La actual situación cambiaria castiga a los fruticultores por los altos costos de los agroquímicos, pero a la vez mejora las perspectivas de la exportación. No todas las especies presentan iguales facetas favorables. Es necesario interiorizarse de la demanda de los mercados internacionales, en especial los del Hemisferio Norte, que permiten enviar frutas en contraestación: cerezas, duraznos y peras, cada vez en mayor cantidad. Las cerezas han visto triplicar su demanda en pocos años. Menos favorable es el caso de las ciruelas tempranas japonesas, antes enviadas a Brasil; hoy menos requeridas que las europeas en los mercados del Norte.
La exportación también ha aliviado la situación de los productores de peras, que sufrían una racha de bajos precios en el mercado interno.
Parecería que finalmente empezamos a comprender la potencialidad del mercado externo, gracias también a las favorables circunstancias cambiarias. Se está tomando conciencia de que, si cuidamos la calidad, el actual "veranito" constituye solamente un inicio de una actividad con grandes posibilidades de desarrollo futuro.
- Para que estos favorables pronósticos puedan concretarse es fundamental:
1 Cumplir con estrictos protocolos de cultivo y tratamiento poscosecha que aseguren en forma estable un estándar de calidad y presentación del producto, que además debe llegar a destino perfectamente conservado, cumpliendo con las cada vez más estrictas exigencias de los mercados internacionales.
Un requisito es la trazabilidad, que debe permitir al comprador conocer el nombre del productor y todas las labores que realizó desde la floración hasta la cosecha.
2 La necesidad imprescindible de asociar a los agricultores que deseen exportar. Con una agricultura atomizada es imposible lograr la organización necesaria para ofrecer una masa crítica de fruta adecuada, en cantidad y calidad, a la demanda
3 Es quizás el punto más difícil de lograr: reformar nuestra administración burocrática, facilitando el despegue de las economías regionales, sin entorpecerlo, como ocurre hoy.
La política cortoplacista siempre otorga prioridad a los aspectos distributivos que ganan votos respecto a los productivos. Los políticos de salón de perfil alto arrojan a los agricultores a la voluntad de los burócratas, cuya mentalidad estructurada de oficinistas no es compatible con la incertidumbre y necesaria flexibilidad que caracterizan la actividad económica.
Entre tantos ejemplos podría citarse la prohibición de la venta en consignación, que es necesaria por la volatilidad de los precios que caracteriza a los mercados frutihortícolas de todo el mundo. Recién cuando llega la fruta y se determina su calidad y estado de conservación puede establecerse un precio, variable además en horas. Sin embargo, en Argentina, a diferencia de Chile, se exige vender con factura previa.
Conclusión Mendoza tiene potencial y posibilidades reales para desarrollar sus exportaciones a niveles que podrían superar, en valor, la del total de cereales. Sólo necesitamos confianza en nosotros mismos y superar el miope centralismo porteño y la escasa vocación productiva de los gobiernos locales.
Chile exporta en vinos y frutas frescas valores equivalentes al de todo el mercado exterior de nuestros cereales. Sólo cultiva 1.400.000 hectáreas, insignificantes con relación a 30.000.000 que registra Argentina. Mendoza tiene 150.000 hectáreas de viñedos y todo Chile 125.000. Sin embargo, logra exportar más de 5.200.000.000 de dólares de productos agropecuarios, de los cuales 600.000.000 son en vinos. Su mayor ventaja es la mejor administración institucional.
En frutas frescas vendió, en 1999, 1.110.000.000 dólares, meta que también Argentina puede alcanzar, porque tenemos más hectáreas cultivadas de frutales y mejor calidad potencial.
(Por doctor ingeniero agrónomo Jorge Tacchini)
Fuente: Diario Los Andes