En el largo plazo, podría haber más compras del país asiático en Argentina. Cuando China decidió después de 11 años salirse del tipo de cambio fijo respecto del dólar y atar su moneda, el yuan, a una canasta, en la Argentina todos siguieron el hecho con atención: desde industriales y economistas y financistas.
El país le vende al gigante asiático el 9% del total de sus exportaciones, unos 1.306 millones de dólares en el año pasado. Pero, el volumen de negocios está aumentando: en los primeros cinco meses del año, ya se equipararon las ventas a las del 2004.
Por presión de los países del G-7, China encareció su moneda y como es un mercado de 1.300 millones de personas, cualquier estornudo en su economía impacta en el resto del mundo.
"Es un cambio alentador, aunque los tiempos chinos son muy largos porque debemos apuntar a venderles productos de alto valor agregado ya que tienen 250 millones de personas que pertenecen a la clase media y alta", señaló Teddy Karagozián de la Fundación Proteger que agrupa a los productores textiles, uno de los sectores más castigados por la apertura económica de los 90 y el ingreso de productos asiáticos.
De todos modos, el mismo empresario señaló que al negociar con China acuerdos de inversiones, como estudia el Gobierno argentino, debe ponerse la lupa en el modelo de inversión de ese país. "No se caracteriza tanto por los desembolsos sino por generar nuevos nichos en nuevos mercados para emplear a su gente más que a los que habitan en el país que recibe los fondos".
Un trabajo de la Fundación Mediterránea advirtió que la revaluación del yuan disparó una suba en las tasas de interés de los Estados Unidos lo que perjudicaría a los países emergentes "por las expectativas de menores compras de bonos del Tesoro".
El mismo informe señaló que si se toma como referencia el índice Big Mac (que compara el precio de la famosa hamburguesa de McDonald's en distintos países del mundo), "el yuan debería apreciarse un 56% para nivelar el precio en dólares de la hamburguesa entre Pekín y Nueva York".
Para el economista Miguel Bein la modificación monetaria del yuan "es un gesto más político que económico, porque sus empresarios sólo perdieron un 2% de competitividad. Con esa decisión le dicen al mundo financiero que quieren integrarse".
En el sector financiero dicen que, por ahora, el impacto es insignificante. "El efecto en los mercados locales es inocuo porque no se trata de una devaluación. Por el contrario, se cree que en el largo plazo podría ser beneficioso porque los chinos comprarían más productos argentinos y mejorarían la cotización de estas empresas", señaló Héctor Scaserra de Arpenta.
Ignacio de Mendiguren, de la Cámara de la Indumentaria, advirtió que la revaluación del yuan "es una buena señal, pero el inicio de un proceso. Por ahora algunos productos chinos siguen llegando a los mercados del mundo con precios desleales".
Por Alejandra Gallo
Fuente Diario Clarín