El sector forestal argentino ofrece la oportunidad de un crecimiento muy importante, según subrayó la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (Jica) en un estudio encomendado a la Fundación Okita. En el 2003 había más de 33 millones de hectáreas de bosques nativos con gran número de especies de maderas duras y semiduras. En su mayoría se destinaban a la construcción y 15 para fabricar muebles de calidad. Había otras que podían utilizarse en productos con valor agregado, pero se advirtió que no se aplicaban tecnologías adecuadas.
El “Primer inventario nacional de bosques nativos” demostró que había amplias extensiones de tierras aptas para la forestación y que en los últimos años se plantaron árboles de rápido crecimiento, apropiados para la industria celulósico-papelera y de tableros, por lo menos en una primera etapa.
El Estado asignó diferentes subsidios a lo largo del tiempo, principalmente para plantar pinos, eucaliptos, sauces y álamos, que registran la citada evolución y en ciertas zonas exhibieron incrementos record. Asimismo, se están obteniendo cada vez más variedades genéticamente mejoradas.
En Misiones, Corrientes, Entre Ríos y el Delta se encuentran más de la mitad de las plantaciones que abastecen a las fábricas celulósico-papeleras y de tableros. Sin embargo, la disponibilidad de maderas aptas sobrepasa la capacidad instalada de las industrias.
Las demandas internas de papeles de diario, de impresión y para escribir fueron atendidas sólo parcialmente por las firmas existentes, por lo que aumentaron las importaciones en la última década del siglo pasado, pese a las medidas promocionales instrumentadas.
La industria del mueble cuenta con una estructura de fábricas pequeñas y medianas en distintas zonas e incorporó, también, maderas de plantaciones. Jica mencionó que hasta preparar su estudio no había conseguido una corriente significativa de exportaciones, pese a su experiencia y capacidad. Por eso recomendó que alcance escalas de producción para atender las demandas de los mercados externos. La formación de grupos de empresas para producir con estándares adecuados se consideró conveniente para lograr ese objetivo. En el 2003 ya había iniciativas coordinadas por la Fundación Export.Ar, en la que participan la Cancillería y entidades empresarias.
Con respecto a la producción de madera aserrada, se consideró un paso necesario el mejor manejo de las plantaciones. A su vez, el proceso fabril deja un volumen importante de residuos utilizados por las plantas de celulosa y de tableros.
En cuanto al aspecto ambiental, la aplicación del Protocolo de Kyoto definió que la captura de carbono mediante la forestación y reforestación tiene principio de implementación en el marco del CDM (mecanismo de desarrollo limpio). Asimismo, el manejo sustentable de los bosques nativos ofrece la oportunidad de mejorar su condición como sumideros de carbono.
Existe legislación nacional aplicable a los bosques y los cultivos foresto-industriales, que regula los recursos naturales o el ambiente en general, la flora, los bosques, la tierra forestal así como las inversiones y que incluyen disposiciones fiscales. Por la estructura federal en la Argentina, la Jica recordó que deben tenerse en cuenta las leyes de la provincia donde se invierta y hasta las ordenanzas del municipio correspondiente.
Diario Rio Negro