El repunte de la producción industrial es consecuencia de dos procesos muy marcados, originados en el dólar caro: una mayor competitividad de los exportadores y la desaparición de mucha mercadería extranjera que antes colmaba las góndolas, lo que desencadenó un acelerado proceso de sustitución de importaciones. Por una razón o la otra, muchas empresas están acercándose a los niveles de actividad que tenían antes del comienzo de la gran recesión, allá por 1998. Quienes siguen de cerca estos temas coinciden en que, por ahora, la sustitución de importaciones ha tenido mayor impacto en la recuperación que la mejor performance exportadora. En rigor, durante 2002 las ventas al exterior se contrajeron 3%. Y recién para este año se pronostica un crecimiento, de entre 10 y 15%. Las importaciones, en cambio, cayeron casi 60%.
Dante Sica, el secretario de Industria, identifica claramente a los sectores que hoy disfrutan del repunte "y que están trabajando al 70 u 80% de su capacidad". Son aquellos o que bien antes de la devaluación sucumbían frente a la mercadería importada (en especial los productores de bienes de capital) o bien son proveedores de los complejos exportadores. Las vedettes del momento son las fábricas de maquinaria agrícola. Tienen tanto trabajo por delante que incluso ya habrían tomado unos 3.500 nuevos empleados.
En el listado de los rubros más activos figuran además el resto de la industria metalmecánica, la petroquímica, la química básica, los complejos aceitero y molinero, las industrias del vidrio y el plástico, la producción de aluminio, la industria textil y la del calzado, entre otros.
Juan Carlos Lascurain, vicepresidente de la UIA, consideró que en este contexto "en gran medida debe haberse detenido la destrucción de empresas" que caracterizó los noventa y se profundizó en 2001. Pero el industrial aclaró que todavía se está lejos del techo. "Estamos recuperando la capacidad ociosa que teníamos", apuntó.
Para Bernardo Kosacoff, de la CEPAL, un dato clave que favoreció la sustitución de importaciones fue la capacidad de las empresas por hacer frente a las demandas de la gente, acostumbrada a consumir durante una década productos importados de buena calidad. "Muchos percibían que el sector manufacturero no iba a producir bienes de calidad. Eso no sucedió y tampoco hubo desabastecimiento, porque la Argentina adquirió la capacidad de hacer bienes industriales de mayor calidad", dijo.
Según Sica, para recuperar los niveles de producción previos a la crisis será precisó que la reactivación alcance también a otros sectores. Citó los casos de la industria automotriz, la construcción y las fábricas de electrodomésticos, cuyas ventas dependen fundamentalmente de la reactivación del consumo a nivel interno.
Fuentes del sector automotriz, en ese sentido, dijeron que actualmente "la exportación es la que está manteniendo en movimiento a las fábricas", ya que más del 80% de la producción de autos tiene ese destino. El mercado doméstico sigue estancado: en enero se habrían vendido apenas unos 7.000 vehículos, muy lejos de los 40.000 mensuales que llegó a colocar el sector durante sus años de esplendor.
Fuente: Diario Clarín