Con su política exterior y comercial, Brasil está dando claras señales de que será potencia global. ¿Dónde se ubica la Argentina ante esta estrategia?. Lo cierto es que el principal socio del Mercosur está despegando y dejando su impronta en el escenario internacional; y decidió utilizar como catapulta a la región que lo tiene como líder: América del Sur.
Brasil está cumpliendo con el destino de futura potencia para el que fue llamado y la Argentina no da señales de estar acompañando a su vecino aún cuando, en opinión de distintos especialistas consultados por La Nación, ésa sea la mejor (tal vez única) opción.
Respecto de los últimos conflictos puntuales con Brasil, donde la Argentina reclamó que no se dificulte su incipiente recuperación industrial, Dante Sica, presidente del Centro de Estudios Bonaerense (CEB) y ex secretario nacional de Industria, fue contundente: "Estos mecanismos de salvaguardia o de equilibración del comercio, sólo me dan un marco de certidumbre transitorio en el mercado interno. Pero pensar que me va a ayudar a reconvertir un sector industrial es una mentira".
Según Sica, esas medidas nos estarían cuidando sólo de Brasil, que no es el único competidor dentro del mercado: "En los sectores en los que hubo acuerdo comercial privado (textiles, electrodomésticos y calzado) y en otros (como juguetes) China entra cada vez con mayor penetración. En calzado, las importaciones interanuales de Brasil crecieron poco más del 30%, pero las de China lo hicieron en un 80%. Son valores bajos, pero importa la tendencia. Hoy la Argentina tiene un conflicto con Brasil, mañana tendremos con Brasil un problema que será China".
Brasil, o mejor, sus empresas, están al tanto de esto. "Gradiente, líder brasileño en electrodomésticos, antes de que productos con marca china desborden el mercado interno, comenzaron a fabricar en China, y así mantienen su marca y su cadena de comercialización. Hering fabrica en China una línea de productos en la que sabe que ya no podrá competir. Además, saben que China era sinónimo de barato y malo, hoy es barato y bueno", amplió.
Además, hay diferencias estructurales muy fuertes con Brasil donde, por ejemplo, están instaladas cuatro de las 18 multinacionales más importantes de electrodomésticos. "Un día de producción de Whirlpool en Brasil equivalía a un mes de producción en San Luis, antes de irse", ejemplifica Sica, a propósito de las escalas que tiene cada país, con lo que competir en el mismo rubro es una condena. "Es como pretender competirles en ojotas".
Brasil puede ayudar en financiamiento, a través de su Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes), pero nunca olvidando que, a pesar de todo, Brasil es un país en desarrollo: "Es grande, pero no es rico. Imagínese un diputado del Mato Grosso aprobando el presupuesto de Lula donde hay un subsidio para solventar la industria argentina, cuando el Mato Grosso tiene los mismos problemas de desocupación que acá", agregó.
Proyección mundial
Respecto de la política exterior de Brasil, el subsecretario de Integración Económica Americana y Mercosur de la Cancillería, Eduardo Sigal -que participó del reciente viaje a Brasilia junto con el Presidente argentino-, sostuvo que el principal socio del Mercosur "estableció alianzas con 10 de los 12 países de la región con los que tiene frontera para lograr la integración, estabilización y desarrollo de América del Sur, que es lo que le permitirá tener garantías a la hora de proyectarse como gran jugador mundial".
En este sentido, su desvelo continental es el desarrollo energético y de infraestructura, condiciones sine qua non para sostener el crecimiento económico, por un lado, y lograr una mayor integración entre el Atlántico y el Pacífico para atender la demanda asiática, por el otro. "Mi duda -advirtió Sigal- es si está en condiciones de soportar los compromisos de transformarse en líder regional sin poner en riesgo su base de sustentación. Por lo pronto, vimos que la relación con otro gran jugador regional, como la Argentina, se ha mellado".
