La frase corresponde a Adriano Senetiner quien está al frente de la bodega Viniterra desde 1999. "Por nuestras características, costos y relaciones de competitividad podemos superar el 7% de participación en el mercado mundial de vinos pero faltan políticas activas tanto del sector privado como del público. Necesitamos políticas serias y coherentes para iniciar estrategias de exportación. Las economías regionales como la cuyana o la salteña deben ser reconocidas por su producción de productos manufacturados. No se deberían gravar con aranceles las exportaciones de vinos como cualquier commoditie".
El enólogo con posgrado en 1961 en Conegliano, Veneto (Italia), comenzó a relacionarse con la industria vitivinícola en 1958 cuando fundó la bodega Nieto-Senetiner. Luego de vender el paquete accionario de la tradicional bodega mendocina al grupo Pérez Companc, el especialista volcó todos sus conocimientos al nuevo emprendimiento que dirige junto a sus sobrinos y para lograr que la Argentina se consolide en el mercado mundial de vinos.
Senetiner habló de su experiencia como hombre de la industria vitivinícola argentina y de la bodega Viniterra, ubicada en Luján de Cuyo en Mendoza.
-¿Cómo podría definir al mercado de vinos en la Argentina?
-El mercado argentino ha ido decantando en términos de calidad, en los vinos de mesa tienen lugar los varietales, el consumidor cada vez esta más interesado en la calidad y se redujo el consumo por año y por habitante. Este último punto sucede por los hábitos de consumo, el vino se dejó de consumir en las dos comidas principales por la actividad laboral. En el 78/80 llegamos a los niveles máximos de consumo con 88 litros por año por habitante, ahora tocamos los 40.
-¿La tendencia es consumir vinos de más calidad?
-La calidad de todos los vinos, en todos los rangos de precios, ha aumentado y vemos que sigue aumentando. Sin embargo, advierto con cierta preocupación que hay una sobreoferta de marcas o etiquetas que en el mediano plazo puede llegar a reducirse. No todos están suficientemente preparados para pasar de la etapa de productor industrial y comercializador con los medios o espaldas suficientes para completar todo el ciclo.
-¿El consumidor es más exquisito por la sobreoferta?
-La oferta de vinos es variada, amplia y satisface más al consumidor. Es notable la cultura de consumo que se ha incorporado en el último tiempo. Hace unos años atrás el consumidor era desconocedor de lo que había detrás de un vino o dentro, hoy se quiere informar, se ha despertado la curiosidad de los diversos tipos de vino, las características y por el origen, donde se ha desarrollado un turismo gastronómico muy interesante como el de Mendoza, San Juan, Salta.
-¿Qué camino debe seguir la Argentina para que sea reconocida como un país con vinos de calidad?
-Necesitamos un esfuerzo en conjunto y no sólo de los sectores privados sino de los públicos. Que comprendan que economías regionales como la cuyana o la salteña son importantes, que tengan el reconocimiento de lo que significa producir bienes manofacturados para la exportación. Es bastante incongruente la posición de que, un sector con tanto valor agregado y que exporta sea gravado con aranceles como cualquier otro commoditie. No estamos de acuerdo con tener que competir con países que muchas veces han sido subsidiados o alentados por políticas oficiales. En nuestro caso no ha sucedido eso, más bien nos vemos en condiciones de inferioridad. Esa es una incongruencia absoluta. Además hay que tratar de difundir, a niveles de las embajadas, del gobierno de que la Argentina es productora de vinos, algo que no conoce el mundo. El tema es serio, mientras otros países emergentes como Chile, Australia, Nueva Zelanda o Sudáfrica van involucrándonse en los mercados en forma muy consistente, nosotros apenas participamos con el 1,5% del comercio mundial de vino. Es muy poco, por nuestras características, costos y relaciones de competitividad podemos superar el 6 o 7% de participación en el mercado mundial. Faltan políticas activas asociadas al sector privada, no sólo el sector público, pero políticas serias y coherentes para iniciar estrategias de exportación.
-¿A qué segmento de consumidor debe apuntar la Argentina y qué tipo de vino debe producir el país para ganar mercados?
-Argentina está en condiciones de proponer al mundo vinos con identidad propia muy definida para ganar mercados. No tenemos por qué reproducir tipologías de vinos muy afrancesadas o californianas, el exceso de vinos maderizados hacen que el vino no sea fácilmente bebible y hacen que el consumidor catalogue el vino como complejo. No es bueno tratar de seguir esta línea, hay que encontrar una personalidad que defina el vino argentino, ya somos suficientemente adultos para que nos reconozcan en el mercado exterior. La misma naturaleza nos da vinos, como el malbec o el torrontés, que no deben ser disimulados por otros elemento. Somos uno de los pocos países que producimos a la altura que se encuentran los viñedos en la Argentina y contamos con climas desérticos que favorecen a la madurez de la uva. Estamos en condiciones de ofrecer vinos identificados con la naturaleza. La frescura, la intensidad aromática de nuestros vinos está dada por la naturaleza.
-¿En qué consiste el proyecto de Viniterra?
-Se trata de un proyecto que nació hace siete años atrás, que con la experiencia de mi gestión anterior lo estoy llevando adelante con toda la paciencia y el esfuerzo que demanda insertar una marca en el mercado, sobre todo hoy en día que existe una sobreoferta de productos. Pero soy optimista. Nos orientamos al segmento medio, medio alto y alto, las tres líneas de vinos que tenemos oscilan entre los 6 y 20 pesos. Contamos con 23 productos entre champán, vinos, espumantes y vinos de postre. Es una bodega de capacidad media, contamos con la posibilidad de producir 3,5 millones de litros. Hoy en día el proyecto continúa con más inversiones, estamos en un plan de expansión este año incorporamos mil metros cubiertos al establecimiento y nuevas hectáreas de viñedos de variedades no tan conocidas en la Argentina. Espero que este proyecto lo lleven adelante mis sobrinos, dado que no tengo hijos, y que llegue a buen puerto. Mi aspiración es que ello reproduzcan lo que realicé en Nieto-Senetiner.
Fuente: Diario La Capital de Rosario