Con una superficie actual de explotación de 1,2 hectáreas, que será ampliada, el establecimiento de cría de caracoles que Mauricio Donemberg, Amadeo Sabattini y Jorge Ossés tienen en cercanías de Río Segundo es una de las pocas –sino la única– experiencia de helicicultura extensiva en toda la provincia de Córdoba.
El emprendimiento denominado ‘Helix del Sur’ sigue a rajatabla los métodos de cría de los establecimientos de helicicultura de Italia, país que más desarrollo ha conseguido en la cría extensiva de caracoles en todo el mundo.
Para mediados de este año, estos jóvenes productores tienen previsto extender la superficie dedicada a la cría a siete hectáreas, con lo que podrán finalizar este 2003 con una producción lista para comercializar cercana a las 35 toneladas de caracoles. España será el principal destino de esta producción cordobesa.
- Ventajas a campo
Helix del Sur nació hace dos años como la inmensa mayoría de las experiencias dedicadas a la helicicultura en Argentina: criando caracoles de la variedad Helix Aspersa de manera intensiva en ambientes biológicamente controlados.
Pero a poco de andar Donemberg, Sabattini y Ossés conocieron la tradición europea de cría a cielo abierto y decidieron apostar a dicha modalidad con la idea de alcanzar una mayor escala en la producción.
“Nuestro país tiene ventajas muy fuertes en relación con el clima y el suelo para competir con la modalidad de cría a campo en todo el mundo”, asegura Donemberg.
En ese sentido, el 20 de marzo llegará a Córdoba, invitado por la Cámara de Comercio Italiana de Córdoba y este trío de helicicultores, Giovanni Avagnina, el mayor especialista internacional de la helicicultura extensiva.
El experto italiano vendrá a dictar una serie de conferencias en Córdoba, Rosario y Capital Federal, y a evaluar la marcha del emprendimiento Helix del Sur.
- Primera experiencia
La cría a campo de caracoles permite alcanzar mayor escala productiva, aunque obliga a lidiar con una serie de limitaciones climáticas y ambientales prácticamente ausentes en la modalidad intensiva.
Por caso, todo el perímetro de explotación de Helix del Sur debió rodearse con un cerramiento de chapa para impedir el ingreso de animales predadores, tales como iguanas y ratas.
Asimismo, antes de iniciar la “siembra” de ejemplares fue necesario desarrollar estudios de suelo para medir las condiciones minerales y de humedad, e incorporar los nutrientes necesarios.
También se debió cuidar que el terreno no fuera anegadizo, ya que si los caracoles percibían una proporción de agua mayor a la que necesitan, se opercularían y dejarían de estar activos.
Si hubiera sido necesario, deberían haber practicado surcos de escurrimiento para limitar el volumen de agua del suelo en los días de lluvia.
Los responsables de Helix del Sur dispusieron los recintos de cría de manera paralela unos con otros, y se conformaron rectángulos de 68 metros de largo por cuatro metros de ancho. Cada uno está rodeado de una malla especial de un metro de alto para evitar que los caracoles escapen, especialmente durante la noche.
“De todos modos, el mejor sistema antifuga es que los moluscos se sientan cómodos con las condiciones de alimento, humedad y reparo que tengan en los recintos”, señaló Sabattini.
Actualmente, el establecimiento cuenta con una población que en conjunto suma 300 kilos, aunque en mayo próximo sumarán otros dos mil kilos para encarar la etapa de reproducción a gran escala.
El establecimiento de Río Segundo tiene dispuestos lotes especiales para reproducción con una densidad de 20 animales por metro cuadrado, y otros destinados específicamente a engorde con una proporción de caracoles por superficie mucho mayor, cercana a los 200 moluscos por metro cuadrado.
Cada recinto está sembrado con lechuga y achicoria, las dos verduras principales en la alimentación de los caracoles de cría. También cuentan con una huerta especial para alimentar a los animales en las épocas en que los recintos no disponen de la cantidad necesaria de vegetales.
El emprendimiento posee incluso un sistema de riego por aspersión, el que cumple una doble función: regar los vegetales que sirven de alimento a los animales, y a la vez mantener relativamente constante la humedad del suelo en el que los caracoles desarrollan su ciclo biológico.
El riego se efectúa al anochecer y a la madrugada, para que el caracol se muestre activo en horas en que el sol y el calor no son tan intensos.
- Ciclo reproductivo
Los caracoles son sembrados en setiembre, y tardan entre seis y 10 meses en madurar. Luego comienza la etapa de reproducción.
A campo, los caracoles tienen un promedio de puesta de 90 huevos, el 25 por ciento de los cuales finalmente nacen y se desarrollan como adultos. En Helix del Sur han logrado puestas de hasta 140 huevos, y con un porcentaje de sobrevida mayor al promedio. Una vez que los animales desovan, viene la etapa de selección, tanto de los ejemplares que serán comercializados, como aquellos que se destinarán a reproducción.
La productividad en este tipo de explotaciones ronda las 10 toneladas por hectárea, aunque es posible superar ese valor ante condiciones climáticas y ambientales especialmente favorables.
Fuente: La Voz del Interior