Son componentes de PC, celulares y equipos de audio obsoletos. Ya hay tres firmas que pidieron permiso para venderlos a Europa, en donde son reciclados. La entrada en vigencia de algunas normas internacionales que obligan a los fabricantes de electrónicos a reciclar parte de su producción, abrió la posibilidad de exportar residuos de electrodomésticos, celulares y computadoras y equipos de audio. Ocurre que esos elementos obsoletos pueden ser tan perjudiciales para la salud en el país como valiosos en el exterior. Ya hay varias empresas que buscan vender a Europa esos componentes para ser reutilizados.
La operatoria para sacarlos del país es bien compleja, según explicó a Clarín Gustavo Fernández Protomastro, asesor ambiental, biólogo y presidente de Eco Gestionar, una consultora dedicada al E-Scrap, el negocio del reciclado de basura electrónica. "Los componentes electrónicos contienen diversos metales. Algunos de ellos, en cantidades importantes, son cancerígenos. Por eso es que para exportarlos se requiere una autorización de la Secretaría de Medio Ambiente y el visto bueno del país de destino", dijo.
Cada avance de la tecnología lleva consigo el certificado de defunción de millones de aparatos, que contienen conectores, circuitos integrados, capacitores, resistencias y chips de memorias, entre otros. En la Argentina, que carece aún de una legislación específica, la mayoría va a parar a los rellenos sanitarios. Pero en muchos países ya existen normas que obligan a reciclarlos. "Enterrar un celular o una PC en medio del campo no es problema, pero miles equivalen a un derrame tóxico", añadió Protomastro.
Mercado ecológico
En Europa, China, la India y Japón, esos materiales tienen mucho valor. En este incipiente mercado verde, en el que abundan encendidos discursos ecologistas, cada tonelada de computadoras vale 65 dólares; de CD's o DVD's 120 y los circuitos impresos pueden cotizar hasta 40.000.
Por eso algunos intentan capitalizar esa oportunidad. En la Secretaría de Medio Ambiente ya hay tres empresas que pidieron permiso para vender E—Scrap. Hasta el momento, según se puede ver en el sitio oficial de la AFIP en Internet, la única que fue autorizada fue la filial local de Botrade, de capitales españoles. Pero Silkers, una "chatarrera" argentina que opera en la localidad bonaerense de Quilmes, también sería aprobada.
Miguel Colona, su presidente, confirmó que espera la luz verde oficial para empezar a exportar a una refinadora de Suecia 200 toneladas de metal proveniente de equipos electrónicos el año próximo, que representa una facturación cercana al millón de dólares.
Un dato para comparar: entre 1996 y 2004, según datos oficiales, las exportaciones totales de residuos peligrosos (desechos con pesticidas y baterías de níquel y cadmio) totalizaron 3.361 toneladas. "Tenemos acuerdos con Telefónica, Telecom,. Edesur y Coca Cola para recoger residuos electrónicos", reveló Colona, un veterano del negocio.
En los EE.UU. hay más de 500 compañías que procesan unas 750 mil toneladas de residuos en un mercado que mueve alrededor de 1.000 millones de dólares anuales. En la Argentina, según informes de la UTN, el programa "Mi PC", y el CEAMSE (el organismo que administra los rellenos sanitarios del conurbano y la Capital), hay 20 millones de celulares y unos 50 millones de electrónicos funcionando, entre televisores, videocaseteras, DVD's, cámaras digitales, radios, minicomponentes y PC's. Pronto, muchos acabarán en la basura.
En Europa acaba de promulgarse en estos días una legislación que, progresivamente, compromete a los fabricantes de electrónicos a reciclar en 2009 el 65 por ciento de su producción. En los EE.UU. está prohibido tirar a la basura descartes electrónicos y en la China y la India, por la mano de obra barata, es más rentable reciclar que extraer los minerales nuevos y procesarlos.
Sin regulación
En la Argentina hay dos normas que limitan lo que se puede descartar: la ley 24.051 (de desechos peligrosos) y la 25.612 (de residuos industriales). Pero Gustavo Serafini, de la Unidad de Residuos Peligrosos de la Secretaría de Medio Ambiente, asegura que eso es insuficiente. "Hace falta una regulación específica para la gestión de esta clase de residuos", dijo, porque la mayoría termina en basurales como los que administra el CEAMSE.
¿Qué dicen en ese organismo? Responde Alberto Calamante, subgerente de Ingeniería Sanitaria. "Los generadores privados (de E—Scrap) necesitan una autorización, y primero tienen que explicar la composición de los residuos que tiran para ver si son asimilables", sentencia, pero reconoce que no hay forma de detectar una pila metida en una bolsa de basura..
Por Damián Kantor
Fuente Clarín