Un creciente grupo de empresas de la industria informática y electrónica de Rosario y región, decidió desde hace un tiempo encarar un proceso de internacionalización de sus negocios haciendo foco en productos con mayor valor agregado y dejando en un segundo plano, en muchos casos, lo que hasta ahora había sido el motor de su desarrollo: la venta de horas de ingeniería. En este equipo se encuentran Autológica, Openware, Educativa, Consultar, Neuralsoft, CMOS y otras firmas electrónicas especializadas en proveer industrias como las autopartistas, metalúrgicas o de telecomunicaciones.
También se sumaron a ola de estos nuevos negocios las nacientes empresas de
software de entretenimiento (para PC y celulares) como la rosarina Korpos,
una pyme con ocho jóvenes dedicados a la fabricación de juegos para computadoras
que espera a fin de año colocar su producto estrella en Estados Unidos, Reino
Unido, Alemania y Francia por medio de uno de los tres grandes distribuidores
de Argentina.
En ambos rubros, los empresarios señalan que apuestan al valor agregado y a la
calidad como las principales ventajas competitivas. También buscan reducir la
exposición a variables comparativas como el tipo de cambio o los potenciales desembarcos
de grandes jugadores internacionales de la magnitud de Accenture o Tata que, además
de presionar al alza los salarios (por absorsión de personal), pueden pelear con
mayor espalda por sus principales clientes (multinacionales), pese a que estas
megainversiones estén inicialmente dirigidos a la exportación de software o
servicios.
Entre los empresarios consultados están los que creen que el ingreso de un jugador
de peso como la consultora Accenture acelerará la decisión de algunas pymes locales
a focalizarse en productos en lugar de dedicarse a vender horas de ingeniería
para no perder terreno.
Otros consideran que varios desarrolladores de software continuarán su actual
rumbo debido a que no se verán afectados, dado el grado de especialización que
han alcanzado. Pero todos coinciden en algo: el desembarco de una empresa de la
talla de Accenture no tendrá un efecto neutro en la industria y potenciará la
decisión de las pymes de apuntar al desarrollo de valor agregado en lugar
de seguir en el camino de los commodities.
Los directivos estiman que el impacto de la llegada de un jugador de estas características será menor al que produjo el arribo de Motorola y otros gigantes del sector en Córdoba, donde el propio gobierno paga, entre otras erogaciones, parte de los salarios, un incentivo con el que no cuentan las pymes mediterráneas.
De todas formas, los empresarios señalan que la gradualidad del impacto dependerá
también de cómo se cierren las negociaciones de la multinacional con pymes
locales, a las cuales se les tercerizaría trabajo.
Mirar afuera
La primera ola de internacionalización de pymes informáticas locales llegó
a mediados de la década pasada de la mano casi siempre de clientes como Techint
o las automotrices. Pero el fin de la convertibilidad incentivó a las pymes locales
a salir por su cuenta en busca de mercados en Latinoamérica, Europa, Estados Unidos,
Asia y Africa. Varios lograron ingresar fundamentalmente en países de América
latina y España.
El crecimiento de la economía, la ventaja de un peso barato y el miedo a la depender exclusivamente de los vaivenes del mercado interno, condujo a muchas de estas pymes a traspasar la frontera inicialmente con una valija llena de "potenciales" de negocios que se podían desarrollar en Argentina: horas de ingeniería, servicios, consultoría, productos, etcétera.
Sin embargo, en un proceso casi de decantación los que más avanzaron fueron los que tenían en ese abanico un producto concreto. Como fue el caso de Autológica, una empresa que tenía un software para concesionarias casi en un segundo plano respecto -en plena "era puntocom"- a las fichas que tenía puestas en portal de internet E-campo.com. Hoy ese software logró colocarlo en Latinoamérica, se asoció con un gigante indio, lo vende en Sudáfrica y está en conversaciones con firmas chinas.
Otros caso es el de Educativa con su software justamente dirigido a la
capacitación en red que vendió a España, Chile y otros países del Cono
Sur y avanza para colocarlo en Rusia.
