Muchos profesionales le encontraron la vuelta a la crisis: exportan sus conocimientos a través de la web.
Apartir de la devaluación del peso argentino se ha producido un brusco cambio en las relaciones de costos de los servicios profesionales argentinos frente al costo de los mismos servicios en los mercados de países desarrollados. En particular en Europa, los servicios tienen costos medidos en moneda fuerte, Euros, y desde hace años son conocidas las contrataciones de trabajos profesionales de todo tipo, especialmente aquellos que a partir del desarrollo de Internet es posible hacerlos en el país de origen y enviarlos por este medio a la empresa contratante en el país de destino, o incluso realizarlos on-line.
Muy conocidos son los casos de empresas británicas que entre otras cosas llevan hasta sus contabilidades en India desde hace unos años. Más aún: existen casos, como los de reputados expertos financieros, que durante años desempeñaron su actividad en la "carísima" city londinense y hoy, cesanteados por sus empleadores, tienen su actividad independiente en ciudades de menor costo relativo como Madrid, donde continúan trabajando con ingresos inferiores.
Esta experiencia europea en la contratación de trabajos a distancia, sumada a la buena reputación de la calidad de trabajo del profesional argentino, ha posibilitado un rápido desarrollo de estas prestaciones en el Viejo Mundo, comenzando, como es natural, por España.
"En Argentina, ésta es una alternativa de exportación no tradicional muy interesante. De hecho, el campo de la informática, o en general aquellos trabajos que es posible realizar sobre soporte informático y luego trasladar a través de la red, cuentan hoy con grandes posibilidades. Y están creciendo a un ritmo constante", aseguró el doctor Néstor Braidot, consultor empresario y docente en la Universidad de Salamanca, España.
Los rubros principales de esta "nueva forma de exportación" de servicios, llamados en España "teleprofesionales", tienen que ver con el desarrollo creativo de webs y estrategias comerciales en el espacio de Internet, asesoramiento en negocios en general, agencias virtuales de turismo, arquitectura y diseño industrial.
Desde hace un año, la exportación de servicios de consultoría tiene buena aceptación, sobre todo en España, EE UU e incluso en Chile y México. La modalidad de la prestación de estos servicios es mixta, lo que implica "teleprestaciones" y traslados temporarios —entre dos y cuatro meses— a los lugares de radicación de las empresas contratantes.
Braidot explicó que el volumen de la actividad no es tan "medible" como las exportaciones tradicionales, que requieren de procesos logísticos y están sujetos a reglamentaciones más específicas y burocráticas para su comercialización. "Y esta es una característica que deviene del proceso de globalización y las novedosas formas de trabajo que aparecen con las nuevas tecnologías", opinó.
Es interesante considerar como esta forma de exportación lleva a replantearse cuan controlables son este tipo de operaciones y la pertinencia o no de que este control deba realizarse efectivamente, sobre todo a partir de los antecedentes en la mecánica de exportaciones tradicionales de Argentina, donde el control burocrático termina siendo, en muchos casos, una "máquina de impedir".
- Una actividad que crece rápidamente
En Argentina, el crecimiento de estas prestaciones se ubica en el 50% en los últimos 10 meses, y anticipa ritmos similares de evolución para este año. La Cámara Argentina de Comercio Electrónico, de acuerdo con proyecciones recientes, estima que existen en el país más de 600.000 teletrabajadores. A pesar de la precisión del dato no se sabe cuántos son los que trabajan permanentemente en forma remota y quienes lo hacen viajando esporádicamente para realizar su prestación, como es el caso de quienes realizan capacitación o consultoría profesional.
Los "exportadores viajeros" —consultores y profesionales que llevan su producto personalmente— suelen ser administradores de empresas o ingenieros en sistemas, y sus ingresos dependen del país para donde lo realizan y del nivel de prestación que efectúan.
De todas formas los contratos son en dólares o euros, y si bien resultan baratos para el contratante, su cambio a pesos hace muy interesante el trabajo en comparación con igual actividad en Argentina.
Fuente: Diario La Razon