Valuado en 23.000 millones de dólares en todo el mundo, el mercado de orgánicos puede ser considerado de cualquier manera menos un nicho. Así lo aclara el informe "Estadísticas y tendencias de la agricultura orgánica mundial 2004", elaborado por la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (Ifoam, según sus siglas en inglés), la institución referente para este sistema de producción agropecuaria. Mientras que para ciertos productos descubrir un mercado nicho es como gritar ¡Eureka!, la plaza internacional para estos alimentos y bebidas se globalizó, creció y se aceitó a tal punto su cadena de producción y comercialización que ya tiene una entidad propia, con reglas sustentadas por leyes y por manuales enteros a los que conviene adherirse al pie de la letra.
No quedan dudas: el consumo de alimentos naturales, en el Primer Mundo, dejó de ser una opción alternativa para instituirse como un estilo de vida. Por eso, vale la pena escrudiñar las tendencias y prepararse para lo que se viene.
Justamente, los hábitos de consumo de estos productos son indicadores relevantes. De hecho, los alimentos frescos de tipo orgánico se masificaron de tal manera que ahora es el turno de lo procesado: bandejas de alimentos, congelados, productos listos para ser cocinados o incluso consumidos. Y si habláramos de canales de distribución o puntos de venta, hay que pensar cada vez más en tiendas especializadas que en supermercados.
En lo que hace al comercio mundial, las cifras y los volúmenes indican que Europa, el mercado más grande para estos productos (fueron los primeros en lanzar sus propias normas), está siendo superada por los ávidos consumidores norteamericanos (Estados Unidos y Canadá).
Al parecer, la madurez llegó al mercado comunitario. Claro que esto no le impide a Alemania, por ejemplo, tener ventas minoristas de estos bienes por 3060 millones de dólares, que en el caso del Reino Unido son de 1500 millones, y en Francia e Italia, 1300 millones. Tampoco amainan mucho los consumidores suizos -fanáticos número uno en el mundo-, que gastan, cada uno, US$ 105 por año en estos alimentos, seguidos por los daneses, con US$ 71 anuales (el promedio europeo es de US$ 27). En tanto, Estados Unidos y Canadá son los mercados que mayor crecimiento registran, según Ifoam, con negocios minoristas por 11.750 millones de dólares. Y en Asia, mientras la cada vez más extensa y pudiente clase media china comienza a interesarse por estos productos, Japón sigue siendo el destino por excelencia: pese a que las ventas minoristas registradas suman poco más de 350 millones de dólares, allí la cultura de negocios es de tan largo plazo que lograr un contrato puede demorar 4 años y, a la vez, garantizar 20 años de embarques.
Con estos indicadores en mente, la Argentina quiere jugar en las grandes ligas. Pese a ser el segundo país del mundo en cuanto a superficie dedicada a la agricultura y ganadería orgánicas (luego de Australia), menos del 1% del área cultivable se destina a estos sistemas productivos, con lo que el potencial de su oferta exportable (55.000 toneladas por un total de 40 millones de dólares) podría verse sustancialmente multiplicado.
Al menos dos hechos recientes ilustran qué se está haciendo y cómo para subirse de forma definitiva a la Ola Verde: el mes último se lanzó en la Argentina un posgrado en gestión de la empresa orgánica, que dicta la Universidad Católica Argentina (UCA), el primero y único de su tipo en América latina; y en segundo lugar, la participación récord de empresarios argentinos en la Biofach 2004, realizada en Tokio en septiembre pasado, en lo que fue también la mayor misión comercial nacional que pisó suelo japonés (más de 20 firmas).
"Otra realidad es que la Argentina necesita diversificar sus exportaciones de productos orgánicos. Hasta hace dos años, el 85% de las ventas iba a la Unión Europea, porque era el motor de la demanda. Ahora están importando menos, pero están surgiendo nuevos mercados para nuestra oferta, algunos impensados, como Israel, Turquía, Corea, Malasia, Japón e incluso Australia -líder en cuanto a superficie dedicada a esta producción- y otros destinos con los que empiezan las reuniones exploratorias, como China. Hoy, Europa representa el 73% de las exportaciones", explicó Sebastián Sala, director de la Cámara Argentina de Productores Orgánicos Certificados (Capoc) y presidente de EcoHolding, exportadora de una canasta de alrededor de 20 alimentos y bebidas ecológicos.
Sala encabezó la mayor misión comercial argentina que jamás viajó a Japón, y fue precisamente un grupo de 20 empresas que participaron de la feria más importante del sector: Biofach Japón, que se realizó en Tokio, del 21 al 23 de septiembre.
"La participación argentina fue posible gracias al apoyo económico que brindó Jetro [la oficina de promoción comercial del gobierno japonés] como parte de un programa que incluyó la visita a la Argentina de dos técnicos japoneses para evaluar la producción", dijo Sala.
Por Emiliano Galli
Fuente: Comercio Exterior - Diario La Nación