Dado el dinamismo del entorno regional e internacional vamos a reflexionar en estas líneas sobre las exportaciones de la Argentina como el motor natural del crecimiento de largo plazo. Con las reformas que se instrumentaron en los 90 hubo un salto exportador importante favorecido por buenos precios internacionales. Después, tuvimos una virtual meseta de seis años sin superar los 30.000 millones de dólares (que fue una de las causas de la caída de la convertibilidad) y ahora estamos por llegar a los 50.000 millones en el próximo año.
¿Habrá habido un quiebre estructural en la función de exportaciones a partir de 2003? No hemos experimentado aún en nuestro país una dinámica propia de curva j (la exportación crece recién después de una devaluación significativa con cierta demora asociada a la lógica misma del cambio de precios relativos) que fue común en otras economías como la brasileña, donde se observó una demora de cinco años, pero con un salto exportador significativo desde 60.000 millones de dólares a 110.000 millones.
Hechos relevantes
En lo que se refiere a las exportaciones en el contexto de una región muy dinámica en este tema, tanto por efecto precio como cantidad, cabe destacar un conjunto de hechos estilizados relevantes.
1) La base de empresas exportadoras de la Argentina se ha expandido de modo considerable con un incremento de más de 3000 firmas desde 2002 a 2006 que son básicamente pymes.
2) En un trabajo realizado en el IAE junto a Eric Ritondale, que estuvo a cargo de la investigación empírica, queda claro de acuerdo a la matriz CAN de competitividad que Argentina está creciendo proporcionalmente más con respecto al resto del mundo en sectores que son relativamente más vegetativos en el esquema mundial de comercio (ej: cereales y oleaginosos). Existen, por otra parte, sectores dinámicos en el comercio donde el país revela su competitividad, como es el caso de energía y productos químicos. Esto tiene que ver en parte con que nuestras exportaciones se corresponden con sectores de bajo contenido tecnológico.
3) En cierto modo, desde 2002 el crecimiento del valor de las exportaciones se explica, en buena medida, por dos productos: petróleo y soja. Pero hay más en la cartera de bienes transables. La difusión extensiva de la soja es cuestionable desde el punto de vista de manejo del suelo de las explotaciones agrícolas, existe el riesgo de fuerte concentración y el petróleo está aparentemente en zona de fatiga geológica y va a la baja de producción y exportación.
4) La productividad total de factores se vincula con el desempeño exportador de modo estrecho. De allí la importancia de ver a las exportaciones como un fenómeno de largo plazo.
5) Las MOI (manufacturas de origen industrial) crecen a ritmo sostenido y superan ampliamente los niveles de los 90. Es una señal importante que revela un patrón de exportación más diversificado.
6) El tipo de cambio real ha sido relevante para exportar, pero no decisivo. En los estudios empíricos no aparece como una variable muy significativa para explicar el comercio. Para el caso de las pymes, está claro que el efecto de la devaluación ha sido beneficioso.
7) El efecto de China por ahora es marginal, pero parecería tener mucho potencial. Hacia el futuro es de esperar que el salto exportador se de por incrementos de una veintena de productos puntuales ya que es difícil pensar en un nuevo boom como fue el de la soja en los años 80. China puede ser un mercado natural para esos nuevos nichos.
8) La política industrial es clave para el desarrollo de las exportaciones dado el bajo contenido tecnológico de los productos de nuestras firmas exportadoras y la falta de créditos.
9) La base exportadora está más diversificada en bienes y en destinos geográficos, pero todavía subyace una matriz muy primaria (recursos naturales con bajo valor agregado) que se consolidó en los 90. La exportación, en general, no arrastra empleo, pero sí innovación y empleos indirectos.
10) En el esquema de inserción externa, el Mercosur luce debilitado y el ALCA está en su momento más crítico. La idea es ir avanzando en la política exterior con la filosofía de ocupación de espacio que impulsa Cancillería del estilo infantería: nación por nación, producto por producto.
Nuestra economía claramente no crece en la actualidad orientada por las exportaciones, sino que el motor principal es el consumo, pero dado nuestro tamaño tan pequeño, 0,4% del PIB mundial, no queda otra alternativa para el crecimiento de largo plazo que apostar a las exportaciones. El modelo agro-energo exportador necesita ser revisado ante la escasez estructural de energía a mediano y largo plazo. Aún estamos esperando inversiones en bienes transables más importantes que consoliden el proceso de crecimiento hacia afuera.
La Argentina debería reforzar sus ventajas competitivas en agroindustria y en los productos basados en recursos naturales. Establecer una sinergia de crecimiento exportador del estilo chileno o finlandés sería deseable.
Rondas de comercio
Queda todavía una utopía hacia el futuro que se relaciona con un acuerdo favorable en las sucesivas rondas de comercio tipo Doha. Las negociaciones internacionales encaradas en lo que transcurre del siglo han sido claramente desfavorables por la postura rígida de Europa y de EE.UU.
Todavía nuestro país es cerrado al comercio en la comparación relativa con otros países medianos. Sin embargo, dado este nivel de tipo real de cambio, 35% superior al de equilibrio, aproximadamente el ratio de exportaciones a producto duplica el de convertibilidad. Tiene la región, según Arnoldo Hax del MIT, una "cultura provinciana". Chile en cierto modo es la excepción junto a México. América latina luce muy atrás comparada con el comportamiento exportador del sudeste asiático.
Las empresas de la región y en particular las de nuestro país están en una fase todavía temprana del proceso de internacionalización. Son pocas las firmas que están exportando de modo agresivo en el contexto internacional y en buena medida un porcentaje elevado de nuestras exportaciones está concentrado en un conjunto acotado de firmas multinacionales.
No es seguramente convocante la exportación para llevar banderas por su causa a Plaza de Mayo. Sin embargo, como la evidencia lo indica en la experiencia internacional, una de las llaves, junto con la educación y el ordenamiento institucional, para el bienestar futuro de los argentinos está en el despliegue del potencial exportador del país.
Por Eduardo Luis Fracchia. Diario La Nación