Los criadores de Criollos aseguran que hay una mayor demanda de animales de trabajo y para tiempo libre; el desarrollo de mercados como Estados Unidos y Europa para los equinos deportivos requerirá fuerte promoción. La industria hípica abarca un universo de actividades y productos tan extendido que todavía no existe un estudio que dé cuenta de su aporte real a la economía del país. Veamos: se sabe que es muy demandante de mano de obra: desde sogueros y veterinarios hasta jockeys, proveedores de suplementos nutricionales, proveedores
de instalaciones, domadores, herreros, consultores en comercio exterior...
A pesar de la diversidad de eslabones de esta verdadera cadena productiva, uno
puede aproximarse a algunos de sus rubros y palpar el crecimiento del comercio
de animales en pie. Un primer dato: sobre la base de las existencias ganaderas
se calcula que hay una necesidad de no menos de 50.000 caballos de reposición
por año para los trabajos con la hacienda. El Criollo es el más demandado como
mejorador de los rodeos en el Litoral, Chaco, Formosa y La Pampa, explica Carlos
Dowdall, presidente de la asociación de criadores de esa raza. A esto se agrega,
en los últimos años, una fuerte demanda de "caballos de tiempo libre".
Según el dirigente, el impulso de la cría de caballos en el país se resume en un detalle: la entidad que preside registra a unos 594 criadores en actividad, "un número muy alto entre las razas de pedigree (téngase en cuenta que Angus, la raza de mayor presencia en el país, cuenta con 419 criadores)". La raza Criolla tiene hoy 9000 yeguas en servicio y cada año se inscriben unas 5000 crías. Es la más popular si se quiere. De hecho, en los últimos años, los "deportes criollos", entre los que se cuentan las pruebas de aparte y de rienda y el campeonato nacional de rodeo captan cada vez más participantes. El último de ellos supone entre 800 y 1000 animales que intentan clasificarse para la final.
Las jineteadas son un negocio aparte que mueve mucho capital y tiene un
gran poder de convocatoria. "Hoy un reservado puede valer unos 5000 pesos y ni
hablemos de un invicto, que puede cotizarse cualquier plata", agrega Dowdall.
En el negocio de la exportación, sin embargo, los criollos no pueden competir
con los caballos de polo ni con los pura sangre de carrera, que se venden a
valores internacionales y entre cuyos compradores se cuentan las familias
reales europeas y los jeques árabes. Los American Trotters y los Hackney -advierte
Dowdall- tienen ahora una mayor demanda por parte de sus países de origen
pues aquí se conservan líneas genéticas puras.
Conquistar la UE
De paso por la exposición "Nuestros Caballos" -que se organiza en el predio de la Sociedad Rural en Palermo y que reúne a unos 900 ejemplares de las principales razas que se crían en la Argentina-, Gustavo Idígoras, agregado agrícola ante la Unión Europea (UE) advierte que hay muchas posibilidades allí: "Ese mercado importa, entre reproductores de pura raza, animales deportivos y para recreación y los destinados a consumo, unos 500 millones de euros por año. De ese total, la Argentina sólo participa con el 4 por ciento". Sin embargo, advierte, "nuestra tradición de producción de equinos se refleja en un dato interesante: el país tiene poco más del 6% de las existencias mundiales, es decir, nuestro rodeo equino supera ampliamente al de la UE en su conjunto. Por otra parte, aquí tenemos un fuerte desarrollo de razas, muy conocidas en América latina pero no tanto en el mercado europeo, donde sólo se identifica al país con la práctica del polo".
Según estimaciones que cita Idígoras, el mercado de los deportes ecuestres generan
en Europa un movimiento de 7500 millones de euros anuales, cifra que supera el
total de las exportaciones agroalimentarias argentinas a la UE. La debilidad que
reconoce el funcionario es la falta de escala por parte de los criadores, por
lo que aconseja la formación de consorcios de exportación, además de la
participación en algunas exposiciones europeas en las que se muestre la variedad
de razas que aquí se desarrollan y su capacidad de adaptación tanto a la geografía
europea como a las actividades que demandan. En cuanto a las exigencias en materia
de sanidad, Idígoras explica que las disposiciones del bloque son mucho más flexibles
que las impuestas para la aftosa.
Para Enrique Santamarina, presidente de la Asociación Argentina de Fomento Equino, la industria del caballo deportivo ha tenido en los últimos años un continuo crecimiento. Estados Unidos es el gran objetivo para el caballo de silla argentino para salto, tanto por su amplitud como por su poder económico y si bien en Europa tradicionalmente se producen este tipo de animales, "nosotros podemos criarlos a un costo significativamente menor y podríamos competir de igual a igual". Santamarina coincide con Dowdall en que el incremento de la demanda de caballos se traduce, en primer lugar, en una suba de la cantidad de socios de la entidad que representa.
¿Otros mercados para el caballo deportivo? "Colombia, Ecuador y Perú, ya están en nuestros objetivos. Ahora hay alcanzar los países árabes y los asiáticos, todavía vírgenes para nosotros", dice el criador.
Por Analía H. Testa
Redacción Diario La Nación