Mientras hoy Brasil sigue siendo el principal destino de las exportaciones argentinas, China crece en protagonismo y encabeza la lista de los mejores países para colocar nuestros productos. Los destinos exóticos, el gran target de las PyMEs. Qué, cómo y a quién venderle mejor. El fuerte y continuo crecimiento del sector exportador argentino en los últimos años tiene como objetivos no sólo el crecimiento, sino también la expansión hacia nuevos horizontes. La evidencia más rotunda en relación a lo primero es el récord histórico alcanzado en 2005, cuando las ventas externas llegaron a unos u$s 40.013 millones, un salto del 16% con respecto al año anterior, apuntalado por los productos primarios y las manufacturas de origen agropecuario (MOA), aunque hay ciertos países donde se colocan, en menor medida, las manufacturas de origen industrial (MOI).
En los primeros cuatro meses de 2006, se produjo un crecimiento superior en un 13% con respecto al mismo período de 2005. Otro dato categórico es que desde 1990 hasta 2005, las exportaciones argentinas crecieron más que entre 1880 y 1914. Claro, tal vez lo que minimiza este dato es el hecho de que el comercio internacional creció mucho más.
La profunda crisis económica argentina, junto con la devaluación de la moneda, llevó a la necesidad de buscar mercados nuevos. Como indica Enrique Mantilla, titular de la Cámara de Exportadores (CERA) "se busca el mercado que más pague por el producto que se desea vender". Con lo cual la diversificación de productos para vender al exterior hace que los destinos sean también lo suficientemente variados.
Los principales destinos elegidos por las empresas argentinas para vender sus productos no han cambiado demasiado en los últimos años, aunque hay cada vez más opciones en nuevos mercados y otros no tradicionales que se ofrecen como alternativas.
Vicente Lourenzo, Secretario General de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), sostiene que "en los últimos años se están dando cambios bastante significativos. Hay mercados que están creciendo de manera significativa, mientras que otros que parecían inamovibles, como Brasil, el mayor destino exportador actual, están poco a poco cediendo terreno".
El gigante dormido
El destino que más promete a los grandes exportadores argentinos es China. La apertura internacional y los acuerdos firmados con ese país favorecerán a mediano y largo plazo el destino de los productos argentinos. El boom se da en todo lo relacionado con alimentos e insumos básicos, donde este mercado de más de 1.500 millones de habitantes tiene necesidades insatisfechas. Los productos con mayor participación en las exportaciones argentinas a China son los aceites de soja con el 59% y los porotos de soja con el 11%. Todavía existen oportunidades en otros productos como los generados por la industria pesquera, cueros, laminados de acero, plásticos y algunos productos de la industria química.
Aunque no ofrece la seguridad financiera o la estabilidad de sus pares europeos o estadounidenses, China cuenta con un fuerte respaldo financiero que le asegura un futuro promisorio. Como parte del acceso chino a la OMC, la Argentina negoció con dicho país cuotas para trigo, maíz, harina de trigo y de maíz, aceite de soja y lana. La Argentina ha expresado preocupación por la aplicación de medidas sanitarias y fitosanitarias y la lentitud de la parte china en la negociación de protocolos sanitarios para facilitar el acceso al mercado chino.
El gran hermano
Aunque Brasil sigue siendo el país elegido para la colocación de productos locales y las exportaciones a ese país seguirán creciendo, su relevancia viene disminuyendo a partir de la crisis de 2001, cuando se empezaron a buscar desesperadamente dólares y euros.
Incluso a partir del comienzo de la recuperación económica de 2003, la Argentina siguió profundizando una búsqueda de mercados fuera del MERCOSUR. Igualmente, una tendencia que se viene dando desde 2002 indica que esta bonanza está más relacionada con los buenos precios internacionales que con el incremento de las cantidades o los volúmenes despachados.
