La creciente demanda de caracoles comestibles en Europa ha impulsado el surgimiento de criaderos en la Argentina.
Son menos ahora los argentinos que observan con indiferencia el silencioso deslizar del caracol por las paredes de su jardín. Es que, además de su casita a cuestas, este molusco lleva consigo lo más preciado en estos días: promesas de rentabilidad. Apreciado en forma considerable por el paladar de los europeos, el caracol se ha ganado el interés apasionado de muchos que han empezado aquí a criarlo, en vista de los buenos resultados económicos que podrían obtenerse de generalizarse su producción.
"Nos estamos acercando a la concreción de nuestro objetivo, que es llegar a obtener un volumen exportable que nos permita entrar de lleno en el mercado mundial", enunció Marcelo García, secretario de la Asociación de Helicicultores y técnico del INTA Cañuelas, que estimó que a partir del próximo verano será posible contar con partidas amplias de caracoles para vender.
La Asociación de Helicicultores a la que pertenece García busca promocionar la actividad no sólo en el campo de la producción sino también en el de la comercialización y agrupa ahora a 320 establecimientos en todo el país.
"Conscientes -refirió- de que el requisito fundamental es la capacitación, no perdemos el contacto con criadores de otros países, por eso invitamos a gente como el doctor Giovanni Avagnina, presidente del Instituto Internacional de Helicicultura de Italia, que iniciará a partir del lunes un ciclo de conferencias.
- Comercialización
Hoy se venden pequeñas partidas como reproductores para gente que se inicia y se colocan mercaderías en restaurantes, pero la meta es la exportación a Francia, España, Italia, Alemania, Japón y Portugal. Consideró que en la actualidad la situación "es inmejorable", pues en los Balcanes y el norte del Africa (que abastecen a los países de la Unión Europea) se van poco a poco diezmando las poblaciones silvestres, debido a que allí se hace una recolección sin control y aunque las leyes no prohíben la captura son sí muy restrictivas.
Los europeos obtienen su mayor producción en el verano y cuando les llega el invierno tienen muy baja producción, pero -explicó García- "como el invierno de ellos corresponde a nuestro verano, ahí entramos los argentinos".
Agregó que hay tres países con posibilidad de vender, pero los dos primeros "están mucho más atrasados que nosotros".
- Moluscos argentinos
"La helicicultura argentina cuenta ya con criaderos armados, con una base legal y con el apoyo del INTA. Ahora nos toca encarar la investigación propia", opinó Ariel Sosa, otro integrante de la Asociación de Helicicultores.
Para Sosa es importante estudiar la manera europea de criar caracoles, "pero ello -advirtió- con la idea de adaptar esos conocimientos a las distintas regiones y situaciones de nuestro país, teniendo en cuenta las diferencia de suelo y clima, ya que la asociación cuenta con criadores desde Salta hasta Tierra del Fuego".
- Modos de crianza
Hay tres procedimientos. Uno es el sistema totalmente extensivo de criadero abierto -como hacen los italianos- con todos los caracoles afuera, alimentados con productos de huerta.
Después está el sistema intensivo de recinto cerrado, que es el que utilizan los franceses, donde se imita el clima primaveral durante todo el año y se alimentan con balanceado. Con ello se logra en menor superficie una menor inversión por metro cuadrado.
Por último, existe un sistema mixto, en el cual parte del proceso productivo se desenvuelve en ambiente controlado y parte se desenvuelve al aire libre o en invernaderos.
Dentro de la asociación hay representantes de los tres sistemas. Aquella persona que no dispone de campo y que tiene un galpón, se inclinara por el modo intensivo.
Un sistema extensivo puede tener un costo de entre $ 2,50 y $ 6 el metro cuadrado, en tanto que intensivo oscila entre $ 40 y $ 50 el metro cuadrado. Los sistemas de instalación son muy distintos.
En un extensivo total se sacan entre 6000 y 10.000 kilos de caracol por hectárea y por año, mientras que en un criadero intensivo de 600 u 800 metros cuadrados lo que se saca son de 20.000 a 25.000 kilos.
Con respecto al consumo interno, Sosa invitó a tener en cuenta que "aquí, hace un par de años nadie hablaba del tema caracoles, pero hoy podemos ver con mucha frecuencia por televisión chefs que enseñan a cocinarlos". Informes: 4432-6648.
Por Bartolomé Vedia Olivera
Fuente: Diario La Nación