El Nemo argentino que triunfa en México. Primero fue simple y efectivamente una cuestión de costos. La devaluación local convirtió a la Argentina en una plaza ideal para todo tipo de filmaciones, desde el comercial más breve de cine publicitario hasta un largometraje tradicional, pasando por cualquier servicio de postproducción. Alentada por su know-how y la infraestructura tecnológica que
fue adquiriendo desde principios de los ’90, y obligada por la pronunciada caída de la industria publicitaria local, Rosanna Manfredi, fundadora de la productora de cine publicitario, redireccionó el negocio de su productora y comenzó a transitar un camino que rindió frutos más que relevantes: con trabajos para Coca-Cola a nivel mundial, y para diversos grandes anunciantes de América latina, Encuadre alcanzó un 70% de producción con destino externo.
Este crecimiento estuvo acompañado por el posicionamiento de la productora como referente en la industria de la animación digital local y regional, un objetivo que estuvo planteado desde el origen. “Siempre me gustó modificar la imagen”, asegura Manfredi, que descubrió su pasión por el mundo audiovisual cuando trabajaba como modelo.
Era digital
El arribo de las técnicas digitales para el procesamiento y la manipulación de la imagen a fines de los ’80 determinó el futuro de Encuadre. “Nos generó una libertad creativa muy importante, de la que me enamoré enseguida y por eso invertimos en máquinas y en la organización de seminarios dictados por especialistas extranjeros. Luego me perfeccioné en la aplicación de técnicas cinematográficas a la animación y a la tecnología”, explica la directora.
Cuando la inversión publicitaria local entró en franco declive, la compañía empezó a descubrir el escenario ideal para la consolidación de la animación computada como su diferencial principal y como la mejor alternativa para reemplazar los ingresos que antes provenían de la filmación de comerciales. “No nos dejamos llevar por las crisis macro y sus consecuencias en el sector, sino que aprovechamos esos momentos para buscar alternativas de negocio como hicimos cuando la publicidad pasaba un pésimo momento y nos empezamos a dedicar al mundo de los contenidos”, recuerda Manfredi.
Cuestión de tiempos
Fue el largometraje Micaela, del año 2000, el que marcó el camino, ya que posicionó el trabajo de animación que venía encarando Encuadre a nivel regional. “La película nos permitió hacernos de un nombre en el mercado de la animación, porque así nos conocieron muchas empresas latinoamericanas que hoy tenemos como clientes. Además, los anunciantes multinacionales producen un comercial para cada región y por eso la difusión de nuestro trabajo nos ayuda a ganar clientes en diversos países”, afirma Manfredi, que adelanta que en 2006 planean estrenar otro largometraje animado.
Estrenada en plena recesión, Micaela no generó grandes ingresos económicos pero fue bien recibida por la crítica y el público. Sin embargo, puertas adentro de la productora, significó un antes y un después desde la realización. “No es lo mismo producir 15, 30 o 50 segundos, que un largometraje. Hasta ese momento los personajes que generábamos morían en la promoción de un producto. Y desde el punto de vista del negocio transformó la dinámica en el funcionamiento de la empresa, porque si para un comercial insume entre 1 y 3 meses, para algo de mayor duración se requieren al menos 5 o 6 meses de trabajo, lo que da otro oxígeno, más libertad creativa y mayores posibilidades de investigación”.
México y el mundo
Estas condiciones son las que precisamente se cumplieron con la llegada de Bimbo como cliente, en 2003. La compañía de origen mexicano decidió encargarle a Encuadre la realización integral de una serie animada con una duración total de media hora, titulada Olocoons, protagonizada por animales de fantasía, pieza fundamental de marketing de la panificadora tanto a nivel local como en otros países de América Central, donde ya se vende merchandising de la serie que se emite por Televisa. Ese primer trabajo ya tiene continuidad: cerca de 45 personas trabajan en la realización de Acuacoons, segunda temporada de la misma serie. “Estamos trabajando con una historia que es casi como un Nemo; nos metemos en el agua”, anticipa Manfredi.
La otra gran tarjeta de presentación de la productora es el trabajo realizado para Coca-Cola a nivel mundial, con Osos polares Luna (2003), Osos polares 3D y Olimpíadas (ambos de 2004), comerciales que se vieron en 40 países y que por primera vez se realizaron fuera de Estados Unidos. Los casos Bimbo y Coca-Cola son dos exponentes del perfil exportador de Encuadre, una cuestión que ya excede la búsqueda global de optimizar costos.
Por Luis Güerri
Fuente Revista Fortuna