Chile es uno de los principales compradores de vehículos terrestres argentinos. Pero también de otros productos, y los números del intercambio con el país trasandino vienen creciendo a gran nivel en los últimos años. El alto nivel de exportaciones en los primeros meses de 2006, con compras que llegaron al orden de los u$s 729 millones, hacen que el país trasandino sea una opción más que interesante para los ojos exportadores.
Crecer despues de la crisis
Las exportaciones argentinas, en términos cuantitativos, crecieron alrededor de un 50,4% entre 2001 y 2005. Más allá de Brasil y el Mercosur, uno de los destinos elegidos para colocar los productos en ese período, es claramente la Unión Europea.
Concretamente, España, Alemania, Holanda e Italia son los países elegidos para insertar los productos argentinos.
Por historia, tradición y actualidad, España es uno de los países más importantes para la Argentina, no sólo en el plano comercial. Los fuertes lazos que unen a las dos naciones seguirán siendo muy estrechos, y siempre estará abierta la posibilidad para exportar productos. Los acuerdos entre ambos países están siempre a la orden del día. Los mejores productos para llevar a España son los provenientes de la industria alimentaria, pescados, crustáceos, hierros, cereales y automóviles.
Con Alemania la cosa tiene sus matices: desde comienzos de los ‘90, el intercambio germano-argentino de mercaderías alcanza un volumen anual promedio de unos u$s 2.200 millones.
El país teutón es un buen destino para los minerales de cobre y oro, así como seguirá siendo un consumidor preferencial de las carnes argentinas y sus productos lácteos. También ofrecerá una buena oportunidad para vehículos (automóviles y tractores).
En lo atinente a Italia, más allá de la fuerte relación que une a este país con la Argentina, el intercambio comercial fue muy fuerte desde el final de la segunda guerra mundial. Esa relación seguirá vigente, y los productos argentinos más requeridos por la península serán los residuos y desperdicios de la industria alimentaria, pescados, moluscos y mariscos, frutos comestibles, pieles y cueros, carne, materiales de fundición de hierro y acero.
Aunque parezca una frivolidad, la presencia de una Argentina en la Corte holandesa ha mejorado las relaciones comericlaes con aquel país. Igualmente, el incremento de la relación comercial no depende sólo de eso, ya que este mercado es un habitual consumidor de residuos y desperdicios de la industria alimentaria, así como de grasas y aceites animales y vegetales, carnes, pieles y cueros. A través del puerto de Rotterdam, Holanda es el segundo destino de las exportaciones argentinas a Europa. Como ejemplo de la importancia de este comercio, cabe señalar que la mitad de todas las exportaciones argentinas de frutas se dirigen a los Países Bajos.
Pero no son los únicos destinos: la región Asia Pacífico también se está mostrando como una alternativa interesante: sumó unos u$s 895 millones en el mismo lapso, con un incremento del 68 por ciento. Japón es un mercado apetecible por su gran poderío económico. Además del tango, los nipones son habituales consumidores de minerales, aluminio, pescados y cereales argentinos. Las buenas relaciones y la creciente demanda de los productos argentinos han convertido a Japón en uno de los mayores escaladores en el ránking de destinos exportadores de la Argentina.
India acompaña a China como uno de los principales objetivos para las ventas de aceite de soja. Las necesidades alimenticias del otro país más poblado de la Tierra son una fuente ineludible para quien desee exportar. Los aceites de girasol, de cártamo y de jojoba también son demandados por el país hindú. Pero las oleaginosas no son los únicos productos demandados: los minerales de cobre; cueros y pieles de bovino y tubos de acero sin costura seguirán siendo productos que se venderán muy bien en este país.
Las demandas de países como India entran dentro de lo que la Argentina está en condiciones de exportar; además de que ofrecen buenos precios de compra para lo que la Argentina vende y, por otro lado, menores precios para lo que necesita importar. Esto está ocurriendo desde principios de los '90, sobre todo en lo que se refiere a la caída en los precios de los bienes de capital.
