La foto de los presidentes de Argentina, Brasil y Venezuela durante la reunión de la última semana en Brasilia, muestra que la voluntad política de los socios más grandes es afianzar la integración regional. Pero, avanzar en la consolidación del Mercosur va más allá de grandes anuncios (con fotos incluidas). Desde su lanzamiento, el bloque regional conformado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay (que tiene a Chile como socio no pleno y que está por incorporar a Venezuela) tuvo la intención de conformarse en una unión aduanera. Hoy, después de 15 años de su lanzamiento, este objetivo está lejos de cumplirse y los hechos muestran que hay pocos avances en este rumbo.
Más allá de la retórica
Los entredichos de los socios del Mercosur con Uruguay por su supuesta negociación de un tratado de libre comercio con Estados Unidos, evidencian una crisis que viene de larga data.
“Esto muestra los problemas que se vienen acumulando desde hace tiempo y que generan descontento de los países más chicos por el Mercosur”, dice Dante Sica, ex secretario de Industria bonaerense y titular de la consultora abeceb.com. “Uruguay tiene muy bajo comercio intra bloque, por lo que el Mercosur no le genera ventajas”, explica.
Según los economistas, esto surge por la indefinición para avanzar en forma más decidida hacia una unión aduanera. “Esto implicaría armonizar los incentivos a la inversión, los incentivos a las exportaciones y coordinar las políticas macroeconómicas”, sostiene Beatriz Nofal, ex subsecretaria de Industria y Comercio Exterior de la Nación. “Si no se nivela la cancha de juego, los beneficios del comercio y la inversión de una integración tienden a concentrarse en el socio más grande, que es Brasil. A los chicos, se les cierran las ventajas del Mercosur”, explica la economista de la consultora Eco-axis.
Elvio Baldinelli, ex secretario de Comercio Exterior y miembro de la Fundación BankBoston, coincide en que la incertidumbre sobre el futuro económico del bloque perjudica. “Ninguna empresa va a poner plata acá para abastecer a todo el Mercosur, si no sabe cómo sigue el tema”, opina.
La cuestión es que, hasta el momento, y más allá de las declaraciones de los funcionarios, no hay voluntad política para asumir los costos de una integración. Por ahora, el Mercosur no es más que una zona de libre comercio imperfecta y todavía tiene un largo camino por recorrer si quiere transformarse en una unión aduanera. En este caso, deberían eliminarse todas las trabas al comercio entre los socios, lo cual dista de concretarse.
Con costos y beneficios
Pero no sólo hay problemas hacia adentro, el Mercosur tampoco avanzó en uno de los temas que podría beneficiar a todos los socios, como es la negociación con otros bloques del mundo. “En este sentido Uruguay le está planteando una agenda al Mercosur que estuvo postergada porque los países debieron ocuparse de solucionar sus crisis internas”, señala Jorge Vasconcelos, economista del Ieral de la Fundación Mediterránea. “Las falencias en este sentido se evidenciaron con las negociaciones de Argentina y Brasil con China, cada uno por separado”, agrega.
El problema surgiría si Uruguay, efectivamente, concreta un acuerdo con Estados Unidos. “Si uno de los socios plenos del Mercosur firma un convenio con terceros se lesiona la unión aduanera. En este punto, no se entiende hacia dónde va la flexibilidad que señaló el Presidente argentino”, considera Nofal. “Si esto sucede, en la práctica, el Mercosur se va a ir formulando sólo como una zona de libre comercio”, acota.
Protección
El escaso avance de la integración comercial no es nuevo. “Cualquier proceso de integración va a mostrar dificultades. Siempre va a haber algún sector de algún país con dificultades”, remarca Gustavo Parino, ex titular de la Aduana nacional. “Salvo que sean dificultades estructurales, hay que apretar los dientes y continuar con la integración, y darle reglas para que sean más eficientes para competir. Si un sector no puede competir en el Mercosur, tampoco podrá hacerlo en el mundo”, considera.
Este punto se está tratando en la aplicación de salvaguardas. Los economistas consideran que esta es una solución útil sólo para el “mientras tanto”. Esto es, para solucionar problemas coyunturales mientras se cumple una agenda de mayor apertura.
“Esta es la mejor solución en una integración imperfecta. Pero lo mejor sería implementar un programa de mercado único para completar la integración. Si la cláusula se usa como un sustituto para esto último, es un retroceso”, sentencia Nofal.
Por el momento, lo que se ven son parches. Habrá que esperar si los hechos van más allá de las palabras y se avanza realmente en la consolidación del Mercosur.
Por Paula Martínez
La Voz del Interior