La exportación de semillas de “contraestación” al hemisferio norte, especialmente a Estados Unidos, ofrece interesantes opciones de negocios y algunas firmas proyectan ampliar su capacidad productiva para atender la demanda, aunque piden simplificar las normas que regulan la actividad en el país a fin de ganar competitividad en el mercado externo, señalaron los directivos de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA).
“Argentina reúne las condiciones naturales y tecnológicas para atender la demanda de semillas de contraestación pero hay que adecuar las normas que regulan la actividad interna para ganar competitividad”, destacó el director ejecutivo de la entidad, Adolfo Mac.
Es que muchas de esas semillas, especialmente las demandadas por empresas de Estados Unidos cuyas filiales operan en el país, corresponden a variedades transgénicas, en su mayoría de maíz, todavía no aprobadas por las autoridades locales cuya producción sólo se autoriza en volúmenes limitados y bajo estrictas normas de seguridad ambiental, con destino al mercado externo.
Las exportaciones de semillas tributan un 5 % de su valor pero a los semilleros no les inquieta el monto del gravamen sino las “exigencias” que rodean a la autorización para producir esas variedades vegetales en el país que “a veces desalientan a los productores y nos hacen perder oportunidades de negocios”, indicó otro directivo de ASA, Raúl Palmieri, durante la visita organizada por la entidad al criadero de semillas de Dow AgroScience en la localidad bonaerense de Colón.
Una de las exigencias del Instituto Nacional de Semillas (Inase), la autoridad de aplicación del marco regulatorio local objetada por los productores, es “la obligación de declarar en marzo lo que vamos a sembrar cuando nuestros compradores recién nos definen las variedades en agosto”.
Los dirigentes señalaron que Chile, el principal competidor del país en Sudamérica, ocupa unas 15 mil hectáreas con estos productos “regulados”, mientras que en la Argentina apenas llega a las 1.500 hectáreas.
Los otros competidores del país en el hemisferio sur son Nueva Zelanda, Sudáfrica y Australia, pero “la Argentina reúne condiciones en el costo de producción y calidad de las semillas que le permitirían crecer en una actividad de la que participan muchos productores y que, por su características, demanda fuerte ocupación de mano de obra.
La visita, incluyó una recorrida por la planta de Venado Tuerto (Santa Fe), dedicada exclusivamente a híbridos de maíz, donde la firma proyecta una inversión de 5 millones de dólares para ampliar, a partir de febrero de 2006, su capacidad de producción con vistas a atender el mercado interno y la exportación.