El otro mundo
Los destinos no tradicionales se vieron asimismo beneficiados con el crecimiento global de las exportaciones argentinas. Son los habituales mercados que no están dentro de las políticas de promoción de exportaciones, pero durante 2005 a estos "otros destinos" se exportaron nada menos que u$s 825 millones.
Se trata de alrededor de 75 nuevos destinos, que incluyen desde países pobres, paraísos turísticos o fiscales, hasta protectorados de países europeos, además de aquellas naciones que, a principios de la década del 90 dejaron de pertenecer al régimen comunista. Son países que en general dependen de los servicios turísticos (Caribe) o que desarrollan una economía de subsistencia (África y Asia). ¿Porqué son buenos mercados para exportar? Porque en general, carecen de grandes complejos industriales o de la infraestructura necesaria como para instalarla, así como tienen territorios con muy escasa superficie como para desarrollar un plan agroganadero a escala. Generalmente, este tipo de países suelen importar combustibles y aceites minerales, que representan prácticamente 90% de las compras totales, seguido por carnes (4%) y automóviles y autopartes (4%). Pero también consumen todo tipo de alimentos que son incapaces de producir: principalmente cereales (por encima del 60%), aceites vegetales (más del 10%) y manufacturas de hierro o acero (alrededor del 5%).
Expectativas
Las inmejorables expectativas que se abren ante el crecimiento de los mercados para exportar hacen prever un tiempo de bonanza para el sector. Además, el contexto internacional es aún favorable para la Argentina: las tasas de crecimiento del comercio mundial siguen muy elevadas; hay una gran demanda desde los principales países de productos argentinos (la exportación de carne, pese a sus vaivenes coyunturales, sigue abriendo mercados); altos precios de commodities y otros elementos a favor.
Claro que no todos comparten la visión optimista. Un informe de la consultora Economía y Regiones, si bien reconoce el aumento con respecto al año anterior (en su análisis, de un 14,3%), también menciona que el crecimiento es menor al de otros países de la región, como Perú, Brasil, Chile y Uruguay. Aunque el informe también sostiene que es el momento adecuado para incrementar las exportaciones. Por otro lado, algunas de las limitaciones a la hora de exportar vienen por las vicisitudes de la política argentina (por ejemplo, el reciente congelamiento de las exportaciones ganaderas) y de una revisión de las bajas tasas de interés internacionales.
Por su parte, la visión de la Cámara Argentina de Comercio es la siguiente: "En este punto se pueden hacer como mínimo dos conjeturas diferentes. La primera tiene que ver con el tema de la competitividad de las empresas argentinas que hoy se basa principalmente en un dólar fuerte, por lo que podemos inferir que si se mantiene esta condición estarían las bases dadas para ganar nuevos mercados o incrementar la participación en los ya existentes. En cualquiera de los dos casos, las exportaciones aumentarán durante los próximos años como ha venido sucediendo en los años posteriores a la última crisis.
Con respecto a la segunda conjetura, podemos analizar la creciente (pero no suficiente) incorporación de las PyMEs al negocio de la exportación. Esto tiene un efecto muy importante para la Argentina, ya que las PyMEs están comenzando a pensar en la internacionalización como un componente que llegó para quedarse, lo cual genera una mentalidad empresarial diferente por lo que esto implica (cumplimiento de normas internacionales, mejora de calidad, incorporación de tecnología y know how, etc).
Desde esta segunda óptica observamos que si esta tendencia se mantiene, tendremos externalidades muy positivas para los próximos años", indica José Garello, director de Comercio Exterior de la Cámara Argentina de Comercio.
De forma similar opina Lourenzo: "Antes de la crisis, la Argentina estaba muy cara, y por eso el mercado externo se nos cerraba. Con la devaluación, el país volvió a competir. Pero la exportación está en plena relación con la capacidad instalada, y en ese sentido estamos llegando a un punto límite. La demanda es importante, pero ya se empiezan a necesitar inversiones".
Por Miguel Distéfano
Revista Fortuna