En ropa, se calcula que este año los turistas comprarán por US$ 200 millones. La "exportación indirecta", superará en dos veces y media a la exportación genuina. Patio Bullrich. Local de ropa femenina. "Una turista francesa pregunta qué hay en talle 40. Le gusta una camisa y se la lleva en todos los colores. Así, en forma compulsiva, compra 70 prendas." Lo cuenta sin mayor asombro Janet Wise, de la firma homónima, aunque deja en claro que el promedio de gasto del turista es de 2000 pesos, contra los 500 de sus clientas argentinas. Desde Tramando, Martín Churba, que recibe a diario viajeros de América latina, Europa y Estados Unidos, también cobra por miles cuando compran los turistas, que suelen venir a buscar sus diseños con información previa.
La escena se repite, en mayor o menor grado, en diferentes áreas comerciales y los barrios más de moda de la Capital: avenida Alvear, Palermo SoHo, Las Cañitas y calle Florida.
El fenómeno ha generado algo inimaginable hasta hace poco: que este tipo de venta, denominada "exportación indirecta", supere en dos veces y media a la exportación genuina, según datos de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI). En cifras, de acuerdo con las previsiones para este año, esto supondrá que en las valijas de los visitantes extranjeros se irán prendas y accesorios argentinos por un valor cercano a los 200 millones de dólares, contra el equivalente a 75 millones de dólares que saldrán del país como exportación directa.
Héctor Kolodny, al frente de la CIAI, destaca que la indumentaria es el rubro número uno. "Lo que más demanda tiene es la ropa con diseño, en la que predomina el segmento femenino; también se interesan por las prendas para chicos y lencería."
Janet Wise distingue los hábitos de compra según el lugar de origen. "El 70% se integra con gente de América latina que viene específicamente a hacer compras; el resto son turistas europeos y norteamericanos que visitan el país y dedican un día a Buenos Aires para hacer compras. Si les gusta algo, compran en cantidad, especialmente sastrería."
En San Telmo, Pablo Ramírez, uno de los diseñadores más destacados de la moda de autor, coincide en que lo que más le piden es sastrería. "Los norteamericanos prefieren el confort y la practicidad en el uso. Llevan pilotines, trenches , algo que seguro van a utilizar mucho. En cambio, los europeos buscan piezas de diseño. Eligen sastrería, camisas, ropa de noche. Dicen que la confección está muy bien cuidada y que encuentran el producto muy internacional, a pesar de mi impronta local". ¿Cuánto consumen en su firma? En promedio, 3000 pesos.
Con local en Palermo, la diseñadora Vero Ivaldi dice que los turistas compran mucho y saben de diseño: "Buscan lo elaborado, de desfile, la pieza única; tienen el ojo entrenado". Sus compradores son alemanes, ingleses y franceses. Y en verano, por la estacionalidad, brasileños, aunque en invierno las paulistas se compran el tapado para llevarlo a Europa.
Otro fenómeno es la figura del guía de compras, el personal shopper . La especialista en moda Annie Ochoa se desempeña en esa tarea desde hace cuatro años en el Alvear Palace Hotel, dentro de lo que se cataloga el servicio VIP. "Lo pide gente que está acostumbrada a viajar y gastar. En su mayoría son norteamericanos." Se los acompaña a lugares concretos, en un promedio de 6 horas (se cobra 30 dólares la hora, además de los gastos de transporte). "Quieren prendas de cuero, alhajas, pieles, ropa y prefieren diseñadores nacionales", detalla Ochoa.
Casi sin excepción, los turistas preguntan por el tax free , trámite con el que recuperan el 21% del IVA. Y, como en todas partes del mundo, en la Argentina también son cada vez son más los comercios que se adhieren a este sistema.
Por Gabriela Cicero - Diario La Nación