El proceso de internacionalización y la elevada concentración de la industria a nivel internacional imponen nuevas restricciones y condicionamientos al desarrollo de la industria autopartista argentina (y cordobesa), señala entre sus conclusiones Jorge Motta, investigador del Instituto de Economía y Finanzas de la Facultad de Ciencias Económicas (UNC). Explica Motta que en el actual contexto de funcionamiento del sector, caracterizado por una apreciable apertura al comercio internacional, las empresas locales tienen importantes desventajas competitivas derivadas de su menor tamaño, capacidad productiva, recursos financieros, conocimientos acumulados, etc.
Esta situación es aplicable aún a las subsidiarias de grandes autopartistas internacionales radicadas en el país. Si bien estas empresas se ven favorecidas por el acceso a conocimientos generados en sus casas matrices y, en ocasiones, por la obtención de financiamiento externo, dado el reducido tamaño del mercado interno tienden a ser plantas pequeñas respecto a las internacionales (lo que limita la obtención de economías de escala) y en no pocos casos dependen de las filiales brasileñas.
La fuerte expansión de la demanda de automóviles en el mercado local, que se inició en el 2003 y se prolonga hasta la actualidad, sólo se ha transferido parcialmente a la industria autopartista nacional. Dos motivos principales explican esta situación. Por un lado, porque el incremento de demanda se cubrió, al menos parcialmente, con vehículos importados. Y, por otro, por el alto porcentaje de componentes importados que tienen los “vehículos nacionales”. De ahí que la forma específica que adopta el régimen regulatorio de la actividad sectorial y, en particular, las características de los acuerdos para el intercambio de automotores y sus partes con Brasil tengan una muy fuerte incidencia en la evolución del sector.
Dado el elevado grado de globalización de la industria automotriz -agrega Motta- la tendencia a que las terminales demanden piezas de creciente complejidad tecnológica, con altos estándares de calidad asegurada y costos compatibles con los vigentes en el mercado internacional parece irreversible, al menos a medio plazo. La misma viabilidad de la industria automotriz argentina requiere que esas condiciones sean cumplidas, lo que invalida las formas más tradicionales de intervención gubernamental con las que en el pasado se favoreció la producción de autopartes en el país.
Pero aún cuando la protección efectiva que el estado brinda a la producción nacional pudiese aumentar en un futuro cercano, ello sería de escasa utilidad para las empresas del sector si éstas no desarrollan estrategias activas que les permitan aproximar sus niveles de eficiencia productiva a los vigentes en el plano internacional.
Mejorar los procesos productivos
En este marco, las empresas locales tienen, según el investigador, escasísimas posibilidades de competir en el diseño de nuevos conjuntos o piezas, que es uno de los segmentos de mayor valor agregado.
Pero sus posibilidades de consolidarse en el mercado interno e insertarse en las corrientes del comercio internacional son mayores en la medida que focalicen sus esfuerzos en mejorar los procesos productivos. Ello, por un lado, requiere el establecimiento de estrategias y la introducción de cambios organizativos que favorezcan la generación de procesos de aprendizaje al interior de las firmas los que, a su vez, deberían permitir una adecuada adaptación de los conocimientos y tecnologías externas a las necesidades específicas de las empresas locales. Por otro lado, también es imprescindible lograr una mayor vinculación de las firmas entre sí y de estas con las instituciones de ciencia y técnica de forma de lograr una mayor circulación del conocimiento existente en el medio local y, por esa vía, propender a la difusión de prácticas productivas eficientes. La Mañana de Córdoba