Los fruticultores argentinos cerraron un dulce 2002 gracias a la competitividad que ganaron en los mercados externos tras la devaluación del peso, lo que les permitió ofrecer sus productos a mejores precios y llegar al este europeo, Oriente Medio y Asia, mercados casi nunca explotados.
"En general fue un buen año. Estamos concretando una intensa diversificación de mercados y se están exportando alrededor de 20 especies diferentes de frutas de la Argentina a 50 mercados distintos", manifestó el presidente de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI), Miguel Miquel.
El directivo indicó que la brusca devaluación del peso permitió no solo incrementar los envíos a los destinos tradicionales, sino también impulsar las ventas a mercados que estaban casi vedados.
Así, manzanas, peras, naranjas y limones argentinos comenzaron a venderse en mercados de Eslovenia, Ucrania y Croacia, en el este europeo. También lo hicieron en mercados más lejanos como Indonesia, Malasia, Taiwán, Singapur, Vietnam, Kuwait, Qatar y los Emiratos Arabes.
Según datos de la Secretaría de Agricultura de la Nación, las ventas externas totales de frutas y derivados entre enero y octubre del año pasado llegaron a 1,8 millones de toneladas, lo que generó ingresos por 840 millones de dólares.