Este año se crecerá un 15%.
Si continúa esta tendencia, hacia 2010 la Argentina vendería por ese valor.
Por primera vez en muchas décadas aparece una oportunidad para reconstruir y modernizar la economía desde las exportaciones, ventana que se abre en un nuevo contexto económico y comercial externo e interno. La "nueva economía" mundial gira alrededor de tres elementos: la globalización de los mercados, la nueva era de la información y el conocimiento -la llamada "mentefactura"- y un continuo, rápido e incierto proceso de cambio; tres impulsores de la hipercompetencia global.
La "vieja economía" se basaba en la producción masiva estandarizada (economías de escala de producción y mínimo costo, y una competencia basada en precio y calidad), pero en la "nueva economía" la producción es flexible, personalizada (solución integral al cliente), el ciclo de vida de los productos es corto y el precio se basa en el valor percibido por el cliente.
El propio concepto de ventaja competitiva también evolucionó de uno basado en costo-precio-calidad a uno sustentado en la capacidad y velocidad de la empresa para la innovación y el aprendizaje, con nuevos productos y procesos más ágiles que la competencia internacional.
En el mercado interno, la depreciación nominal de la moneda mejoró el tipo de cambio para las exportaciones. No obstante, el primer efecto palpable fue sobre el nivel de importaciones, que en 2002 cayeron un 56%, y exportaciones (bajaron un 5%), acusando a su vez el default y la paralización del mercado financiero.
Recién durante el último cuatrimestre de 2002 comenzaron a expandirse las ventas. Sólo a partir de ahí se puede visualizar una tendencia hacia el crecimiento de las exportaciones en 2003 de un 15% (US$ 30.000 millones). Es más, ¿no estaremos ante un ciclo expansivo que triplicaría nuestras ventas?
Esto implicaría el desafío de crecer al 15% anual para llegar a un valor de US$ 77.533 millones en 2010 ¿Es factible lograr estos valores? La respuesta es afirmativa en virtud de la experiencia de otros países, como Irlanda, México, España y Corea. En 1960, la Argentina exportaba más que estos cuatro países, pero con el transcurso de las décadas (ver cuadro) la historia se dio vuelta.
Una explicación de esta pobre performance está representada por la diferencia en la relación exportaciones/PBI de los principales 20 exportadores del mundo (29,86%) y el de la Argentina (10,1%) en 2001. Si aplicamos este 29,86% a las exportaciones argentinas en 2001, totalizarían US$ 79.457 millones. Esto demuestra que las tasas de crecimiento de las exportaciones no son fantasiosas, sino factibles. Y esos valores pueden lograrse en un período de ocho años.
- Lecciones
¿Qué políticas de promoción aplicaron esos países que tanto evolucionaron? ¿Qué lecciones nos dejan para asegurarnos un futuro en este mundo hipercompetitivo y gravitar como país exportador?
Veamos:
- Implementación de estrategias nacionales para la promoción de exportaciones como elemento central de una política de crecimiento;
- Apoyo activo a la integración regional, como factor clave del éxito de exportación;
- Atracción a la inversión extranjera directa;
- Creación de un marco de asociatividad operacional entre el sector público y privado;
- Difusión de la estrategia y contenido de las políticas de promoción;
- Considerar la promoción como un proceso continuo;
- Coordinar a nivel nacional los programas de promoción mediante un organismo técnico central;
- Transformar la política de promoción en una prioridad de Estado;
- Enfasis continuo sobre la competitividad internacional, y
- Evaluación periódica de las actividades y programas.
Los resultados logrados por las políticas de aquellos países indican que un crecimiento del 15% anual de nuestras exportaciones no es una meta irreal, si cuenta con el marco operativo adecuado.
Por Antonio Seward
Para LA NACION
El autor es Subsecretario de Comercio Internacional.