Mendoza está viviendo una etapa más que interesante en lo que hace
a la vitivinicultura. A modo de ejemplo, un bodeguero de la zona de Barrancas, en
Maipú, señalaba que el sábado anterior recibió la visita de turistas holandeses, suecos
y rusos y el domingo se repitió con japoneses y alemanes. “Algunos son turistas, que
compran los vinos de la bodega y otros son grandes compradores a quienes les
seducen los vinos argentinos”, dijo.
Sin embargo, el empresario dejó caer su
preocupación: “en este afán exportador porque el precio del dólar está alto, se está
produciendo una reducción alarmante en los precios. Algunos están bajando entre un
20 y un 30% los valores y no los vamos a recuperar más”, destacó.
Razones no le faltan al bodeguero. Muchos años atrás, cuando la Argentina
recién incursionaba en el mercado internacional, la enóloga española María Isabel
Mijares nos señalaba que la Argentina había ingresado en una franja muy interesante
de precios (entre 6 y 8 dólares) a diferencia de los chilenos que, por ganar espacios
habían entrado en la franja de 4 a 6. “Ahora Chile no puede aumentar sus precios
porque los compradores se oponen”, dijo. De manera tal que si la Argentina reduce su
franja, muy difícilmente pueda después aumentar aunque el dólar tenga otro valor para
la Argentina.
Los párrafos vienen a cuento con motivo del anuncio
realizado el viernes, en el sentido de que se implementará una línea de crédito por 10
millones de dólares para prefinanciar las exportaciones, a través del Banco Nación.
Además, la entidad financiera pondrá a disposición de los exportadores la
infraestructura que posee en las oficinas externas de Brasil, España, Chile y Estados
Unidos, para permitir una mayor penetración en los mercados externos.
Sin embargo, en el comunicado oficial existe un párrafo que quizás debiera ser
tenido muy en cuenta por la industria. Señala que el crédito se otorgará “a todas las
empresas vitivinícolas argentinas que estén en condiciones de realizar exportaciones y
que cumplan con las condiciones establecidas para la línea de prefinanciación,
obligándose al mismo tiempo a canalizar las operaciones de comercio exterior a través
del Banco Nación”.
Habría entonces que subrayar el término “empresas
que estén en condiciones de realizar exportaciones”, para comenzar a trabajar muy
fuerte sobre el tema, a los efectos de asegurar que los vinos que se exporten tengan
la suficiente calidad para ingresar a los mercados internacionales y en una conveniente
franja de precios. Porque en el exterior el que está en juego es el “vino argentino”, más
allá de lo que individualmente realicen las bodegas.
Fuente: Diario Los Andes