Junto con la China, India y Rusia, Brasil forma parte del despertar de las "grandes ballenas dormidas" que emergen luego de estar marginadas de las principales corrientes de comercio y competencia económica global, dándose cuenta de su capacidad de protagonismo. "Brasil está saliendo a venderse." Así lo cree Félix Peña, especialista en temas del Mercosur y director del Instituto de Comercio Internacional de al Fundación BankBoston. En esta etapa, "la Argentina perdió [para Brasil] la relevancia que tenía hace 10 años, y ahora tiene que compartir esa valoración con otros países tremendamente atractivos", señaló Peña.
La distancia, o frialdad, que la Argentina puede sentir de parte de su socio histórico puede estar siendo causada por Brasil: "Nadie, en la gran dinámica de las relaciones internacionales actuales, quiere verse perdiendo fuerza por la relación con otros socios, por más queridos que sean", expresó Peña, luego de recordar que "antes de la devaluación del real, en el 92 o 93, era la Argentina la que tenía la sensación de que Brasil nos hacía perder oportunidades". Si este diganóstico de "pérdida de importancia relativa" es correcto, se impone una mirada hacia el futuro ("una característica casi genética del brasileño, que no tenemos nosotros") para el Mercosur.
Sólo con una asociación basada en reglas de juego claras protegidas por expertos (como los mecanismos de solución de controversia) y con instituciones con algún grado de independencia de los gobiernos (como la Secretaría Técnica del Mercosur) se podrá lograr el objetivo político que subyace en la integración del Mercosur: "La generación de empleo resultante de inversiones productivas, donde un inversor que quiera instalar una fábrica de maquinaria agrícola en la Argentina; de galletitas, en Uruguay; de muebles, en Paraguay o de zapatos, en Brasil, tenga la seguridad de poder entrar tranquilo en el mercado del otro socio, y no que éste saque a última hora una licencia automática para alguna de sus 3000 posiciones arancelarias, como puede hacer Brasil, en 24 horas, porque su legislación lo permite".
"Brasil puso segunda y aceleró. Antes compartía las penas argentinas. Pero ahora está menos preocupado por solucionar los problemas comerciales con la Argentina, y eso es lo que me preocupa, porque quiere decir que están mirando para otro lado", dijo Diego Pérez Santisteban, presidente de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA).
Atención. Esto no quiere decir en absoluto que el Mercosur se desintegra, o que dejó de interesarle. Sigue siendo el sustento político que legitima sus deseos de posicionarse en el mundo. Pero si pierde algo del mercado argentino por las restricciones, no le inquieta tanto.
"Como me dijo un fabricante de televisores de Manaos: «Si no quieren comprarnos, los vendemos en otro lado. En la Argentina sólo vendemos el 5% del total», dijo. Ahora bien, de la comparación entre el tipo de cambio, costos laborales y de producción y tarifas, la Argentina es más competitiva que Brasil. "Pero mientras Brasil tiene políticas activas de promoción de la industria, la Argentina no las tiene; mientras apoyan la producción industrial con créditos blandos y exenciones impositivas, la Argentina no lo hace; mientras promueven las exportaciones con un ministro empresario [Luiz Fernando Furlan, de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior] la Argentina tiene derechos a las exportaciones y una preocupación sólo por la deuda; y mientras Brasil usa los superávit fiscal y comercial para propiciar nuevas industrias e inversiones que solucionarán su agenda social, en la Argentina se utiliza el superávit para el asistencialismo social, y después verá cómo hace con las empresas", indicó Santisteban.
Para Sigal, "a cualquiera que pretenda liderar un proceso de estas características le corresponde hacer concesiones para que el socio liderado se sienta contenido, sobre todo si viene de una debacle" como en el caso argentino.
Es como si Brasil le hubiera puesto ladrillos a las patas del metegol de manera tal de que la pelota sistemáticamente se incline hacia nuestro arco. ¿Cuál es la postura argentina? Le pide que quite los ladrillos. En cambio, Brasil responde que, para nivelar, la Argentina debe agregar ladrillos a las otras patas. "Mientras ellos igualan hacia arriba, ofreciéndonos el Bndes para financiarnos, la Argentina nivela hacia abajo al insistir en un comercio administrado", concluyó Santisteban.
Por Emiliano Galli
Fuente Diario La Nación
(Título original: Despega, último llamado para embarcar)