En el rubro de la electrónica también existen varias firmas que han abierto oficinas en Europa y Latinoamérica o exportan sus productos. La empresa Consultar vendió en varios países un analizador de semillas, CMOS colocó estabilizadores de energía (UPS) en Chile y Bolivia; y en el rubro telecomunicaciones Satelco Ingeniería, dedicada a centrales telefónicas conocidas a través de la marca Nexo, también busca apuntalar su negocio en Europa.
El precio no es todo
En ese recorrido, primero los empresarios informáticos y, desde el año pasado, los electrónicos comenzaron a reveer su ecuación económica apostando con mayor énfasis en productos de nicho, y admitiendo que sólo con el precio no alcanza para colocarlo en países desarrollados.
Por eso, la inversión en certificación de procesos y normas de calidad se transformó en la primera preocupación en los dos sectores. Un fenómeno que los empresarios reconocieron que notaron en las misiones comerciales que vienen realizando en los últimos años y con mayor grado vivieron en sus últimas participaciones que tuvieron en sus giras por México, Madrid, Alemania e India, entre otros países, donde la mayoría de los potenciales socios o clientes se centraban en ese tipo de consultas a la hora de analizar posibles compras o negocios conjuntos.
Los directivos de los dos sectores también señalan que los contactos con pares
de países centrales y aquellos como India, Vietnam o Corea, con un impresionante
crecimiento en la industria del software y hardware en las últimas dos
décadas, sirvió para desmitificar algunos preconceptos sobre la capacidad para
desarrollar, en diferente escala, parte de estos negocios en la región. Incluso
para la fabricación de productos masivos como motherboard -la placa madre- proyecto
en el que analiza instalar en el país la rosarina Air Computer.
Pero los ejecutivos admiten que debido al tamaño de las pymes locales y
la ubicación de los centros de certificación (Europa y Estados Unidos, principalmente)
hace que los costos para sortear estas barreras paraarancelarias complique las
posibilidades de avanzar más aceleradamente en la exportación de productos.
En el caso de un grupo de firmas del Polo Tecnológico de Rosario ya vienen dando pasos en este sentido, con la certificación de las normas CMMi, específicas del sector informático. Un camino que les permitirá una masa crítica para que otras pymes locales puedan recorrerlo a un costo menor al que les saldría tener que afrontarlo solos en Estados Unidos.
En tanto, el sector de las empresas electrónicas comenzaron poco tiempo atrás a esbozar dos líneas de trabajo. Una, junto con la Dirección de Asistencia Tecnológica provincial (DAT), para que especialistas del exterior dicten cursos de capacitación, con la intención de que a la hora de diseñar los nuevos productos los ingenieros locales hagan desarrollos teniendo en cuenta los requisitos para cumplir con las normativas, en particular las de la Comunidad Europea (CE).
La otra línea apunta a levantar un laboratorio de compatibilidad electromagnética, que tiene un costo de entre tres y cinco millones de dólares. Dado que el que existe en la Argentina sólo alcanza para testear pequeños productos y, como consecuncia, en su gran mayoría, deben enviarlos a Brasil o Europa, con los consiguientes costos en flete y ensayo en euros.
Desde hace tiempo el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti) se habla de un proyecto de estas características pero hasta el momento no se concretó nada. Empresarios locales plantearon esta problemática a los gobiernos provincial y municipal, quienes se mostraron interesados en estudiar las posibilidades de instalarlo en Rosario, dado que fortalecería la idea de "ciudad tecnológica".
La construcción de un laboratorio de compatibilidad electromagnética también beneficiaría
a otros sectores industriales exportadores como son el de electromedicina,
alimentación (por ejemplo, fabricantes de maquinarías para la panificación), autopartista
(desarrolladores de sistemas de control de motores), maquinaria agrícola (monitor
de pérdida de granos), etcétera.
Quedará por ver con el tiempo si estos dos sectores finalmente se suben al camino
del valor agregado que los indios decidieron adoptar para diferenciarse de China
como modelo de crecimiento o lidiarán para sobrevivir, en un escenario en el que
comienzan a pesar la llegada de las compañías internacionales no sólo en
Rosario.
Por Marcos Cicchirillo. Diario La Capital