La producción de bulbos de tulipán, para el mercado interno y la exportación, es una verdadera salida comercial para la Patagonia. Si bien continúa viéndose como una actividad exótica, el negocio es cada vez más reconocido como una alternativa de producción viable. La provincia del Chubut es la mayor productora de bulbos de esta flor en la Argentina y una amplia porción de la Patagonia Norte apunta a seguir su rumbo y secundarla en el negocio. Las condiciones climáticas (en Trevelín, por ejemplo, aseguran que tienen el mismo clima de Holanda), las experiencias de diversos productores y una demanda creciente, sostienen su desarrollo.
"Sin dudas que es rentable y, si se maneja bien, se puede vivir del cultivo. Yo vivo de esto desde hace casi 10 años", contó a Clarín Rural el productor chubutense Juan Carlos Ledesma, quien posee la mayor superficie cultivada para la obtención de bulbos de tulipán en el país, ubicada en la localidad de Trevelín. Este empresario, quien junto a su esposa, Susana Aimaro, lidera la firma Plantas del Sur, abastece a buena parte de la demanda local y también ha exportado a Holanda, el mayor productor de bulbos en el mundo. En Plantas del Sur tienen 4 hectáreas dedicadas a la producción de bulbos, que engordan para su venta a floricultores y viveros. Producen 500.000 bulbos anuales de 23 colores diferentes y diversas variedades como la Triumph, la Darwin y los híbridos franceses, entre otras.
"Al tulipán fuimos llegando de a poco. Mi madre, cuarta generación de galeses dedicados a la agricultura en la Argentina, heredó unas hectáreas en Trevelín, dónde empezamos con hortalizas y plantines florales. Comenzamos a probar con bulbos, unos 35.000 en 800 m2 hasta llegar a las actuales 4 hectáreas", contó el productor, quien por estos días está a full trabajando para la organización de la 7º Jornada Nacional de Floricultura que se realizará del 19 al 21 de octubre en Trevelín.
En Plantas del Sur, realizan una estricta selección de calidad. "El tamaño comercial del bulbo debe ser de más de 11 cm, que es la medida de la panzita. Este es el bulbo que se vende y los de menor tamaño van para semilla", explicó. Claro que su producción no es sencilla, se debe hacer una minuciosa selección de plantas (cuando superan los 10 cm de alto) y descartar las que estén enfermas. Además, se controla el virus del tulipán y las plagas como el pulgón (en la Patagonia hay poco pero hay), para lo cual se hacen fumigaciones preventivas. La cosecha del bulbo (en enero) es mecánica y la concretan con maquinaria holandesa.
"El período de cosecha es muy corto y si sube la temperatura debe suspenderse. Luego de recolectado el bulbo va a la planta de almacenamiento, dónde se separa la semilla del bulbo comercial, éste se selecciona por tamaño y va a las cámaras de conservación con temperatura controlada, primero se le aplica calor (+20 grados, por 2 ó 3 meses), luego viene el frío (1,5 grado bajo cero). El tiempo de frío que se le aplica depende de la época de plantación requerida por el cliente", contó Ledesma. En el mercado interno, los bulbos viajan a destino en cajas (1.000 bulbos por caja) que van en camiones con control de temperatura (20 grados).
Meterse en esta actividad no es para pequeños o medianos productores, es más hace falta un capital considerable para iniciarse. "Armar una hectárea de bulbos de tulipán requiere de una inversión de 500.000 pesos. 120.000 pesos se van sólo para semilla, el resto en el alquiler de la tierra, el sistema de riego (por aspersión), las máquinas (que se deben importar de Holanda), la clasificadora, la cinta de inspección, la contadora de bulbos, la tamañadora, la luz especial en el galpón, el gas para trabajar con calor, etc.", detalló Ledesma.
En Plantas del Sur ya vivieron la experiencia exportadora. Hace 3 años vendieron 500.000 bulbos a Holanda, a 12,5 centavos de dólar cada uno. "Por ahora, hemos decidido fortalecer el mercado interno pero tenemos en carpeta comenzar a exportar a nuevos destinos, no a Holanda por ahora", afirmó.
Por Liliana Cobelo
Fuente Diario La Nación