Algunas iniciativas surgidas en Francia, España e Italia que lograron aumentar las ventas externas.
El nuevo escenario económico de la Argentina en 2002 permitió mejorar la competitividad de empresas y productores radicados en el país, potenciando la posibilidad de distintos sectores de la economía de ganar nuevos nichos de mercado. Sin embargo, aumentar en forma sostenida la participación de nuestro país en el mercado internacional demanda un aggiornado tejido institucional exportador, con un alto nivel de integración e interrelación entre el sector público y el privado, y entre el Estado nacional y las regiones económicas.
Además, deberá estar basado en la democratización del proceso de ventas externas para que permita ampliar el número y el origen geográfico de los actores, posibilitando el acceso de pequeñas y medianas empresas al mercado internacional.
Los casos exitosos de Francia, Italia o España muestran que la dinámica exportadora está basada en una ingeniería institucional democrática, simple y con un alto grado de participación del sector privado.
Las cámaras de comercio de estos países son prueba de ello. De carácter público y gestión privada, están constituidas como entidades transparentes, eficientes y creíbles, a las cuales las empresas están obligadas a asociarse.
Allí nacen los consorcios de exportación, que concentran la actividad comercial, certifican el producto terminado, controlan el proceso productivo y tienen entre sus objetivos desde la consolidación de los productos que fabrican para el mercado externo hasta la radicación de sistemas comerciales o productivos en países estratégicos.
Operan con fondos que aportan tanto el sector público como el empresariado local y generalmente en él se consolida un proceso de complementariedad vertical entre las empresas.
En Módena, Italia, existen más de 2000 empresas integradas en consorcios de exportación. Venden al exterior por 7800 millones de euros al año (8422 millones de dólares), el 2,9% de las exportaciones totales italianas.
Financiamiento
En tanto que en Valencia, España, son 360 las empresas que están promocionando sus productos en los mercados internacionales a través de 77 consorcios de exportación.
Como parte de esta estrategia, a los consorcios de exportación se suma la actividad de los consorcios de financiamiento -fundamentales para las pequeñas y medianas empresas-, que negocian formalmente líneas de créditos con el sistema financiero, otorgan garantías complementarias y bonifican tasas de interés.
Un ejemplo de ello es el Cofim (Consorzio Fidi Modena) que en 2000 garantizó financiamiento para más de 400 empresas por 52 millones de euros (US$ 56 millones), destinado para más del 70% de las iniciativas de inversión y desarrollo.
Otro de los pilares institucionales a los que recurren los países desarrollados son los Demos Center, o centros de innovación tecnológica a los que acude el sector privado para potenciar sus ventas externas.
En él confluyen las asociaciones de emprendedores regionales, empresas manufactureras y de servicios, las universidades y el Instituto de Crédito. Su misión es la difusión y la innovación en el ámbito organizativo y de la producción, en particular en la automatización, informática y telemática.
El éxito de este proceso de sinergia entre el sector público y el privado se explica a partir de la cultura económica de los empresarios del mundo desarrollado que tiene como uno de sus fundamentos el riesgo empresarial.
A partir de este concepto han transformado sus empresas, en muchos casos, abriendo el capital social de las firmas al mercado de capitales, permitiendo su inserción en el sistema de comercio internacional y dándoles un perfil mundial a través de instituciones como el Pmomec, un organismo especial que la Cámara de Comercio de Módena constituyó para desarrollar actividades promocionales en favor de la internacionalización de las empresas de las provincias.
Así las cosas, un mayor flujo de productos argentinos en el mercado mundial requiere de instituciones amplias, participativas, eficientes, eficaces y aggiornadas . No es necesario que la Argentina se demore en un camino de ensayo y error ya que hay suficientes experiencias exitosas en el mundo de las cuales aprender.
Estos ejemplos indican que no siempre el sector privado contó con todas las condiciones para alcanzar el éxito, sin embargo no escatimó esfuerzos organizativos y financieros para lograr lo que hoy con orgullo puede exhibir.
Por Miguel Paulón y Claudio Sabsay
Los autores son: ex secretario de Agricultura y actual director del BICE, y especialista en comercio exterior y vicepresidente 2° del BICE, respectivamente.
Fuente: Diario La Nación