Ricardo Orchansky lleva tres décadas estrechamente vinculado al comercio exterior de Córdoba. Como empresario (es socio de Córdoba Internacional y Aero Cor), activo miembro de la Cámara de Comercio Exterior y de la Agencia de Desarrollo Económico de Córdoba, ha acumulado una experiencia vital y profesional que le permite analizar con mucha precisión cuáles son las fortalezas y debilidades que enfrenta hoy el sector Orchansky planteó que el núcleo del subdesarrollo del comercio exterior
es la falta de reglas de juego claras y estables. Y condicionó el resto de los
factores a esta situación.
- ¿Qué balance hace del 2005 para los exportadores cordobeses?
-El balance del año 2005 nos deja un sabor agridulce. Es decir, uno nunca puede
conseguirlo todo; por una parte uno ve que ha ido avanzando el comercio exterior
de Argentina y de Córdoba; en general las empresas que venían exportando
siguen exportando, algunas han ampliado el volumen de sus exportaciones,
otras los destinos a los que llegan, otras han incrementado el valor agregado
de sus productos y otras nuevas, poco a poco se ha introducido en el comercio
exterior, ya sea en la importación como en la exportación.
El comercio exterior es un puente de ida y vuelta y vivir en un mundo
globalizado así lo requiere; nuestro país no sólo necesita vender en el
exterior lo que está produciendo, sino también incorporar productos del resto
del mundo, como una forma de agregar valor a los productos que estamos
vendiendo al exterior. Digo esto porque para muchos el comercio exterior
se entiende sólo como exportación y esto no es así, es un camino de doble
vía, un ida y vuelta. Pero uno de los puntos importantes en esto, que se deja
de tener en cuenta antes de comentar si el año es positivo o no, es que cuando
alguien de nuestro país comienza a vender algo en el exterior es
porque su cliente ha decidido cambiar de proveedor por uno de Argentina.
En muchos casos estamos compitiendo contra otros exportadores; en general
quien importa es porque necesita mantener regularidad en el abastecimiento
de su propio mercado, no sólo en calidad sino también en tiempo y forma. Eso implica
que cuando nosotros nos introducimos con una mercadería en otro país implica que
estamos desplazando a otro proveedor, y esto, en un mundo sobreofertado, con más
oferentes que demandantes, hace que el comercio exterior argentino tenga
sus propias reglas de juego, porque si en el país esas reglas se alteran constantemente,
estamos afectando la relación frente a nuestra competencia. Y cuando un país dice
que va a alentar sus exportaciones, lo que busca es acordar con las entidades
que están vinculadas al comercio exterior para facilitar las ventas
al exterior y cada vez con más valor agregado.
- ¿Cómo podemos hacer para exportar cada vez con mayor valor agregado?
¿Qué hacen otros países?
-Otros países a veces hacen lo que se denomina dumping, porque utilizan regímenes
financieros, de crédito o precios de productos que pueden dar lugar a un juicio
por dumping (n. del e.: exportación de bienes por debajo del costo industrial).
Pero no existe ningún país en el mundo que imponga a los productos de su propio
país barreras del tipo de las retenciones. Por eso yo decía que tenemos un sabor
agridulce. Además, por el hecho de que si bien uno puede admitir que las retenciones
se impongan por circunstancias excepcionales y por período limitado de tiempo,
pero eso tendría que haber sido, digamos por dos años, para compensar la situación
de nuestro país. Pero cuando se impone un impuesto distorsivo, se queda para siempre.
En los ’30 se impuso por un año el Impuesto a las Ganancias. Bueno, sigue. Cuando
uno habla de comercio exterior, sus competidores directos son países que
tiene un diseño y una misión en el mundo, llámese Australia, Japón, China, Brasil,
Chile y Estados Unidos, tanto en el tipo de producto que se está exportando como
en el destino. Los productos de estos otros países tienen definida cuál es su
misión estratégica de inserción en el mundo, ya sea como exportador
de productos de valor agregado, commidities o algo, con lo cual ese exportador
sabe que durante cinco, diez o x años nadie le va a cambiar las reglas de juego,
con lo cual en sus tratativas con los importadores del resto del mundo puede garantizar
que mantendrá esas reglas.
- Bueno, este es el peor escenario que los exportadores argentinos pueden
enfrentar…
- Los argentinos nos hemos acostumbrado a dejar de sorprendernos con distintas medidas que hasta entonces no existieron y hemos aprendido a convivir con este tipo de cosas que de alguna manera nos siguen afectando. En vez de decir, señores, para ir desde acá hasta allá hay que recorrer mil kilómetros, vamos a pasar tal cantidad de vallas o de obstáculos, pero en los últimos cien kilómetros vamos a tener asfalto. Entonces uno tiene el trazado de una ruta y sabe cómo llegar. Y sabe por todo lo que tendrá que pasar, aunque demore varios años. Acá estamos acostumbrados a pensar qué hicimos antes para trabar el desarrollo del comercio exportador y cómo podemos hacer para que esas trabas sean más eficaces. No diseñamos una política de Estado, que trasciendan los tiempos gubernamentales; el gobierno sólo trabaja con el tiempo de sus propias necesidades.
