El caso de Fapersa, resistencia a toda prueba de una pyme santafecina. Retomó las ventas de pernos para pistón y suma envíos a Sudáfrica, México, Brasil, Medio Oriente, Estados Unidos y España. En abril de 2003, la inundación de la Ciudad de Santa Fe se tornó catastrófica y fueron miles los evacuados. Alrededor de 5000 establecimientos agropecuarios quedaron fuertemente perjudicados, así como más de dos millones de hectáreas dedicadas a actividades agrícolas o ganaderas. La inundación que afectó esta ciudad en abril del año pasado también paralizó, entre tantas otras, la producción de la firma Fapersa, una metalúrgica dedicada a la fabricación de pernos para pistón. Pero los obreros y empresarios no se dejaron doblegar. La fuerza de la convicción para salvar su fuente de trabajo pudo mucho más que la adversidad.
En las paredes internas del establecimiento quedó impresa, durante varias semanas, la marca de la tragedia: una fina línea que acusó el ingreso de 2 metros y 40 centímetros de agua. Y el futuro se vio turbio como el sedimento que se impregnó en cada rincón del inmueble.
La incertidumbre se apoderó de los 60 trabajadores de la planta y también confundió a los empresarios porque tenían compromisos asumidos, sobre todo en el exterior, adonde estaban colocando alrededor del 60 por ciento de la producción.
Luego de algo más de un año del aluvión de agua y lodo que golpeó a la capital de Santa Fe, Fapersa no sólo retorno a la actividad normal, sino que además está pensando en incrementar los números de exportaciones con la exploración de nuevos mercados. "Creíamos que ninguna máquina iba a volver a funcionar. Incluso los técnicos de algunas de las empresas vendedoras nos dijeron que ni siquiera valía la pena revisarlas. Pero increíblemente volvieron a funcionar luego de un intenso trabajo de todos los obreros", relató el gerente de la empresa, Alex Castellve.
Fue tanta la desesperación que la empresa Tinter, una de las tantas a las que provee Fapersa, mandó buzos tácticos al establecimiento ubicado en la calle Lamadrid al 3000 para rescatar debajo del agua algunas de las piezas, debido a que sin esos componentes se paraba la producción de los automóviles Ford Focus.
Castellve y los otros directivos no se cansan de contar la experiencia que casi condena a la firma a la desaparición. Ellos dicen que vale la pena porque contagia optimismo. Nadie lo duda.
Premio al mérito
El mes pasado otros empresarios de la provincia escucharon esta historia cuando Fapersa recibió el premio al mérito industrial que cada año otorga la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe). Este reconocimiento fue aplaudido por otros empresarios del sector en la conmemoración del día de la industria que, en esta oportunidad, se realizó en la ciudad de Cañada de Gómez.
"Es un halago que valoramos mucho. Pero a su vez lo quiero compartir con cada uno de los trabajadores que se pusieron la camiseta de la empresa para recuperarla. Si pudimos con esto, todo lo que resta parece mucho más sencillo", confió Castellve.
"Hoy recuperamos las ventas a Sudáfrica, Brasil, México, Medio Oriente, Estados Unidos y España, entre otros países, y nos abocamos a vender en otras regiones como Australia. Además, estamos saldando nuestros compromisos internos", agregó el directivo.
Fapersa factura entre 2 millones y 3 millones de pesos por mes. Su objetivo actual es conquistar nuevos mercados para asegurar ventas con contratos a mediano plazo en el exterior. Los directivos explicaron que el producto es muy demandado, y que la fábrica de pernos para pistón es una de las pocas que hay en el país.
La pyme de Santa Fe comenzó a exportar hace aproximadamente 30 años. La devaluación significó para ellos una oportunidad que se aprovechó en virtud de que los precios de la firma comenzaron a ser mucho más competitivos en los mercados del exterior, según resaltaron los empresarios.
Por Walter Gasparetti
Fuente Diario La Nación