Un centenar de familias vinculadas a los centros Crecer que funcionan en las zonas más vulnerables de la ciudad de Rosario, se embarcó en un proyecto productivo que hasta podría convertirlas, a largo plazo, en exportadoras. Se trata de un grupo de criadores de conejos, que cuenta con apoyo de la ONG española Acción contra el Hambre -la que aportará fondos para construir una planta de alimento balanceado- y del programa Crecer , que les brinda los insumos, la asistencia técnica y la capacitación.
Los impulsores de la iniciativa esperan concretar en diciembre la primera venta. Para esto, hicieron servir a todas las hembras al mismo tiempo, de modo tal que sus gasapos nacieran para la misma fecha, engorden en forma contemporánea y estén listos para una venta masiva.
El propósito de este emprendimiento es abastecer de carne de conejo al mercado interno y, por qué no, exportar en el futuro, ya que existe la posibilidad cierta de su colocación: de las siete plantas faenadoras que hay en el país, cinco exportan, fundamentalmente a Francia, Italia, Holanda, Alemania y España, cuenta el coordinador de Actividades Productivas del programa Crecer, Carlos Bianchi. También contempla la posibilidad de vender el cuero, de gran aceptación en el circuito local.
Con este objeto, los equipos de trabajo del programa Crecer distribuyeron entre las familias un módulo básico de jaulas para crianza y cuatro conejas y un conejo. El próximo paso será contar con una planta faenadora, para la cual ya se está buscando un terreno adecuado.
Paralelamente está en proyecto la creación de una cooperativa de productores de aves de corral (gallinas ponedoras y codornices) para la producción y venta de huevos, carne y plumas, y una planta reproductora.
Estas cooperativas, que hoy están en una etapa embrionaria, forman parte de un proyecto que apunta a la unión de emprendimientos para que puedan ofrecer lo producido al mercado local y aun al exterior. El círculo se completa con la planta procesadora de alimento balanceado (que minimizará los costos de los insumos), la reproductora y la faenadora.
"En su momento, el proyecto de autoproducción de alimentos buscó mejorar la calidad nutricional de la dieta alimentaria mediante la producción propia, complementando y enriqueciendo la alimentación de las familias mediante el acceso a alimentos más frescos, sanos y sin costo. No obstante, los programas siempre hicieron hincapié en la promoción de los procesos de inclusión para posibilitar el ejercicio de los derechos ciudadanos", asegura al directora general del Programa Crecer, Josefina Bianchi.
La idea de cooperativizar los procesos productivos representa una nueva instancia en el trabajo que se viene desarrollando desde el programa, que en 1997 comenzó a fomentar la creación de huertas y granjas. Hoy, unas 9 mil familias dependen de la producción que llevan adelante para su manutención.
"Ocurre que muchos comenzaron a producir más de lo que consumían. En el caso de los conejos, empezaron a venderlos en los barrios, más que nada como mascotas, y en las ferias", recuerda Bianchi. Frente a esto, la Municipalidad busca homogeneizar los criterios de producción y organizar a la gente para que pueda entrar en el mercado formal. Por el momento, están en la etapa de entrega de insumos y capacitación, tanto técnica como en emprendedurismo. Después buscarán formar la cooperativa. Pero no tienen apuro. "Estamos formando al productor, lo formal vendrá después", resume Bianchi.
Por Marcelo Castaños
Fuente Diario La Capital de Rosario