- Pero este año último terminamos con un récord histórico de exportaciones…
- Pero cuando usted analiza la composición de la balanza comercial lo primero
que salta a la vista son los commodities, productos cuyo precio ni siquiera está
puesto en Argentina, surge en la Bolsa de Chicago. Es un precio que está
supeditado a la necesidad de alimentos de ciertos países, y mientras China aumente
su desarrollo necesitará la cantidad de alimentos que está demandando. Eso pasa
hoy, pero nadie le garantiza que siga ocurriendo mañana. Porque así como Argentina
es un importante productor de soja otros países también están creciendo. Entonces
hay que ver las cosas a largo plazo. Los precios de los productos no lo fija la
competitividad de los productores sino el mercado externo. Por otra parte
también está el tema de los hidrocarburos, que con el aumento de precios externo
nos ha dado un incremento. Recién después vienen los productos con valor agregado,
que es donde deberíamos focalizarnos como país, porque es lo que da valor agregado
y desarrollo.
- En Córdoba hubo un aumento de las exportaciones de manufacturas de origen
industrial...
- Ojalá continúe. Pero hemos venido de una etapa de pérdida del 15 por ciento
del PBI. Y muchas empresas que venían insertadas en el comercio exterior,
gracias a la competitividad generada por la devaluación les ha permitido lógicamente
dedicar inversiones a exportar más. Pero hoy tenemos ciertas realidades como el
aumento de inflación, que se come el spread de la devaluación. Si a eso se le
suman las retenciones, se genera una combinación que puede ser explosiva en el
futuro.
- ¿A cuánto debería estar el dólar para que le cerraran los números a los
exportadores?
- Más que el dólar hay que tener en cuenta diversas variables. Y la más importante
es el nivel de las retenciones. Si Argentina hoy sigue en concurso de acreedores,
con privilegios para los organismos internacionales, y hoy no estamos generando
las suficientes balanzas positivas como para pagar a los deudores, de dónde vamos
a sacar los recursos para pagarles a los acreedores, seguramente de un aumento,
de nuevas retenciones y de nuevas barreras para las importaciones. Si hoy la inflación
se come las ventajas competitivas y no pagamos la deuda, debo decir que el dólar
tiene que tener un valor que permita exportar competitivamente. Si el tipo
de cambio es alto, pero se lo come la inflación y las retenciones, no sirve de
nada. El exportador, lo que más le interesa es tener reglas de juego claras
y definidas por un lapso de, digamos, cinco años. A veces el exportador está dispuesto
a perder plata inicialmente pero sabiendo que se respetará un compromiso del Estado
con esas reglas de juego y eso hoy no existe en absoluto.
- ¿Y qué pasa con la infraestructura?
- Cuánto ha variado la computadora desde la primera vez que se pensó en hacer
la autopista Córdoba-Rosario, y qué hemos hecho de esa ruta. Venimos hablando
de ella desde hace 30 años y las computadoras en ese lapso dieron un salto inimaginable.
Qué quiero decir con esto, nos quedamos hablando sobre lo que hay que hacer y
al final no hacemos nada. Hay problemas de falta de vehículos, de rutas en mal
estado, de falta de rutas… cuando se acaba la ventaja otorgada por el nuevo tipo
de cambio reaparecen estos problemas. El costo de las huelgas, cuánto le cuestan
al país, todo eso altera y descoloca a quien pensaba enviar una mercadería y no
la puede enviar. Dejamos de ser confiables para nuestros clientes. A veces pensamos
que todo el mundo nos espera, que el mundo depende de nosotros, pero le tengo
una mala noticia, el mundo bien puede vivir sin nosotros, somos nosotros los que
debemos insertarnos en el mundo.
- ¿Qué sostiene el crecimiento entonces?
- Por un lado la inversión propia de las empresas, el deseo de estar presente
en los mercados y saber que la única forma de subsistir con calidad y precios
en los mercados es que esos productos sean competitivos en todos los mercados,
incluyendo específicamente el mercado interno. Las empresas apuestan
a su propio desarrollo y están capacitando y se olvidan del Estado, porque si
esperan que el Estado haga algo desaparecen y, ojo, también actúan a través de
las entidades de segundo grado, como cámaras, asociaciones, que buscan la vinculación
y la asociatividad para mejorar su potencial.
- ¿Y qué ocurre con el mercado de crédito?
- Ha mejorado, las tasas han caído siguiendo la tendencia internacional, aun cuando
en Argentina sigan siendo altas por tratarse de un país en default. Pero
hoy los empresarios necesitan más créditos para invertir que para financiar
sus propias exportaciones. Acá hay una distorsión entre las tasas para exportar
e invertir. Y hoy las grandes empresas captan a tasas baratas afuera, mientras
que el que está aquí paga a tasas altas. Entonces el gobierno debería decir: vamos
a subsidiar las tasas, para que las empresas puedan invertir.
- De acuerdo a este diagnóstico, ¿puede haber un cambio de tendencia en
el comercio exterior argentino para este año?
- Soy optimista por naturaleza. Me gustaría ver realmente que las cosas vayan
mejorando. Que parte del dinero con el que se queda el Estado pudiera volver en
forma de crédito o capacitación para aumentar las exportaciones
sería una luz en el camino, pero si lamentablemente el gobierno se queda con la
plata de los exportadores para gastarse después 200 millones de pesos en
una elección, en fin…es una manera de ir a tirar la plata en el casino.
Por Javier Marin
Fuente La Mañana de Córdoba