Según Gonzalo A. Roca, presidente del Movimiento Argentino para la Producción Orgánica (MAPO), en el mundo la producción orgánica se está desarrollando a pasos muy firmes desde hace muchos años. En su opinión, la producción ha venido creciendo el 20% anual acumulativo desde hace 20 años y esto arroja una cifra que señala un comercio de 40.000 millones de dólares en el mundo de productos orgánicos.
Principalmente, la mitad de ese guarismo tiene su centro en Europa, y un poco menos de esa mitad se ubica en los Estados Unidos, que está avanzando a pasos muy importantes en producción y en consumo. Además, aunque se ha incluido recientemente para nuestro país, hay que considerar a Japón, que también está consumiendo muchos orgánicos.
"Entonces, como se ve, hay una demanda muy, muy grande que crece año tras año", enfatizó Roca. En su opinión, América latina está participando con un poco de ese guarismo y la Argentina particularmente también con otro poco.
Según Roca, el 98% de los productos orgánicos de la Argentina se exportan. La proporción se ubicaría en un 62-63% con destino a Europa y el resto a los Estados Unidos y Japón.
Como ya se dijo, la Argentina exporta el 98% de lo que se produce, el 2% restante es para el mercado interno. "Esto es consecuencia de la crisis del 2001-2002 que pegó fuertísimo en nuestro país; en ese momento se consumía aproximadamente el 25% y se exportaba el 75%, pero por la crisis no se vendió nada acá. Nadie pagaba un solo centavo de nada por nada; por lo tanto cualquiera que tenía algún producto buscaba la posibilidad de sacarlo del país, sobre todo con los precios que había en ese momento y con un cambio a $ 3,70/dólar", dijo Roca, que agregó "no nos olvidemos de ese momento en el que muchos productores cayeron, sobre todo los más chicos que tenían mayor oferta acá en el mercado argentino". Para el presidente del MAPO, ese fue un golpe muy duro, pero que ya se está revirtiendo. "No obstante, el consumo interno todavía es muy chico y eso se debe, principalmente, a una falta de difusión adecuada", agregó.
Roca enfatizó en este tema: "Aún los que exportan piensan y quieren vender productos en la Argentina. De hecho es una necesidad comercial, porque a muchos de los que importan les interesa saber dónde se producen y dónde se venden en el país".
Para Roca, "esto es algo sobre lo que se está trabajando y las empresas son muy conscientes al respecto. Pero falta también la concientización del consumidor de saber diferenciar la calidad de un producto orgánico y de saber qué es lo que está consumiendo".
Los más desarrollados
Entre los productos que más se están desarrollando, los principales son los cereales (trigo, arroz), las oleaginosas (girasol), y también el lino. En un momento dado el maíz se sumaba a esta lista, pero ahora no porque no hay mucho y queda para el consumo interno. De cualquier manera, hay mucho interés por este cereal.
Los orgánicos están direccionados hacia la agricultura, pero también hacia la ganadería. En agricultura, aparte de los productos mencionados están creciendo mucho los de mayor valor. Por ejemplo, se observa un aumento en los envíos al exterior de peras, manzanas, cerezas, vid, aceite de oliva, vino, azúcar (que ha crecido mucho), los jugos y los mostos. En ganadería ha crecido mucho la ovina.
Con 2.656.559 hectáreas totales certificadas, la Argentina ocupa el tercer lugar en el mundo en cuánto a superficie. Nuestro país exporta 95.000 toneladas de orgánicos y son productos de la agricultura; a eso se le suma un poco la exportación de carnes y de miel.
Para Roca, hablar de un producto orgánico implica ir mucho más allá de no usar agroquímicos; "es todo un sistema de trabajo y de producción que contempla la totalidad del sistema productivo donde se utilizan los insumos propios. Salvo el tema de semillas, todo lo que hace al sistema de control de plagas, malezas y enfermedades el producto se logra dentro de un proceso de manejos, por eso la llamamos una producción de procesos y no de insumos que es la otra, que trae todo de afuera", agregó.
"Lo que yo quiero decir, es que es un sistema que usa sus propios fertilizantes, estoy hablando de cosas que se generan (compost, abonaduras), o también uno puede tomar un lombricompuesto. En algunos casos, si la producción es muy grande o muy extensiva se pueden tomar productos de afuera, pero hablamos siempre de los mismos fertilizantes (compost, por ejemplo), o algunos preparados bacterianos, completamente distintos de los otros que son productos de la industria química", sostuvo el presidente del MAPO. Por último, Roca abogó por una mayor integración entre los productores de orgánicos, y consideró que el sistema requiere una colaboración que no posee de parte de distintas áreas del Gobierno o de ONG, "porque todo esto tiene un impacto local muy importante. Los orgánicos están muy ligados al desarrollo territorial".
Por Héctor Müller. Diario La Nación