciones con el gobierno nipón para levantar las restricciones. Tampoco hay registros de exportaciones de frutilla congelada a ese país, que tiene a Chile entre sus principales proveedores.
Una de las conclusiones de lo que pasó entre el 2001 y el 2002 es que las exportaciones no están limitadas por la calidad de la frutilla argentina sino por cuestiones fundamentalmente económicas.
La calidad de las frutilla argentina es competitiva con la de otros paises productores tales como Brasil, EE.UU., España e Italia, de acuerdo a un estudio realizado por el INTA.
Si bien la mayor parte de las exportaciones son de fruta congelada (menos exigente en calidad que la fruta fresca), las nuevas reglas del mercado podrían dinamizar la salida de fruta fresca. La premisa es llegar a cualquier mercado con la misma calidad y frescura de una frutilla recién cosechada.
Pero Argentina, justamente por no tener tradición exportadora de frutos altamente perecederos, está rezagada en utilización de tecnologías de postcosecha (tales como "atmósfera modificada") para mantener por más tiempo la calidad del producto, lo cual es un gran escollo para alcanzar los mercados de ultramar que pagan los mejores precios.
La falta de cámaras frigoríficas para almacenar fruta fresca en los principales aeropuertos del país, mal estado de las rutas y los cortes imprevistos de rutas son algunas otras limitantes que van en desmedro de la voluntad exportadora.
Por Daniel Kirschbaum
Fuente Diario Clarín